Lo triste de la cuestión es que predije ayer que, respecto a Urdiales, que tuviera cuidado que podría salirle un bombón envenenado y, erré; lo digo porque no le salió uno, le salieron dos que es la peor de las desdichas. Pero no hacía falta tener dotes de mago para adivinar semejante escarnio, sencillamente porque adivinar el juego de los toros de Juan Pedro lo puede hacer un niño de siete años.

Es curioso ver los toros por televisión porque te lo muestran todo, especialmente la cara de Luís Miguel Villalpando que parecía que estaba asistiendo a un funeral de tercera; nada que ver con lo que decía su rostro en aquella tarde otoñal de Madrid que, los ojos del apoderado decían más que la muleta de su poderdante. Me alegro por Luis Miguel de que participara en dicha parodia porque le darían un dinero importante para su admiradísimo Diego Urdiales, pero el ridículo que hicieron no tiene nombre. De igual modo, el diestro de Arnedo, durante toda la tarde daba la sensación de que estaba asistiendo a la procesión del Santo Entierro cuando la Semana Santa ya había finalizado; pero no lo digo yo, lo decía su cara triste y melancólica.

La cara de Curro Romero sentado en la barrera decía mucho más que los tres trabajadores juntos; sí, he dicho trabajadores que en definitiva es la peor crítica que se les puede hacer a tres de los denominados  artistas del toreo. Curro diría ¡pero qué hacen estos muchachos! Sin duda, Manzanares y Morante, los que pidieron esa corrida sabían lo que pedían. Es cierto que, en su fuero interno pensaban que podía salir, como ha ocurrido alguna que otra vez, la “hermanita de la caridad” correspondiente, pero no fue ayer el caso puesto que salieron al ruedo siete animalitos que, dada su condición, Curro Romero los hubiera estoqueado en menos de una hora y, los trabajadores citados aburrieron hasta la propia Giralda.

De igual modo dije que pasara lo que pasara, a Morante y Manzanares no les iba a afectar el resultado y que el gran perdedor sería Urdiales y, así sucedió. Por cierto, en honor a la verdad, Diego Urdiales toreó como los ángeles; es decir, tuvo pasajes bellísimos que, de haber estado frente a un toro no los olvidaríamos jamás; pero amigo, tenía unos animalitos mortecinos que no le darían gloria alguna y así sucedió. Cuidado, admirado Urdiales que en Madrid está anunciado con los de Juan Pedro y como salgan como en Sevilla, la ruina está servida.

Para colmo, los tres toreros parecían mártires llevados a la guerra. Ostias, eso ya es el colmo. Nos querían hacer creer que iban de víctimas cuando en realidad eran culpables. ¿Quién contrató la corrida de Juan Pedro, el arcipreste de Sevilla? Por Dios que ya somos mayorcitos. Esos tres artistas, en un gesto de clamor podían haber pedido los Miura, pero no, pidieron los burritos de Juan Pedro a sabiendas de que ahí no existe riesgo alguno puesto que son animalitos indefensos, sin alma, sin fuerzas, sin nada que se parezca a un toro bravo. Eso sí, tras el festejo, Juan Pedro decía estar satisfecho de sus toros. Ese hombre tiene más moral que el Alcoyano cuando perdía siete a cero y pidió diez minutos de prórroga para empatar.

Repito lo dicho, este año, con carteles como el de ayer, Diego Urdiales ganará más dinero que nunca pero, como sucedió ayer, perderá todo el prestigio ganado con honradez, con torería y frente al toro bravo y encastado. Ayer, su cara lo decía todo; parecía que estaba perdido en un mar de incertidumbres e incluso pensaría «qué hago  yo aquí haciendo esté ridículo tan grande” Pero es el precio que hay que pagar por torear junto a las estrellas de la tauromaquia que, como se sabe, solo venden humo y, para mayor desdicha, ahora les ha dado por trabajar.

Los toros son el reflejo de la sociedad actual. Lo explico. Todo el mundo decía haber votado a la derecha en las pasadas elecciones, pero ganó la izquierda por abrumadora mayoría. En los toros sucede lo mismo, todos abogamos por la grandeza del toro auténtico y, lo que triunfa es el burro desvalido, Juan Pedro es el ejemplo de lo que digo.

Me duele en el alma que Urdiales cayera en la trampa que ayer le pusieron porque los empresarios saben que, con el toro auténtico, el que tiene bravura y peligro, con dichos toros Diego Urdiales es el rey como siempre demostró. ¿Qué hacer para quitárselo de en medio? Lo que hicieron, ponerlo junto a las grandes estrellas del momento, pero sin toros, de ahí que el fracaso estaba cantado. Dudo que Urdiales vuelva a Sevilla que es lo que el taurinismo pretendía.

Seguro estoy que Urdiales no ha dormido en toda la noche porque, saber que participó en el mejor cartel de España para fracasar de forma rotunda, eso le habrá desdibujado el alma. Pero ha sido su elección; nosotros, de nuestra parte, lo único que hacemos es mostrar la idéntica fotografía que ellos mostraron en La Maestranza.

Lo confieso, respecto a Urdiales, como aficionado, tengo más dolor que él porque, para mi dicha, gracias a él, tengo escritas crónicas bellísimas que el diestro me provocó, ahí está la hemeroteca. Sin embargo, tras lo de ayer, mi alma está triste.

Pla Ventura

Foto Arjona