Por Manuel José Del Prado

FERNANDO ROCA REY JUSTIFICA SU CARTEL EN ACHO TOCANDO PELO JUNTO A DEL ÁLAMO. EL MEXICANO, JOSELITO ADAME, DE VACÍO.

Lima, Plaza de Toros de Acho, domingo 12 de noviembre. Ante presencia solar y con más de media entrada se corrieron toros nacionales de La Viña y el Olivar, serios, bien presentados, con el trapío apropiado para Acho. Dieron variado juego aunque adolecieron ser justitos de fuerza pues se apagaron pronto y más de uno fue débil de manos. Sobresalió dentro del lote el sexto que tuvo calidad y acometividad. En frente de ellos se puso la terna conformada por Fernando Roca Rey, que abrió plaza; el mexicano Joselito Adame y el español Juan del Alamo.

Fernando Roca Rey, de celeste y oro, reapareció en Acho, echando toda la carne al asador pues no se guardó nada y expuso sus armas a despecho de aquellos que le restaron merecimientos para ser incluido en el serial limeño. Digamos que bajo sus conceptos, les tapó la boca. Que el toreo también es entrega y honestidad y hoy el de casa mostró esas virtudes para agradar y gustarse siendo además variado en su repertorio.

A su primero, de La Viña, herrado con el número 634, el jabonero de nombre Jalapo, con 557 Kgs. en pizarra, bien presentado y bonito de tipo, enmorrillado y con cuajo, lo recibe a porta gayola en clara actitud de no querer pasar inadvertido. Después de salir de la puerta de la jaula, la cosa va por chicuelinas muy ceñidas casi en los medios. Toma los palos y nos hace recordar sus años zagales. El primero coloca arriba, el segundo es al encuentro y el tercero pasando. Brinda al público que le retribuye con ovación. El inicio es con pases cambiados luego de hacerse esperar el toro en su arrancada. Ya en los medios los derechazos se suceden tocándolo, el toro acude y pasa, pero sin claridad sin bajar la cabeza. Adolece el jabonero de una chispa de codicia y no transmite. Por naturales lo exprime el mayor de los Roca Rey con todo lo que puede sacarle que ya a estas alturas va siendo cada vez más poco pues la res se apaga, corta la embestida y protesta. Se revuelve y echa la cara arriba en señal de defenderse. Va por la espada el diestro limeño y coloca espadazo hasta la yema del que apaga sus luces de inmediato el norteño. Palmas que saluda desde el tercio.

Con su segundo, el que salió cuarto, de nombre General, negro mulato, es decir mate que no tiene brillo, de 523 Kgs, con divisa de El Olivar se abre de capa a por verónicas. Como las instrumenta andando las chicuelinas con las que lo pone en el caballo se dicen galleando. El paso por la vara de Rojas solo es de trámite. Siempre ganoso el matador va al quite que esta vez sorprende haciéndolo por zapopinas que remata rodilla a tierra con la larga cambiada y la cordobina que barre los lomos del burel.

Para los rehiletes ha pedido marinera y sin cambiar terrenos, el segundo sale soberbio colocando por todo lo alto asomándose al balcón, el del cierre es al quiebre saliendo desde tablas. Se ovaciona el tercio. Entre clamores es el brindis nuevamente al público. Cita de lejos con las rodillas a tierra, acude el toro pero recortando. Pierde las manos por ser justo de fuerzas. Lo entiende el matador y le da aire. Toro para tocarlo entre sedas. Hay mucha voluntad y entrega del peruano pero el toro tiene poco motor. Con la izquierda adquiere mayor son al tocarlo por bajo, circular invertido antes de que vuelva a perder las manos el toro que por su sosería empieza a impacientar a los reventadores del 11 o 12 de sol. Bernardinas para preparar la muerte que llega con otra estocada hasta la bola en toda la yema que se premia con oreja pedida mayoritariamente por los tendidos salvo el intransigente 12 que le pita al pasearla frente a ellos. Esta gente no debería ir a la plaza si nunca sale satisfecha.

Joselito Adame que salió trajeado de ceniza y oro, se le vio diferente a lo que dejó en anteriores ocasiones. Aunque no desentonando su toreo resultó anodino por momentos, por otros intermitente donde lo más destacado fue el ceñirse con el primero de su lote Coladito, otro jabonero de El Olivar que apagó pronto esa alegría de salida y al que recibe por verónicas a compás abierto. Recarga en el caballo de Angelo Caro que enmienda el puyazo que es largo. En el llamdo quite la cosa es por chicuelinas y un par de tafalleras. Principia en el tendido nueve, acompasando la embestida y citando en corto. Nueva serie por bajo con muletazos que encadena con cambio de manos. Por naturales no hay acople y vuelve a por el derecho que es el pitón del toro y la serie crece por ese lado. Olés y pedido de música que la banda le regala con nombre de su paisano Silverio Pérez. Tras dos pinchazos coloca al tercer intento.Silencio.

Con el quinto de salida, segundo de su turno, llamado Músico de la Viña, negro listón con 503 kgs., que sale con las manos por delante, tarda en fijarlo en el recibo capotero.

Denis se luce con los palos. Empieza doblándose con derechazos de tanteo. Sobre las rayas le hace un extraño al rematar la segunda serie de derechazos de los que sale mirando tablas. En los medios pierde las manos luego de los naturales. Retomando la derecha le echa dos avisos previos al desarme que sufre por colarse el toro. Cruzándose le arranca una serie por derceha. Se evidencia alguna mala manera que adopta el pupilo. Descarado, el toro lleva peligro por ambos pitones. Lidia con muletazos por bajo y de pitón a pitón. Pinchazo y lo termina con el crucetazo. Silencio.

Juan del Alamo, de sangre de toro y oro, no tuvo prácticamente oponente en el ensabanado salido tercero, de nombre Fantasma, al que recibe por verónicas y chicuelinas recortadas. Es bien citado al jamelgo que conduce el maestro Rafael López. Cambiado con solo un puyazo lo intenta por delantales al quite pero son deslucidos pues se le queda a medio camino el toro. Destaca Alonso Mamani, Castorcito, en los palos. Tras brindarlo a una guapa del 6, inicia en tablas para sacarlo luego a las rayas donde recibe un pisotón doliéndose. Pierde las manos como sus hermanos en dos ocasiones. Sin transmisión, es reservón y se cuela el toro. Opta por aliñar y tras pinchar lo envía al reino de Hades con estocada muy caída. Silencio y pitos al toro en el arrastre.

La tarde retoma vuelo con la salida del sexto, Forjador, un jabonero sucio, el que mejor se movió de todo el encierro. Sale con violencia y remata en los burladeros golpeándose el morro. Verónicas de Alamo que se jalean. Brindis al respetable. Son los doblones rodilla a tierra que marcan el inicio con la franela. Hay temple y se nota mando. Son de buena factura los derechazos que despiertan olés rotundos. Suena la música. El toro acude con prontitud y con un poco más de gas hubiera roto en toro para triunfo. Por ratos por sobre su matador quien bien pudo extraerlo algo más. Estocada entrando bien. Palmas en el arrastre para el cornúpeta.

Resultado del festejo:

Fernando Roca Rey: Palmas y oreja.

Joselito Adame: Silencio y silencio.

Juan del Álamo: Silencio y oreja.