Difícil me resultaría destacar en esta primera mitad de la temporada a una ganadería, sin señalar un encaste: Santa Coloma, vía Buendía. Para los defensores de la variedad de encastes (y, por ende, de comportamientos), es motivo de satisfacción inigualable, como debería serlo para cualquier aficionado, que procedencias, cuya fama se ha construido a base de bravura y casta, sigan teniendo su peso en las grandes ferias. Este año, lo que vulgarmente se conoce como lo de “Buendía” está dando resultados muy elocuentes del buen momento de, al menos, dos vacadas. Ya en su día tuvimos la suerte de entrevistar a Don Rafael Buendía (ganadero de Rehuelga) para valorar el impepinable, aunque silenciado, triunfo de Madrid. Sin embargo, no sería justo no acordarse de Don Álvaro Martínez Conradi, otro bendito loco que sigue apostando por esta brava sangre. Desde la Palma del Río, provincia de Córdoba, sigue él y su familia luchando por un sueño, un sueño de muchos.

ÁLVARO MARTÍNEZ CONRADI: “LOS EMPRESARIOS DEBERÍAN SER LOS APODERADOS DEL PÚBLICO”

 

¿Qué busca en sus toros?

Todos los ganaderos buscamos lo mismo, aunque cada uno le dé su toque personal, pero todos buscamos un toro bravo, que acometa con repetición, humillado, que se salga de los vuelos de la muleta… Dependiendo de la ganadería, cada uno se la lleva a un sitio u otro.

Me gustan muchos tipos de embestidas: la enclasada, templada, humillada y larga, para que el torero se sienta y se relaje; pero también me gusta la embestida fiera, con la que el toro vende cara su vida, un toma y daca entre hombre y toro. Esto último también crea emoción, una emoción fuera de lo normal. Por tanto, la corrida ideal, para mí, sería que hubieran tres y tres.

Si pudiera elegir un encaste, ¿elegiría Santa Coloma, vía Buendía? En cuyo caso, ¿por qué?

Por supuesto. Es el que más nos gusta, ya lo decidió nuestro padre en su día. Es lo que nos gusta. Esto no significa que no respete a los otros: todos los ganaderos tienen mucho mérito, por su dedicación y paciencia.

El encaste Santa Coloma tiene una personalidad propia, nada más salir a la plaza, ya se le diferencia. El que sale bueno, es inigualable. Además, es bonito: armónico, no de excesivo dimensión. Un toro de lidia es de lidia, no de carne.

¿Tienen mayor repercusión los últimos triunfos de Santa Coloma?

Algo se ha evolucionado, todo viene de la remontada del bache sufrido en los años 90. Se han intentado pulir los defectos y mejorar las virtudes de los años 70. El toro bueno, hoy en día, es mejor. Lo nuestro ha ganado en duración, una mayor entrega. Todo ello le aporta una mayor casta y transmisión. El caballo sigue siendo la base fundamental. Principalmente, en la selección de las vacas y sementales buscamos que den espectáculo, que vayan de largo. Es un tercio importantísimo en la Fiesta, que por nada debe perderse.

¿Existe el torismo y el torerismo o es una simple invención?

Creo que es una mera invención, relativamente nueva. Al final, existen buenos toreros, capaces de lidiar todo tipo de corridas. Cuando la Fiesta emociona tan pasionalmente, solo existe la Fiesta de los toros. Un toro y un hombre: un hombre que se impone a un animal salvaje y fiero, mérito de los ganaderos su selección. Y también existe esa imposición del hombre sobre el animal más complicado.

¿Cuáles son los bastiones de La Quinta?

Fundamentalmente, muchas plazas francesa. Si hubiera de elegir una: Mont de Marsan, no solo por el triunfo más reciente, sino por toda la trayectoria, desde que con las novilladas comenzamos. Otras plazas como Nimes, Arles, Vic-Fezensac y Dax serían también representativas. En España, sin duda Madrid, una plaza muy importante para nosotros, en novilladas, entre los años 90 y 2000. Este año hemos lidiado una corrida, y esperamos asentarnos. Bilbao, otra importante. Y en Gijón, ya no como plaza de primera.

Un dato significativo: en los cuatros últimos años, dos indultos en Francia…

Pues sí, ha dado la casualidad que los dos últimos han sido en Francia, por dos toreros franceses. Esto demuestra lo identificado que se está el aficionado francés con nosotros y nosotros con ellos.

¿Qué opinión tiene acerca de los indultos? ¿Debería tener mayor peso en la decisión el ganadero?

Debe ser una decisión unánime del público, que es quien valora. Una vez el toro haya salvado su vida, es el ganadero quien debe mantener vivo al toro toda su vida, pues se trata de una exigencia del público. Sin embargo, tiene la decisión de emplearlo, o no, para padrear: se prueba como semental, y si no sirve, se mantiene vivo, es un premio que se ha ganado. Con esto no quiero defender el indulto por norma, ya que no sería bueno. Ahí entra el ganadero que decide sobre si mantenerlo o no.

¿Qué tuvo el toro indultado este fin de semana? ¿Cuál es su estado? ¿Padreará?

