CAMBIAR LA MONEDA “CON LA ESPADA Y LA MULETA”

«Me propusieron anunciarme con Escolar, a priori una corrida no fácil; pero tenemos que afrontarlo, al fin y al cabo es un toro y para eso somos toreros»

 

De niño, de muy niño, fue cuando el pequeño José correteaba por las calles de Los Palacios jugando al toro.

Es sin duda uno de los nombres del momento, un torero en sazón hecho a fuego lento, en el que el paso de los años ha ido curtiendo su toreo y aclarando sus ideas; hablamos hoy con Pepe Moral.

Un amigo de sus padres era banderillero, su vecino picador colocado con una gran figura; por lo que aquel chiquillo risueño creció siempre viendo toreros y vestidos de luces; poco a poco le entró el veneno en el cuerpo.

Al principio en su casa “lo tomaban a broma”, pensaban que era solamente un juego, hasta tal punto que su madre complacida, le decía “mientras juegas al toro no haces otras cosas peores, así te cuidas y haces deporte”.

Los primeros años entrenaba con gente de Los Palacios, novilleros y banderilleros residentes en esta localidad que dista a penas 30kms de Sevilla, pero poco más tarde se dio cuenta de que si realmente quiere torear, debe apuntarse a una escuela, puesto que son estas las que daban oportunidades, y así fue como fraguó su primer gran toque de atención proclamándose triunfador de las novilladas de Canal Sur.

De las plenas ilusiones de los sin caballos, cuando todo es muy bonito, cuando eres inconsciente de todo, cuando su padre llamaba haciendo las veces de su apoderado, y disfrutas mucho de todo aquello que pasa, “las primeras novilladas de luces, recuerdo con un vestido alquilado”, vas sintiendo que “te metes en algo, cada vez más serio”.

Y de sus muchas andanzas por tierras navarras y riojanas, destacaremos el  Zapato de Plata en 2005, “una etapa intensa y que se disfruta”.

El debut con caballos, vino después de torear mucho. Fue en Peralta (Navarra), haciendo frente a una novillada de Guardiola y sin nada más en el horizonte, salvo la novillada en el Zapato de Oro que se había ganado como triunfador del de plata. Ese mismo día por la mañana, se despidió como novillero sin picadores en Bayona donde indultó un novillo, “poco a poco se fueron abriendo puertas”, reconoce.

Tras el zapato de plata en 2005 y llegó el de Oro en 2006, y la premisa era clara “no bajarse del carro”. Después de su presentación en Madrid, volvió en San Isidro, donde salió por la Puerta Grande, dejando un grato sabor y generando un fuerte impacto. A pesar de parecer todo encarrilado, una fuerte cornada y la fractura de la mano, provocaron que las posibles 90 novilladas, quedasen en 70.

Después de todo, la situación no era la mejor, pues la alternativa se ponía cuesta arriba para 2008, y se encontraba sin apoderado y fuera de las ferias que había sido triunfador en años anteriores.

 

En este momento aparece en la vida de Pepe Moral, el matador de toros sevillano Manolo Cortés. Consigue que anuncien al palaciego en una novillada en Sevilla, donde cortó una oreja, que pudo ser algo más; todo ello sirvió de caldo de cultivo para la ansiada alternativa, en Sevilla.

Llegaba el momento de abrirse camino, comenzaba una etapa diferente y que por desgracia sería muy dura para este joven torero.

Alternativa en junio de 2009, repite en Sevilla el 14 agosto de ese mismo año, y de ahí a la confirmación en Madrid, “confirmé en Madrid un 7 de mayo de 20011 y nada más hasta el 19 de junio de 2014”recuerda.

Periplo duro. De banquillo. De curtirse y encontrarse con uno mismo. Donde probó fortuna en México, y lo único que quedaba era “levantarse a diario, entrenar y esperar la oportunidad. Confiando en uno mismo y que puedes dar algo en esta profesión, lo que tienes dentro”.

