Se han perdido las buenas costumbres de antaño han pasado a mejor vida, en este caso y de forma lamentable, a peor. De toda la vida de Dios, como diría un buen católico, los festivales de tronío tenían lugar en plazas de enorme relevancia, dígase Las Ventas de Madrid que, a lo largo de su historia ha albergado infinidad de festivales de toda índole puesto que, como es notorio, dicha plaza, es el lugar emblemático por excelencia cuando se hablaba de un festival de altura.

Ahora, como se sabe, se ha programado el festival para homenajear a esos hombres admirables que salvan la vida de muchos toreros, es decir, lo cirujanos taurinos y, las gentes del toro, torpes como ellos solos, se les ocurre montar dicho festival en un pueblo. No tengo nada contra ningún pueblo, líbreme Dios; es más, en Aranda de Duero que es el lugar elegido para dicho festival lo gozarán pero, amigos, el evento pierde toda categoría al no celebrarse en el recinto que debería que, en esta ocasión más que nunca, debería de haber sido en Madrid.

Los toreros y organizadores han cometido una torpeza sin precedentes y, lo que es peor, dicho festival en su fuero interno es una humillación a esos hombres admirables que salvan las vidas de los toreros puesto que, de alguna manera, con dicho acto preparado para celebrarlo en un pueblo, se les ningunea a los doctores al rebajarles de la categoría inmensa que tienen puesto que, no hay nada más glorioso que salvar vidas humanas, lo que hacen los doctores que, en esta ocasión no se han visto recompensados como en realidad merecen.

Los toreros, como sabemos, cuando les salvan la vida tienen mucha palabrería, mucho agradecimiento porque han vuelto al mundo de los vivos sabedores de que su vida pendía de un hilo. Pero una vez que han vuelto a la vida, como es notorio, se comportan de una forma absurda puesto que, hasta para rendir un homenaje hay que elegir el marco adecuado que, hoy más que nunca, éste debería de haber sido Madrid.

Repito que, Aranda de Duero se sentirá halagada con dicho festival puesto que, el cartel es de tronío; los que se sentirán despreciados serán los doctores que, por nada del mundo podrían pensar que, el referido homenaje tendría un marco tan pobre e irrelevante. Desconozco quien es el responsable directo de dicha organización, ni me importa; pero si todo el mundo sabe que, los doctores se sentirán humillados al comprobar que, un acto como el citado, insisto de nuevo, requería un marco de mucha altura que, sin duda alguna debería de haber sido en Madrid.

¿Qué ocurre ante todo esto? Que da la sensación de que se trata de un festival sin relevancia alguna por aquello de celebrarse en un pueblo; es más, hasta da la sensación de que los toreros acuden a dicho pueblo para pasar una nota de gastos y si te he visto no me acuerdo. ¿Será que la torería andante de la actualidad no sabe de historia ni de festivales de tronío cuando éstos se celebraban en Madrid?  Podría nombrar infinitos, todos ellos celebrados en el ruedo más emblemático del mundo y, en esta ocasión que el marco lo requería más que nunca, toreros y organizadores se “machan” a un pueblo como dando la sensación de que, a escondidas, quieren hacer algo que no les nace.

Los doctores y cirujanos de España no merecían semejante afrenta, sencillamente porque todos, sin distinción, a la hora de curar al herido lo han hecho poniendo su alma, su ciencia, su razón de ser mientras que, los toreros, para homenajearles lo hacen de la forma más ridícula que se pudiera hacer. Eso sí, que no sufran los toreros que, los doctores y cirujanos les seguirán curando cada vez que le toro les hiera.