Un año más con motivo de las fiestas en honor a nuestra señora de la Visitación, celebrada el primer fin de semana de julio, Fuentesauco la localidad Zamorana de zona de la Guareña, celebró sus tradicionales espantes.

Antes de comenzar con la crónica, haremos un paréntesis para informar de porque se celebra este acto taurino.

El origen de los Espantes  de Fuentesaucio se remonta a más de 400 años entorno al 1596.

Los conocidos Espantes, nacieron como un acto de enfrentamiento social, relativo a los distintos niveles socioeconómicos de la localidad. Los ganaderos o poseedores de caballos de la época, se encargaban de traer a los toros y cabestro desde la finca para encerrarlos en los corrales del pueblo, con el objetivo de ser toreados por la tarde en la plaza de toros. El pueblo llano que no podía disfrutar de esos festejos taurinos en la plaza, motivado por el sentimiento socio-cultural y de divertimento, esperaba a las reses en la entrada del pueblo con el fin de «espantar» a la manada conducida por lo caballistas, obligándoles a reunir de nuevo la manada y volver a intentar encerrarla por las calles del pueblo. De esta forma, cabe señalar que Los Espantes, se basan en el desafío existente entre los que participan a pie y los que participan a caballo, de forma que los jinetes quieren sacar del Prado de la Reguera la manada de toros, mientras que los encerradores de a pie impiden el paso de los astados, de ahí su nombre.

Una vez relatado de donde nacen, relatamos lo que nuestro equipo pudo constatar durante los dos primeros espantes.

El sábado entorno a las 10:00h  en el Prado la Reguera con cientos de aficionados, se procedió a realizar la primera jornada de espantes tradicionales.

Este año la dirección para realizar el encierro fue adjudicada a la empresa de Guadalajara, Campo Alcarreño S. L.

Según nos informaron la nota a destacar es que este año, de no ser encerrados algún novillo, la empresa sería sancionada con 750 euros por novillo.

Este primer espante apenas duró una hora, donde los caballistas lograron sin demasiado esfuerzo, conducir en tres ocasiones los 4 utreros  junto con los cabestros, hacia los aficionados a pie, donde estos realizaron el espante tradicional.

Unos novillos muy arropados por los mansos, que en ningún momento hicieron amago de embestida, podría decirse que actuaron de la misma forma que sus compañeros los cabestros.

Realizado los tres espantes mínimos exigidos, se dio apertura a la puerta que enlaza las calles de la localidad y el prado, los caballistas de la empresa contratada, por cuarta vez condujeron los astados y mansos hacia las puertas esta vez abierta, consiguiendo introducir las reses sin complicaciones ninguna a gran velocidad por las calles de la localidad, entre disparidad de aplausos y abucheos.

El festejo se produjo sin ningún incidente, a diferencia del posterior encierro urbano, donde se produjeron alguna lipotimia  por el fuerte calor y en la plaza una cogida al novillero de Villalpando Diego de Luna, afortunadamente sin graves consecuencias, hay que destacar en el encierro urbano la gran labor que realizo el Palentino de Villarramiel, consiguiendo guiar a uno de los novillos, que se resistía a realizar el recorrido, con la única ayuda de su chaqueta.

El domingo 8 a las 10:00h con numerosos aficionados más que el día anterior, comenzando el festejo con un primer espante de similares características que los tres del día anterior, donde los cuatro utreros subieron arropados por los mansos,  hasta la línea donde los aficionados a pie realizaron el espante sin  complicación, el segundo intento de realizar la subida de las reses hacia la línea que delimita el espante, no pudo ser concluida dado que las reses se dieron la vuelta al lado izquierdo del prado y dirigiéndose hacia la parte baja del prado. El tercer intento fue de característica similares al primero, consiguiendo sin problemas los caballistas conducir a las reses hacia la línea de espanto. El cuarto y quinto intento los caballistas no consiguieron realizar su cometido, al darse la vuelta las reses, en este caso hacia el lado derecho de lo alto del prado y dirigiéndose hacia la parte baja. Del prado. En un sexto intento, los caballistas en esta ocasión si logrando conducir con gran rapidez los astados hacia la línea de espanto, sobrepasado dicha y llegando casi hasta la puerta que permanecía aun cerrada,

Una vez realizado los espantos validos se dio apertura a la puerta de enlace prado y calles, para que los caballistas en un primer intento de introducir a los astados, pudieran introducir de forma veloz tres de los cuatro utreros dado que uno se dio la vuelta, quedando uno de los utreros solo en el prado, los espectadores estuvieron expectantes por  ver si se producía algún lance de alguno de los jinetes al toro, no siendo así y permaneciendo como meros espectadores, a la esperas del regreso de los mansos.

Llegados estos, en un segundo intento los jinetes consiguieron introducir al utrero junto con los mansos, por las calles de la localidad entre abucheos y aplausos.

Esta disparidad de opiniones estuvo vigente ambos días, por una parte los vecinos de la localidad que estaban contentos con la eficacia de realizar los espantes y la introducción de las reses en el pueblo.

A diferencia los aficionados foráneos, que estaba descontentos dado que fueron unas jornadas según nos expresaron  «sosas y sin emoción».

Numerosos de los espectadores acuden con la intención de poder observar algún lance de algún caballista, que según nos informaron es la única localidad de Zamora que no permite el acceso a el prado de jinetes que no sean de la localidad, igualmente tampoco permiten a los aficionados a pie que citen a los astados si estos quedan solos, de aquí que se pierda la emoción que muchos de los aficionados que acuden esperan.

Numerosos de los vecinos de la localidad nos manifestaron «Los espantes de Fuentesauco son así al que no le guste que no venga» . En resumen mucha disparidad, mucha gente descontenta y otros muchos contentos.

Por Andres Gonzalez