No es algo que escondo, por lo que me resulta extraño que en mi blog no exista ni una entrada dedicada a la cultura taurina. En estos tiempos está muy de moda ser «animalista», defender el maltrato animal, y nos llenan las pantallas con noticias sensacionalistas sobre el tema. A mi este tipo de método facilón me hace mucha gracia por algo que voy a intentar explicar.
En el mundo taurino, para mi existen dos tipos de aficionados: los aficionados a los toreros de forma incondicional y los aficionados al toro, al campo y a un ámbito más amplio que nos lleva al principio de los tiempos… las castas y los encastes. No creo que alguien que no entienda un mínimo de esto lea la publicación, así que solo diré que las castas son las cualidades genéticas de los toros que fueron 5 inicialmente y datan desde 1388 a 1780, y de estas castas derivaron los encastes que son las mejoras de las casta y que se consiguen a través de cruces de unos con otros dominando como principales dos cualidades el trapío y la bravura. Actualmente no hay ningún ganado o ganadería con la pureza de las castas primitivas, y es la casta de Vistahermosa de la que procede casi todo el toro de lidia. Si cogemos la línea de Vistahermosa vemos que su principal encaste es Parladé, apadrinando a dos de los principales encastes de hoy en día: Núñez y Domecq, las principales ganaderías que hoy reclaman en el mundo taurino proceden sobre todo de Domecq. Es decir, está casi monopolizado, dejando un número muy reducido al resto.
Existe alguna línea que no me disgusta tanto como otras dentro de este encaste como pueden ser Fuente Ymbro o Jandilla, hay otro tipo de toros con mucha mas belleza y personalidad como pueden ser los agraciados toros de Partido de Resina (antiguo Pablo Romero), Alcurrucén, Valdefresno, Victorino Martín o los toros de rejoneo de Fermín Bohórquez. Todos en desventaja ante las ganaderías de Domecq que dominan más de la mitad de festejos.
Creo que muchos antitaurinos deberían de adentrarse un poco más en esta cultura, no para que cambien de opinión sino para que sepan de lo que hablan. Se habla de que criar a un toro para la lidia cuesta miles de euros, no son toros que podrían llegar a un matadero para el consumo humano, son animales que desaparecerían; y por consiguiente se extinguirían castas y encastes, trabajos de cientos de años realizados exclusivamente para crear un animal apto, nacido para brillar, de bravura y belleza intacta que es la otra parte de un binomio sublime de arte y pasión que se llama tauromaquia.
Como los toros bellos, tengamos personalidad y profundidad.
Por Rocio Hellin bloguera de (Flamencolica)
Fotografia Pelae Diaz Ruiz