En TorosdeLidia.es estamos comprometidos con la fiesta brava, pero para eso es necesario, no solo ser aficionado/a, es necesario ser primero persona y luego que esa persona sea buena aficionada.

Debemos distinguir entre espectadores y aficionados. Entre los primeros están, meros curiosos que acuden a las plazas de toros por la costumbre turística de asistir a un festejo sin saber lo que van a ver ni el por qué. También dentro de este grupo de espectadores están aquellos que llamados por la curiosidad quieren adentrarse en el mundo taurino, y de los cuales, unos no volverán a pisar una plaza de toros y otros quedarán cautivados por esa atmósfera que a los que estamos en el nivel de aficionados nos apresó en su día.

Creemos que para poder presenciar una corrida de toros con la intención de enjuiciar las acciones de los toreros y el comportamiento del toro, y poder valorar con justicia tanto a toreros como a ganaderos, así como, a todos los que intervienen en el festejo, es preciso tener un conocimiento mínimo del por qué y del para qué.

Fue Nicolás de Avellaneda el que dijo aquello de que el pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla. Desde TorosdeLidia.es estamos convencidos de que si no conocemos el origen de la tauromaquia, si no conocemos su evolución y si no conocemos en su esencia lo que es el toro bravo, no podremos valorar una tarde de toros. Solo aquellos aficionados que saben lo que están viendo disfrutarán las tardes buenas más que el resto de los espectadores, Solo los que saben lo que están viendo podrán saborear los pequeños detalles en las tardes malas, y de esas hay muchas.

No estamos seguros, pero creemos que fue Luis Francisco Esplá, el que dijo que el espectador que solo se fija en el torero, solo ve media corrida. Cuanta razón.

Desde TorosdeLidia.es vamos a empezar una serie de artículos destinados a difundir nuestra fiesta, dando el conocimiento histórico que entendemos necesario y os invitamos al debate y a preguntar, sobre todo a preguntar. Esa es una de las claves del conocimiento. El que escribe estas líneas recuerda como si fuera ayer y han pasado ya treinta y ocho años, sus tardes dominicales en Las Ventas en una delantera de la Andanada del Tendido 3, rodeado de ilustres ancianos que destilaban sabiduría. Ellos fueron unos verdaderos maestros para mí. Ellos me enseñaron a ver al toro, a entender su reacciones, a conocer los terrenos, a distinguir entre el toro manso, el bravucón y el bravo de verdad. Ellos fueron los que me enseñaron la colocación, las distancias, el temple y la ligazón. Recuerdo una frase por encima de todas: Toreros hay muchos, pero lidiadores hay pocos. Aquello fue una sentencia con mucha verdad. Que difícil es ser buen aficionado, pero que bonito es serlo y que maravilloso es el camino del aprendizaje.

Cada tarde debemos acudir a la plaza con la ilusión de ver una buena tarde de toros, de ver lidiar, de ver torear bien y si encima se puede ver torear bonito, mejor que mejor, pero debemos también ir con la idea de que eso no es siempre posible y que al menos la tarde nos sirva para contrastar nuestros conocimientos taurinos. Las conversaciones en voz baja de los verdaderos aficionados en el tendido mientras tienen la mirada puesta en el ruedo, el intercambio de impresiones, el intercambio de conocimiento es uno de los placeres de una tarde de toros.

Iniciaremos próximamente, tal y como hemos dicho, un recorrido por la historia y esperamos no aburriros. Esperamos enseñar y por supuesto aprender y que entre todos seamos mejores aficionados si cabe. 
Por Jose Carlos Gomez
Fotografia Mario Santos