Una fría tarde en la Plaza México fue el escenario en el que alrededor de 5,000 personas se congregaron para disfrutar de lo que siempre se espera. Una gran tarde de toros, aunque de grande no tuvo mucho .
Toros de la ganadería de Arroyo Zarco disparejos en presentación y en juego, destacando el primero de la tarde y el tercero.
Ignacio Garibay se abrió de capa de vistosa manera para recibir a su enemigo, un toro que repetía emotivamente aparentando que nos regalaría una gran lidia. Pero las cosas se tornarían grises después del segundo tercio. Sin duda es Garibay un torero con grandes atributos, con calidad, solera y un sello propio, pero hoy apenas los destellos remotos de ese brillo se vislumbraron. Cuando la materia prima no permite el lucimiento no queda mas que aprovechar con recursos, lo poco o mucho que se pueda. Y fueron largos y aseados los escasos muletazos que resonaron entre el público que se emocionó por momentos, esos momentos que nos regaló el astado y su matador. El toro se rajó repentinamente y no hubo más que irse por el acero, acertando al segundo intento para recibir una ovación.
Su segundo fue un toro complicado que desarrolló sentido y tuvo muy malas ideas. Ignacio insistió por ambos lados, pero había carbón y no había fuego. La voluntad no fue suficiente para que se diera la tarde. Los recuerdos se esfuman en la mente pues no cabe un momento que destacar.
José Garrido venía a por todas. Fue quizá el primero de su lote el más bravo del encierro. Muchos no entendían porqué el anuncio del extremeño en este cartel, pero es que tras su destacado paso por la temporada española, era evidente que las cosas tendrían un buen resultado y es que aunque suene burdo, Garrido le arrancó la oreja a mordidas al de Arroyo Zarco. El toro fue bravo, pero con genio y fue a base de capacidad y conocimiento de los terrenos que logró estructurar una faena, someter al toro hasta que no tuvo mas remedio que entregarse. Y no fue esa seducción mimosa, sino esa excitación dominante del que sodomiza. Fue una ardua labor que tuvo repunte en los tendidos que se estremecieron al ver a un torero con la calidad, el valor y la habilidad de Garrido. La estocada no fue perfecta en colocación, sin embargo la petición fue mayoritaria y la oreja fue paseada con mucha fuerza .
En el segundo, por mas intentos, Garrido no logró lo mismo. Las condiciones del toro no eran las aptas para el lucimiento. Las malas ideas del marrajo, junto con el viento, no serían impedimento para que el torero proyectara, pero tal como le paso a Garibay, todo quedó en la procuración y la gente se fue enfriando cual la tarde. Sin embrago dejó su marca en la arena y seguro lo volveremos a ver pronto
Diego Sánchez confirmaba alternativa. Y así salió, con esa ilusión del que está decidido a triunfar. Un chaval con buenas maneras, personalidad y planta que lanceó de bella forma al más noble y con recorrido que a pesar de ésto, acabó rajado.  Quitó virtuosamente por chicuelinas y en nuestros paladares dejó ese sabor del vino dulce, afrutado y joven como su faena. Largos muletazos bajando la mano beneficiándose de las embestidas del burel y plasmando las buenas maneras que tiene. Por ambos lados tuvo ocasión de lucirse pero la faena comenzó a desmerecer ante un toro que se venía a menos. Se lanzó perfectamente sobre el morrillo del animal, siendo la estocada un poco defectuosa y sin brindar los resultados deseados. Se amorcilló y todo quedó en una cerrada ovación.
El sexto de la tarde, al igual que sus dos anteriores hermanos, no tenía ninguna mira por cooperar, sino más bien por echarse a los lomos al de Aguascalientes y huir del compromiso al que se le había citado. Por lo que nuevamente la voluntad fue lo que destacó.
El próximo domingo serán de La Joya los que se jueguen en la capital para Diego Silveti, el peruano Andrés Roca Rey y Luis David Adame.
Por Alexa Castillo
Agradecimieto especial Alexa Castillo por su compromiso con torosdelidia