• Gran manifestación en el Paseo de la Castellana de Madrid

Ya está bien de tener al campo abandonado y que el 90% de sus niños y jóvenes tengan que emigrar

El agricultor y el ganadero son hombres a los que le duele ver como se manipula y juega
irresponsablemente con sus vidas

Hay que parar a quienes pretenden prohibir actividades del Mundo Rural; su moral no es superior a la
nuestra

Ante los animalistas, ganaderos, agricultores, caza, pesca, circos, tauromaquia y resto de tradiciones
tenemos que estar unidos porque cuando derroten al primero vendrán a por el resto
Que sepan que la gente del campo también VOTA, y que vamos a saber castigar a quienes nos atacan.

Desde la Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT) tenemos credenciales más que suficientes para la defensa
del Mundo Rural y de sus tradiciones, habiendo sido los que dimos a conocer las bondades de la Convención para
la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO (2003), logrando la socialización del concepto PCI
como instrumento para la eficaz defensa de la Tauromaquia, ante los inmerecidos ataques que venía recibiendo.

Y así, una vez que el animalismo y los anti taurinos se han percatado de nuestra férrea defensa de los Toros, se han
ido contra nuevos objetivos más desprevenidos, pero no menos apetecibles: La caza y los circos. Ante tal
desmesura, tenemos que estar unidos, porque cuando derroten al primero de los nuestros vendrán por el resto
del Mundo Rural.

La unión debe ser entre iguales, sin privilegios ni cuotas de ninguna especie. Tan importante es el cazador, como
el agricultor, el apicultor, el gallero, el pescador, el ganadero o el galguero. Estamos ante una lucha por la defensa
de nuestra libertad; los que nos atacan pretenden imponernos sus criterios de manera totalitaria, prohibiendo
actividades del Mundo Rural y sus tradiciones, que lo son de toda la vida.

Para ello utilizan como ariete la supuesta defensa de los animales y la lucha hipócrita contra el maltrato animal,
colocándonos etiquetas de asesinos o maltratadores. Ya lo hicieron con la Copla, la Zarzuela y el Pasodoble,
etiquetándolas como “franquistas”, para estigmatizarlas socialmente y hoy están al borde del olvido.

Asociación Internacional de Tauromaquia

Pero el Mundo Rural si tiene quien lo defienda. No hay nadie que quiera más a los animales, que quienes
trabajan y conviven con ellos en el campo, trabajando o simplemente disfrutando del medio ambiente rural.
Detrás de los animalistas se han emboscado algunos partidos políticos. Pues bien, que sepan que la gente del
campo también VOTA, y que vamos a saber castigar a quienes nos atacan.

Desestiman el valor económico y social de nuestras actividades, sin las cuales no podría subsistir la sociedad
urbana. Son cientos de miles de puestos de trabajo los que están poniendo en peligro; y miles de millones de
euros los que están en juego, que activan y sostienen gran parte de nuestra economía, de pueblos y ciudades muy
importantes, sin posibilidad de ser sustituidos por nada.

Perder a los hombres y mujeres del mundo rural, sería hacernos muy, pero muy pobres, tanto que no
podríamos subsistir como sociedad, convirtiéndonos en una carga indeseable para la Unión Europea.
Este ataque que enfrentamos no tiene origen nacional. Estos grupos, oenegés y partidos políticos, como PACMA,
son subvencionados desde el extranjero por fundaciones y organizaciones europeas y de los Estados Unidos, que
han encontrado en España y nuestro sistema de libertades y democracia, el lugar ideal para poner en marcha sus
despropósitos.

Los del sector de la Tauromaquia los conocemos muy bien, porque los hemos combatido desde el Estado de
Derecho, aprobando las leyes que hoy nos protegen. La Tauromaquia lo ha logrado, los hemos vencido con el
fundamental concurso de los aficionados, los alcaldes y concejales de miles de pueblos, con el apoyo del
parlamento y la administración central. Lo mismo tiene que hacer la caza y los circos.

No podemos permitirles ninguna ventaja, pues su moral no es superior a la nuestra, está fundada en supuestos
equívocos que otorgan derechos a los animales, cuando es el hombre el único que tiene derechos, porque es el
único que puede asumir deberes y obligaciones. Esta regresión atávica al oscurantismo propio de tiempos
anteriores al Renacimiento, tiene que ser combatido, de nuevo, con el Humanismo como filosofía de vida.

Desde la AIT, ofrecemos nuestra experiencia y la ponemos a la orden del Mundo Rural. La gente de la pesca que
contra viento y marea ha organizado esta manifestación del 03 de marzo, lo ha hecho de manera ejemplar,
habiendo mostrado solo una pequeña muestra de lo que es el Mundo Rural, que si algún día se viera más
acosado, podría paralizar toda una sociedad.

Cualquiera puede necesitar un abogado, un ingeniero, un arquitecto, una vez al año; pero un agricultor, un
pescador, un cazador, un ganadero, lo necesitamos tres veces al día. El agricultor y ganadero es hombre de campo
y defensor de la cultura y su patrimonio a quien le duele ver como se manipula y juega irresponsablemente con
cosas tan importantes.

Tenemos que luchar para que nuestras sociedades recuperen el equilibrio y abandonen esta sin razón. Ya está bien
de tener al campo abandonado y que el 90% de sus niños y jóvenes tengan que emigrar. Basta ya de vaciar
pueblos y tener que esperar 2 semanas para que un médico venga a atender a nuestros mayores. Que se entienda
que ellos todavía votan, que somos muchos y que juntos podemos inclinar la balanza a uno u otro lado.

La Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT) junto con las asociaciones de aficionados de los países taurinos
de Colombia, Perú, Ecuador, México, Portugal, Francia y Venezuela, donde tenemos representaciones, estuvimos
presentes en la manifestación del 03 de marzo, dando apoyo y respaldo al Mundo Rural español, porque sólo la
unión nos hace fuertes, en un mundo en el que todos cuentan y son importantes, sin protagonismos ni liderazgos
infundados.

Los partidos políticos estuvieron presentes, han recibido “un primer aviso” entendido el mensaje, unos mejor
que otros; lo que pasó en Andalucía no se olvida tan pronto.