Previo a la feria de Pamplona, como sucede todos los años, un grupo de activistas se manifestaron medio desnudos por las calles de la capital navarra para pedir la abolición de las corridas de toros; claro que, la suerte de estas gentuzas no es otra que los españoles no pedimos la abolición de dichas gentes que, como se sabe, lo único que hacen es entorpecer las ilusiones de cientos de miles de personas que estos días acudirán a la fiesta de los toros en Pamplona.

Como se sabe, ahora, todos tenemos derecho a todo, especialmente los que atentan contra las libertades de los demás que, todos son respetados por las autoridades y la policía. Es decir, en vez de molerlos a palos que sería lo lógico, las fuerzas del orden público, impertérritos, porque no pueden tocar a nadie, se muestran de brazos cruzados soportando el temporal que estas gentuzas conllevan.

Desde hace unos años, un grupo de gandules en cada ciudad o pueblo de España, como redentores del mundo, se presentan frente a las plazas de toros para pedir la abolición de la fiesta de los toros. Como digo, nosotros, las gentes de bien no nos metemos con nadie ni por supuesto abogamos para que desaparezcan dichos colectivos que, en honor a la verdad, sería lo lógico porque estas gentes siempre son dañinas para el colectivo de personas honradas y cabales.

Ahora ha sido Pamplona, como es ya costumbre, pero mañana esos tipos entorpecerán la libertad de la gran mayoría en otros pueblos o ciudades para erigirse líderes de la aberración porque en los tiempos que corremos, como se ha demostrado, gana quién más grita y ese núcleo minúsculo de apestosos, como quiera que gritan tanto se les oye desde cualquier lugar. Al paso que vamos, que no lo dude nadie, que dentro de muy poco tiempo, apestosos de esta índole se manifestarán frente a las iglesias para que no entren los católicos a la Santa Misa, algo que vengo presagiando y que se hará realidad en muy poco tiempo.

Vivimos en el tiempo de las libertades, para todos los grupos de izquierdas, claro; que no se le ocurra a colectivo alguno que pertenezca a la derecha de España que, muy pronto nos tacharían de reaccionarios, fachas y catastróficos. Pero sí, a los demás nosotros los tenemos que soportar en todos los órdenes; desde las injurias a la propia fiesta de los toros como a las que les endilgan a los amantes de la dicha fiesta ancestral y centenaria.

Chillan y creen que tienen razón; pero chillan e incordian porque las leyes que ahora tenemos son de mantequilla; y de forma especial las fuerzas del orden que, todos, sin distinción, no pueden tocar en lo más mínimo a estos tipos podridos desde sus ancestros porque, de tocar a uno de ellos, cualquiera se buscaría la ruina de por vida. Ellos, claro, lo saben y dar “lecciones” de civismo y humanidad por aquello de defender a los animales, es decir, a los suyos. La pregunta para todos ellos sería siempre la misma, ¿a qué partido pertenecen? ¿En qué trabajan? Seguro que todos laboran en la seda y  pertenecen a la izquierda más reaccionaria.

Por lo visto, si Dios no lo remedia, tenemos que convivir con estas gentuzas que no saben de la vida, ni de sus problemas, ni del trabajo, ni de nada; solo saben, eso sí, molestar al prójimo con sus gritos e improperios.  Dicen que hay que abolir la fiesta de los toros pero estoy seguro que sería mejor y más práctico abolir a estos colectivos que siembran el odio y la discordia entre las gentes. Como ha cambiado el panorama. Lo digo porque, por ejemplo, en el mandato socialista de Felipe González, pese a ser un hombre de izquierdas, estos problemas no los teníamos; pero amigos, se ha ido cediendo al respecto y, de aquellos lodos quedan estos barros, no puede ser de otro modo.