Nos alegramos muchísimo de que el matador de toros Enrique Martínez Chapurra se vaya recuperando de aquella maldita lesión que le alejó de lo que era su sueño, debutar en Las Ventas de Madrid, un golpe duro donde los haya puesto que, tras muchos años de batallar al respecto y, cuando ya tenía el contrato firmado por parte de la empresa, surgió la inesperada lesión que le ha tenido alejado de los ruedos más de tres meses y, en la actualidad, como el diestro nos ha confesado, ya está en su fase final de la recuperación de su pierna.

Chapurra es, sin duda alguna, el último romántico de los toros; no quedan gentes de su estirpe y condición puesto que, toda una santa vida dedicada a este menester del toreo y, sin cansarse, sin aburrirse, más bien todo lo contrario, pasan los años y el bueno de Enrique Martínez Zazo tiene las ilusiones más renovadas.

Enrique tiene la virtud del bien hacer y mejor decir; digamos que, sus relaciones con todos los profesionales del toreo son dignas de alabanza; sospecho que Chapurra no ha tenido la “suerte” de tener enemigos, de ahí la admiración y respeto que todo el mundo le profesa; sus logros serán los que el destino le depare, pero su constancia es un hecho admirable allí donde camine.

Me llena de orgullo que, un hombre que tiene que pisar las plazas de toros en calidad de sobresaliente porque no le dan otras opciones, pese a ello, se siente feliz y dichoso ante todas las empresas que le llaman para dicho menester en el cual sigue siendo lo que podríamos llamar un “primer espada”. Y lo es porque, Chapurra no es ningún gracioso que pide ser sobresaliente por vanidad, no. Enrique ejerce de sobresaliente con el título más noble del mundo, aquel que le certifica que es un profesional auténtico puesto que, su vida, pese a todo, la dedica al entrenamiento diario, a tentaderos, festivales y todo lo que tenga que ver con la preparación del primer diestro que se precie. Lo de ser sobresaliente para algo secundario que nadie  le da importancia y, la tiene toda, sencillamente porque puede haber una cogida y tiene que ser el sobresaliente el que despache la corrida, algo que ya la ha sucedido a Chapurra en alguna que otra ocasión.

Decía el maestro Facundo Cabral que, ser buena persona era el mejor negocio del mundo y, Chapurra, ha emulado al maestro en su paráfrasis puesto que, si de buena persona se trata, el diestro dé Andújar es todo un referente. Y esta es la razón por la que un hombre de condición humilde ante la grandeza de esta fiesta adulterada en la que triunfan los que otros quieren, Enrique es considerado como un auténtico torero en tentaderos, en los entrenamientos y, sin duda, hasta paseando por la calle de Alcalá.

Aunque sea como sobresaliente, Chapurra ya tiene el primer contrato para el año que viene, será en Camas, el 29 de febrero en que el diestro Esaú Fernández matará en solitario seis toros para poder dar un bombazo, con la finalidad de poder ser escuchado por la empresa de Sevilla. Como siempre, al menos hasta ahora, siempre actúa de sobresaliente pero, este contrato le ha servido a Enrique incluso para acelerar muchísimo más su recuperación, la que no ha descuidado ni un segundo pero que, motivado por dicho contrato, una luz en el horizonte sigue alumbrando su alma para que, llegado el momento, por fin se repita la suerte a modo de contrato y, de una vez, pueda hacer su presentación en Madrid; de sobresaliente, pero nada importa. Lo que sí vale como el diestro confiesa es que le vean dar cuatro lances en la primera plaza del mundo. Que no defraudará lo tengo clarísimo.

Por las connotaciones de su persona, por su forma de ser y sentir, entiendo que la vida no ha sido totalmente justa con este gran profesional al que he visto en el campo con la muleta en la mano y no desdice con nadie; más bien, para muchos, su torero sería como un estorbo porque, como muchos sospechan, Chapurra en un torero con toda la dimensión de la palabra. Seguro que algunos se frotarán las manos al verle solo de sobresaliente pero, de Dios estará que un día le pongan en una corrida en calidad de matador para que pueda dar una sorpresa maravillosa.

En la foto que mostramos, Chapurra inicia una media verónica belmontina con el capote.