Antonio Picamills es una de esas personas discretas, que sin llamar la atención, ni ser el centro mediático, han llegado a miles de personas a través de la lectura. Más de 30 años dedicados a la estadística le  respaldan.  Una vida entera como cantaba Gardel, una vida, por y para el toro. Dedicada en esencia a la tauromaquia, donde 26 Dietarios Taurinos y, 7 tomos de matadores en el Mundo dan constancia de eso.

Muchas anécdotas ocultan una mirada llena de vida, llena de personalidad. Una voz áspera da forma en su cabeza a las páginas de sus libros. Constancia, humildad y esfuerzo, pueden definir su trabajo. Un trabajo que no muere con un libro, sino que sigue vivo al ritmo de la tauromaquia, crece día a día, temporada tras temporada. Un trabajo de “chinos” como se dice coloquialmente, donde ha anotado todos los matadores de toros que existen y han existido en la tauromaquia, todo aquel que haya tomado su alternativa, está en sus libros. Probablemente si el record Guinness tuviera una categoría el nombre Picamills aparecería en ella.

Qué bonito tiene que ser dedicar la vida a la tauromaquia, tener en tu mente, bailando, miles de datos curiosos, ciertos y de prestigio, pero, que duro tiene que ser, no ser reconocido como se merece esa colección de datos, de efemérides, de anécdotas, de curiosidades, de alternativas, en definitiva de sentimientos taurinos. Jamás se le ha propiciado un homenaje, una placa o un pequeño premio.

Tampoco el autor pide reconocimiento, demasiada humildad se gasta, pero para ser justos, y el que escribe cree en la justicia “taurina”,  no sería bonito y entrañable reconocer un poco su vida, su trayectoria profesional, su trabajo. Otros con mucho menos y, haciendo mucho daño a la tauromaquia les entregan premio por temporada. De una forma u otra, yo le proceso mi admiración, porque todo el que aporta una vida a la tauromaquia, la tiene que tener, admiración y mucho respeto.