Todos los toros tienen virtudes y defectos. El toro ideal, al menos, para nosotros no existe. Eso es lo que debe complementarse en la selección: el defecto que pueda tener, ha de restarse por las vacas. Virtudes: la enorme alegría y prontitud desde la larga distancia. Y si a esto le sumas la fijeza y la repetición… Siempre quiso pelea, no se la dejó ganar.

Le dieron una primera cura en Francia. Ahora mismo está con unos erales, para que no le peguen. También se encuentra bajos los efectos de los antibióticos. Nuestra preocupación es que no acuse excesivamente la ausencia de estos, en cuyo caso necesitaría de una nueva cura.

Su destino será padrear. Este invierno se le hará una prueba con un lote pequeño de vacas, como cualquier semental que se aprueba en casa. Por muy bueno que sea, puede que no transmita a las crías lo que les ha hecho puntuar. Una vez vistos los resultados, se decide si se dejan o no.

Entiendo que ustedes queman los toros en el campo.

Seleccionamos los que nos gustan. Los metemos en la plaza para probarlos en el caballo y en la muleta: los quemamos, como se dice en el argot. Es fundamental para la evolución de la ganadería.

Esta siendo una buena temporada. ¿Qué opinión le genera? ¿Se atreve o quiere hacer algún tipo de pronóstico?

Hasta ahora vamos bien. Prefiero ser cauto, ya que como decían los ganaderos antiguos: cuando las cosas salen bien, es porque los malos se han quedado en el campo. Sin embargo, hay que tener esperanza, pues las rastras están ahí, existe el trabajo de fondo. Esto no es casualidad, nos ha acompañado una suerte, pero no es casualidad.

No está siendo una mala temporada, con corridas buenas. La de Madrid tuvo sus altas y sus bajas, pues no fue completa. La novillada de Las Ventas contó con animales importantes, como “Pavito”. El triunfo de Mont de Marsan, la novillada de Sevilla… Ahora nos quedan la corrida de Albacete y novilladas en Logroño, Villaseca del Sagra y Belorado. Tenemos cinco corridas, cuatro novilladas picadas y varias sin caballos. En total, unos catorce o quince festejos. Los menores son importantes para ver el resultado de la selección, valorar el estado de la camada.

¿Por qué las figuras no se anuncian con toros de Santa Coloma?

No lo sé. No será el toro de esta época. Prefiero ser prudente, y esa pregunta debería lanzársela a los propios artistas. Nuestro objetivo es buscar un animal que permita el triunfo de los toreros. Sí es verdad que en otras épocas, los empresarios tenían más fuerza, y podían complacer a los aficionados. Por tanto, debe ser el apoderado del público. Si la afición quiere ver a fulanito con tal ganadería, hay que conseguirlo

¿El público valora más un triunfo de y con una ganadería perteneciente a un encaste minoritario?

Desde luego, porque se está viendo algo fuera de lo habitual. Los toreros han marcado las diferencias, cuando han sido capaces de adaptarse a todo tipo de embestidas. No hace falta irse muy lejos, para darse cuenta de ellos: la época de Joselito, los inicios de Enrique Ponce, Ortega Cano, José María Manzanares (padre), Roberto Domínguez, Julio Robles (gran entendido de este encaste), el Capea… No es necesario irse a las épocas de Paco Camino, un gran enamorado de este encaste.

Antes ha dicho que el toro debe ser armónico, que usted no trabaja para el carnicero. ¿Cómo valora lo de Rehuelga en Madrid?

Sin duda, se trata de casos excepcionales. Estamos hablando de la Plaza de Toros de Madrid, la de mayor importancia del mundo, que, en consecuencia, exige el toro más dimensionado, como es lógico. Fue una corrida que me encantó, una grandiosa corrida, en juego y presentación. Tiene sus explicaciones, se trata de una corrida muy preparada para lidiarse, desde novillos. Tal como dijo el ganadero, la corrida estaba acostumbrada a semejante peso. Afortunadamente, sirvió. No me quiero ni imaginar lo que hubiera ocurrido si la corrida no llega a servir.

¿Cómo se mejoraría la Fiesta?

Conjugando toreros y ganaderías. Que no fuera siempre lo mismo: variedad. Que figuras confluyan con toreros jóvenes, refresco. Tampoco es bueno que se vean siempre las mismas ganaderías.

Respecto a lo de Baleares: ¿cómo cree que se ha llegado a este punto? ¿Es significante del estado actual de la Fiesta?

Preocupante. Cada año se va recibiendo un ataque distinto: Barcelona, Vitoria y ahora Baleares. Muchas más plazas de menor importancia, pero que también están cerradas. Son vueltas de tuerca destinados a acabar con nosotros. Y como no seamos capaces de pararlos… Intentan dejarnos una ventana abierta que no tiene nada que ver con la Fiesta que defendemos, en la que nosotros creemos. No tiene nada que ver con el toro ni con la tauromaquia. El toro, igualmente, morirá en la oscuridad de un matadero o de un tiro en los chiqueros. Que mejor que morir entregando cara su vida, con reconocimiento y admiración, existiendo incluso la posibilidad de ganarse la vida.

 

Por Juan Herrero Y Francisco Diaz