Cada vez es más frecuente encontrarse con alguien que de repente encuentra la solución a todo esto de los toros. A veces hasta surgen ideas que merecen tenerse en cuenta, que no digo yo que no, pero cambiando el color de la gorra no evitamos la alopecia. Es como si los que manejan el mundo del toro no quisieran meterle mano a lo fundamental y se enredan en cosas accesorias, que si a lo mejor apañan, al final no arreglan. Hasta maestros, grandísimos maestros, como don “Josantoniomorante”, han aportado su granito de arena. Este especializado en cuestiones estructurales de las plazas de toros, que si la chepa, que si ahora riego más por aquí, que si me pinto la barrera, que el ruedo es muy grande y aportando sus dosis de genialidad a base del purito y el cafelito.

También están los especialistas en forja y confecciones de telas. Que si la puya es grande, chica, que si debe ser un velero, los que si el peto es verde o morado, la espada emponzoñada en curare, que si se pica o no se pica a elección del maestro de turno, que si hay que cortar seis orejas en un toro para poder abrir la puerta grande, que si ahora hago una rifa para parecer que se hace y que se inyecta la fiesta de un mínimo de incertidumbre, que si, que si, que si… Demasiados que «sies», pero no dejamos de dar vueltas y más vueltas, pero sin abordar lo que realmente importa e interesa. A ver quién le pone el cascabel al gato y nos centramos en el toro. Nooo, mejor tiramos por el márquetin, por la defensa de los antis y por echar las culpas a los partidos políticos. ¡Qué cosas! Ahora va a resultar que los partidos políticos van a tener que arreglar lo que estos señores estropean; pero no es cosa de hoy, esto viene de lejos.

En lugar de pensar en devolver al toro la fiereza, el poder y la casta que nunca debió perder, nos ocupamos en ir adaptando todo para que esos «animalejos» que saltan al ruedo no parezcan lo que son a ojos de la masa. ¿Que igual no aguantaban los tres puyazos? Pues solo dos. ¿Qué dos tampoco? Pues uno o ninguno. ¿Ustedes creen que con el toro íntegro iban a permitir los profesionales que no se picara? Pero no, todo esto es un montaje para proteger a los ineptos, a los incapaces, a los que deberían estar en su casa. Señores, si no son capaces de meter la espada en el hoyo de las agujas, con rectitud, ¿le damos una metralleta? Quizá estaría bien que con un pinchazo o estocada defectuosa se perdiera toda opción de trofeos. Lo mismo la gente cambiaba sus razonamientos exigiría que la suerte se ejecutara como siempre ha debido ser.

Nada arreglamos con eso de querer evitar la sangre innecesaria, quizá la cosa mejoraría si no se permitieran los puyazos traseros, los marronazos en la paletilla o en sitios peores. Si las multas se acumularan hasta hacer saltar la caja por tapar la salida a un toro, por no estar los de a pie en su sitio durante la lidia y en definitiva, por no taparse los unos a los otros y la autoridad a todos. Que lo que no puede ser es admitir el fraude, el vicio y en lugar de actuar para erradicarlo, adaptar todo para que este sea legal, que no lícito. Que una de las cosas que tiene el toro de lidia, tal y como siempre se ha entendido, es su exigencia, exigencia hasta para simplemente estar delante. Esa exigencia que no debe desaparecer, primero par mantener su integridad, su casta, y en segundo lugar, que las suertes que se realicen sean con verdad y dándole a ese mismo toro la ventaja que es innata al toreo, darle la posibilidad de que te coja en cada embestida y evitarlo a base de toreo, así de sencillo. La seguridad no puede venir por medidas externas, esta debe llegar desde el conocimiento y las facultades que debe atesorar todo aquel que viste el traje de luces. Y si esto se cumpliera, luego me cuenta si hay emoción o no en esto de los toros, eso tan demandado ahora por los públicos; todos quieren emocionarse, pero los hay que se emocionan con un tío espantando las moscas a un moribundo. Pero no se apuren, nada cambiará, el toro continuará degradándose, que así lo exigen los que manejan esto y de cuando en cuando aparecerá quién con gesto serio y riguroso planteará su fórmula mágica a base de eso, parches y más parches, ocurrencias y más ocurrencias.

 

Enrique Martín

Toros Grada Seis