Sospecho que, a nivel de la aureola que nuestra casa ha despertado en las redes sociales, que algo estaremos haciendo bien cuando nos critican. Digámosle al mundo que, nosotros, el conjunto de personas que formamos parte de este equipo de gentes ilusionadas, nadie de nosotros vive, ni siquiera mal vive del mundo de los toros porque, para nuestro gozo, preferimos vivir de la dignidad de nuestro trabajo para sentirnos libres por completo ante nuestros semejantes que, con toda seguridad les mostramos nuestra faz más nítida puesto que, nadie de los que aquí moramos ha dicho jamás mentira alguna.

En el mundo del periodismo taurino pasa otro tanto como en la política puesto que, si periodistas y políticos, nadie viviera de ese medio todos diríamos la verdad. Así era antaño respecto a los políticos que, cada cual tenía su trabajo y por filantropía dedicaban una parte de su tiempo a la política. Siendo así, no tenían que mentirle a nadie puesto que, el pan lo tenían al margen de la política.

Todo ha cambiado y, ahora, por conseguir un puesto en política si hay que mentir se hace, caso de Pedro Sánchez y sus huestes; si hay que pactar con criminales y separatistas, por conservar el poder y las prebendas el cargo, se hace. Como decía, el periodismo es el calco de la política puesto que, muchas personas tienen que vivir junto al mundillo taurino, razón por la que se ven sometidos al poder que les alimenta. ¿Quién se atreve a llevarle la contraria a Ponce, por citar un poderoso como matador de toros?

Es cierto que si parafraseamos a nuestro admirado Pepe Mata cuando afirma aquello de decir siempre la verdad, aunque sea motivo de escándalo. Y es cierto. Signó dicha frase el compañero azteca con todo el acierto del mundo puesto que, la verdad, como valor indiscutible no es siempre entendida por todos. En el peor de los casos cada uno y cada cual tenemos nuestra verdad que, aunque discutida, si la podemos certificar nada tenemos que temer. Es cierto que mucha gente prefiere la mentira piadosa, o si acaso cruel, pero escuchar la verdad produce mucho resquemor porque no siempre seremos comprendidos.

Es realidad que, conforme está montado el mundo de los toros, lo que muchos entienden como la verdad, para nosotros es la mentira más ex abrupta para el perjuicio de la fiesta puesto que, para nosotros, la misma empieza por la grandeza del toro y acaba por la dignidad de los toreros; todo lo demás nos parece una pura parodia que la han sabido vender ante los menos expertos en materia que, como se sabe, son la gran mayoría.

Nuestro problema es que abordamos temas intocables, los que nadie repara, los que nadie critica, los que todo el mundo pasa por alto porque buscarse uno enemigos no es tarea gratificante. Nuestra acción no pasa por aquello de buscarnos los enemigos aludidos, más bien, por aquello de mostrar datos, situaciones, hechos, acciones nefastas que, según nuestro entender perjudican mucho a la fiesta en su conjunto. ¿Qué hacer? Difundir los hechos para concienciar al personal que, pagano como siempre, como el toro, no tiene quien le defienda y si no lo hacemos nosotros siempre estarán ayunos de toda verdad. ¿Acaso somos nosotros culpables de publicar crónicas y fotos en que los pitones de los toros chorrean sangre a borbotones? ¿Tenemos la culpa de que los animalitos de la “fábrica” Domecq apenas tengan fuerza alguna y sean bobalicones y tontos del capirote como dirían en Andalucía?
¿Se nos puede acusar por difundir la noticia de que un hijo ha defenestrado a su padre quedándose con la empresa que éste creó? Para nuestra suerte, en la actualidad, cuando hay un escándalo para publicar, no tenemos que esforzarnos en nada puesto que nos llaman para que lo difundamos que, cuando comprobamos la verdad de la cuestión no dudamos en darle difusión.

Sin en poco más de dos años hemos logrado que se nos discuta, nuestra alegría no puede ser mayor, sencillamente porque nacimos sin mayores pretensiones que vender la verdad que, como se ha demostrado, no era tarea baladí la que emprendíamos. Sabíamos que había un vacío informativo el que había que cubrir, por ello comenzamos esta tarea apasionante. Que nadie se confunda puesto que, no pretendemos que nadie se ofenda, pero que todo el mundo sepa la verdad, en este caso, la que nosotros promulgamos y entendemos. ¿Verdad, Zabala de la Serna? Y lo digo porque gracias a este señor hemos incendiado las redes sociales. Algo estaremos haciendo bien.