Lo que ocurre al respecto del mundo de los toros en lo que a los antitaurinos se refiere, no es otra cosa que la cruel realidad de lo que pasa en la sociedad actual en la que, como siempre sucede, unos pocos quieren aniquilar a la mayoría. Los antis y Podemos, sin duda, van de la mano. ¿Cómo se pueden entender que una triste minoría quieran destruir a la mayoría? Es imposible, ¿verdad? Pero ese es su lema y, para mayor desdicha, hasta se creen en posesión de la verdad.

Ahora resulta que, después de cientos de años, los que amamos la fiesta de los toros somos los equivocados; justamente porque buscamos los ancestros del arte de un hombre apasionado y artista frente a un animal con el que se está jugando la vida. ¿Nos damos cuenta hacia donde camina la sociedad en que vivimos? Por supuesto al caos más inenarrable que pudiéramos imaginar.

Un grupo de iluminados, por no llamarles por su nombre, se juntan para destruir todo lo que encuentren en su camino, bien sea la fiesta de los toros o todo aquello que a ellos no les guste; la razón siempre será de ellos que, al parecer, como insignificante minoría piden todo el protagonismo del mundo a gritos. Y tienen razón. Son personas muy pobres de espíritu, no han sido nada en la vida y buscan su parcela de protagonismo. Si se me apura, toda esa gente me da pena.

Y lo triste de la cuestión es que tenemos que acostumbrarnos a vivir con este maldito estigma de estas gentuzas que, sin respeto hacia sus semejantes piden la abolición de nuestra fiesta porque dicen que se maltrata a un animal. ¿Ha visto alguien a una manifestación de esta índole a favor del ser humano? ¡Nunca! Y podrían, deberían de hacerlo para defender a esos obreros que son explotados en muchos lugares sin apoyo de nadie; pero no, eso no viste. Al ser humano si se le explota, que se jodan; es más aparente manifestarse a favor de un animal.

Hay que ser retorcidos hasta decir basta. ¿Qué mierda comerán estas gentuzas? Lo digo porque todos los animales se matan por regla natural de la vida para que comamos los humanos. Pero no, estos grupos minúsculos de descerebrados que no tienen respeto para con nadie, defienden al toro bravo; es decir, no quieren que se le mate cuando es el único animal que vive cinco años como un rey para defender cara su vida dentro de una plaza de toros.

Es cierto que, llevamos unos años en que la maldita política que se ejerce desde las fuerzas de izquierda, a todos estos gandules se les da alas para que se manifiesten porque, claro, para la izquierda, hablar de toros es recordar la dictadura que jamás debió de desaparecer puesto que, de tal manera, no habría ahora tanto desocupado atentando contra las libertades de los demás. Pero es la moda, oiga, y eso no tiene remedio. Y lo que es peor, esto no ha hecho nada más que empezar; ahora son los toros, como ya se han cargado a los circos del mundo en que unos artistas se ganaban la vida de forma honrada; pero no, esos mismos energúmenos han logrado que muera el circo porque no dejan que se exhiban animales en los mismos; claro, ahora los animales están todos en la grada.

A los animalistas no les importa que, para prohibir lo que ellos desean, de ser una realidad, en el camino quedarían cientos de miles de personas sin trabajo pero, cuéntale tú a un descerebrado las consecuencias que sus ideas pueden traer. Aquí, entre dichas gentuzas no se mide nada; se hace lo que ellos manden y todos tenemos que estar contentos. Entre animalistas y las fuerzas de izquierda, entre todos, han logrado dividir a una sociedad que vivía en paz y todos éramos felices; ahora, como cuatro imbéciles quieren ser infelices, pretenden que lo seamos todos.

Pla Ventura.

Por cierto, miremos con detenimiento la foto de Pepe Tébar que mostramos. ¿Le fiaría usted una peseta al tipo del centro de la foto o a la señora que tiene al lado?