Esta no es una crónica del suceso taurino en Celendín, es la historia de cómo pasaron 9 años desde que la ciudad del “eterno cielo azul del edén” tuviera el gesto de anunciar a un niño prodigio de toreo en su feria en honor a la Virgen del Carmen, en aquel momento  nadie imagino que aquel niño se convertiría en la figura que le dio a la fiesta brava el giro de tuerca que faltaba ya hace algunos años.

Pues dicen que es de buenas gentes ser agradecido y así es como Andrés Roca Rey lo entiendo, por eso se anunció en la presente feria en honor a la Virgen del Carmen. Desde que el anuncio se hiciera oficial, la afición de Celendín esperaba con ansias la llegada del primero de agosto para ver al niño convertido en figura hacer el paseíllo en su inmensa plaza de madera.

Pero la afición de Celendín también quería agradecer el gesto del Maestro Roca Rey de llegar a su coso de maderos, por eso prepararon una serie de detalles que harían que la tarde de su llegada sea un día grabado para la historia.

El primer gran detalle de su afición fue arropar al torero desde su arribo a la ciudad, existiendo tal algarabía y admiración hacia Andrés, que su llegada tenía la categoría propia de una estrella de la música, del deporte o un político influyente.

Llegado el día de la corrida de toros, la afición quiso seguir demostrando con más detalles lo importante que era para ellos la llegada de nuestra primera figura de toreo.  Es así que el ruedo estaba especialmente decorado con letras de bienvenida, pero para no quedarse en lo común y aunque suene increíble, una estatua en tamaño real de Andres Roca Rey lo esperaba en el centro del ruedo. Una vez hecho el paseíllo una ceremonia antecedía el inicio del festejo, donde el detalle ahora lo tendrían los niños de la institución educativa Albert Einstein , quienes bailaron en agradecimiento al diestro limeño un pasodoble español, una marinera peruana y un huayno propio de la región. Culminada esta ceremonia se dio inicio al festejo.

El resto es historia ya conocida, actuación espectacular y muy en la línea del concepto entregado de Roca Rey, cortando 6 orejas y un rabo. Los niños no pararon de seguirle en las vueltas al ruedo y una vez llegada la hora de su salida a hombros, una procesión de gente estaba en el ruedo  para sacarlo en hombros por la puerta grande de la plaza del barrio de Sevilla en Celendín.

Qué bonito cuando el toreo está lleno de  gestos y detalles, esos que nos acercan a la perfección y que crean aún más afición.

  Por William Ballena Silva – Peña Taurina de Poder a Poder.