Dije en su día, respecto a la feria de Almería que, en la misma, le atizaban una puñalada trapera al diestro Curro Díaz que, en los dos últimos años había sido declarado triunfador de la feria de la Virgen del Mar, matando, para más inri, toros de Victorino Martín y otras ganaderías del encaste de Santa Coloma. Así me pronuncié y de tal modo me ratifico.

Tras ver lo que ha sido el resultado de dicha feria, el jurado lo tiene crudo para conceder el premio correspondiente al triunfador; eso sí, como se ha demostrado, había que poner a Toñete, el señorito del toreo que nada tiene que ofrecer y mucho menos que decir; por poco, casi que contratan a Alfonso Cadaval y, de tal manera, los hijos de los señoritos hubieran están acartelados en dicha feria quitándole el puesto al triunfador de los años anteriores, a su vez, todo un artista de la tauromaquia al que conocemos como Curro Díaz.

La casa Chopera no ha tenido piedad con Curro Díaz que, por méritos propios, como dije, no debería de haber faltado a dicha cita. Hasta lo pudieron arreglar lo que era un desacato puesto que en una feria relativamente corta, hasta hubo dos sustituciones, la de Roca Rey y Pablo Aguado que, como se comprobó, ocuparon sus puestos Paco Ureña y ese hombre con cara de enterrador de tercera llamado Ginés Marín.

En el mundo de los toros no cabe hablar de sensibilidades ni de causas justas puesto que, en realidad, lo que priva son los amiguetes, los que participan del festín de los grandes empresarios; es decir, todos aquellos que tienen alma de criados y le rinden pleitesía al jefe. Siendo así, en mi caso, lleno de ignorancia, todavía se me ocurre hablar de toreros y, como en el caso de Curro Díaz, para seguir ponderando su arte que, como se comprueba a diario, lo quieren eclipsar dándole corridas duras para ver si revienta de una vez y calla para siempre.

Mis respetos para Paco Ureña que, pese a su teatralidad, de forma muy concreta cuando actúa en Madrid, ha hecho faenas importantes, de ahí -así lo quiero pensar- la sustitución que le dieron en Almería pero, ¿qué diablos pintaba por allí Ginés Marín que aburre hasta un santo de piedra? Y si analizamos el primer cartel con Román, Miranda y Luis David, es como para ponerse uno a llorar y no parar hasta el año que viene.

Confiemos, porque la esperanza es lo único que se pierde que, en lo sucesivo, un día impere la justicia y que exista un empresario sensible que sea capaz de poner a Curro Díaz frente a un toro bravo que le permita expresar todo lo que lleva dentro que, como los aficionados saben, es el todo. Ya tiene bemoles que, para ver a Curro Díaz en su total expresión de su toreo, tengamos que ir hasta Azpeitia, la feria en la que nunca ha fallado con su arte, razón por la que lleva varios años siendo el puntal de dicha feria guipuzcoana.

Antes, en mi juventud, recuerdo que el mundo de los toros no tenía nada que ver con la maldita realidad que ahora vivimos; antaño, un torero triunfaba y se le repetía en el acto, es decir, había justicia, sensibilidad, gusto, señorío, valores que se han perdido por completo en detrimento de los pocos artistas que tenemos que, postergándoles es la única forma que tienen para que no «molesten»

Pla Ventura

En la foto que mostramos, Curro Díaz, con los máximos trofeos que le cortó a un toro de Victorino Martín el año pasado en Almería.