Sin duda como el propio torero reconoce, no fueron momentos fáciles, “Manolo Cortés, me enseñó mucho como torero y como persona. En los años de no torear, me derrumbaba y él le animaba”.

Como si de un clavo ardiendo donde aferrarse recuerda lo que le decía el maestro “Tú tranquilo que esto se arregla con la espada y la muleta”, y en ello siempre tuvo fe el de Los Palacios.

Los años que ambos compartieron, dejaron huella en Moral, “mantuvimos una relación de hombre a hombre y de torero a torero, aprendí mucho”, sin duda lo recuerda como figura y “clave” en su carrera.

Entre tanto vagar por el desierto de la falta de contratos, llegó la festividad del Corpus en Sevilla. Cartel sevillano y toros de Montealto. Aunque la gloria que el destino le tenía reservada a Pepe, era bajo las cintas roja y negra del Conde de la Maza.

“Si no pasa nada, y me voy para Los Palacios sin un triunfo gordo, me quito del toreo. Me buscaré la vida trabajando en el campo o en un bar” nos confiesa que eran sus pensamientos. Estaba claro, la situación era dura y demasiado prolongada; pero dentro de sí, en su mente y confiaba en su posibilidades, tenía la certeza de que “podía cambiar la moneda”.

“…Y no sólo ha triunfado en la corrida del Corpus sino que ha dado una lección de toreo de calidad, de toreo puro, de mano baja; de ligazón y profundidad. Tanto en su primero, hasta que se acabó —muy pronto— como en el sobrero sexto del Conde de la Maza, un toro con mucho trapío y bravo, repitiendo y que cuando le adelantó al muleta Pepe Moral se la quiso comer…” (A.B.C.)

Y cambió la moneda, y se volvió a Los Palacios no para quitarse de esto, si no para días después ir a Pamplona a cortar una oreja a uno de Fuente Ymbro, y volver a subirse a la furgoneta dirección Madrid el día de la Paloma y arrancar otra oreja a su primer toro, “probablemente el que mejor he toreado en mi carrera, toreando despacio y por los dos pitones”. Oreja con petición de la segunda y lástima que pinchase al otro de su lote.

Con la intención de entrar en el circuito, la dureza de ver que “los demás torean y tú no”, se vio anunciado este año para cerrar la Feria de Abril con la corrida de Miura.

“Es más la psicosis de todo el mundo que lo que yo sentí, gracias a Dávila Miura conocí la ganadería” comenta, “es cierto que no es fácil, tiene mucha personalidad, pero que si uno se deja tiene repercusión”.

La tarde de Sevilla fue intensa, “muy bonita desde el principio”, tuvo la posibilidad de torear despacio al segundo y “hacer el toreo que llevo dentro”. Fue “una tarde completa, viví y sentí lo que tengo dentro y lo que entreno”, y el público quiso premiarlo con  la petición de la segunda oreja y la obligación a que diese dos vueltas al ruedo.

Quizá en el momento en el que se encuentra, lo que más necesita es continuidad, dos meses han tenido que pasar hasta que se ha vuelto a enfundar el vestido de torear. Ahora era el turno de otro de los puertos de importancia de la temporada: Pamplona. “Pamplona siempre ha sido una plaza con sensibilidad. Me propusieron anunciarme con Escolar, otra corrida no fácil pero que tenemos que afrontarlo, al fin y al cabo es un toro y para eso somos toreros” reconoce. “Esa tarde el 2º toro no fue fácil, cogí la distancia y velocidad, con ello conseguí llevarlo largo y despacio, fue una tarde difícil, pero lo importante es que la gente se puso de acuerdo”.

Lo próximo previsto es Ceret, otra vez Miura, y esperemos que continúe la racha, pero en el horizonte anhela con volver a ver su nombre sobre los muros de la catedral del toreo, “estamos en conversaciones con Madrid, estoy deseando volver, es la primera plaza del y quiero que la afición de Madrid que de novillero me lo dio todo, pueda ver como con entrega se lo devuelvo”.

 

Por Mario Gomez