La pandemia maldita que nos está azotando, pese a todo, nos ha regalado algo que creíamos imposible de encontrar, el tiempo. Ese tiempo que pensábamos haber perdido porque nadie lo teníamos salvo para vivir en la vorágine de la propia vida, de repente, como si de una señal de STOP para todo el mundo se tratare, todos hemos parado nuestras actividades, salvo el personal sanitario y todas las personas que trabajan en el abastecimiento de víveres para que no nos falte nada.

¿Qué ha ocurrido? Lo dicho, que aquel tesoro que teníamos perdido al que llamábamos tiempo, lo hemos recuperado por completo y, para todos, si algo nos sobra en estos momentos, en estos días de confinamiento, no es otra que cosa que el tiempo, el que debemos de utilizar para mil menesteres, entre ellos para la lectura que, como todo el mundo sabe, es el mejor sedante para el cuerpo y para el alma.

Gracias a ese tiempo sobrante que todos tenemos, nuestra página, como tantísimas otras de Internet, ha recuperado una legión de seguidores que nunca pensábamos llegar a tener; es cierto que, para nuestra fortuna, aquí podemos leer de todo, de toros y de cualquier materia que afecte a nuestra sociedad puesto que, plumas muy doctas nos aleccionan a diario.

Lo ideal, en nuestro caso, no es otra cosa que hablar de toros pero, a falta de noticias al respecto, nosotros nos las fabricamos para uso personal y, sin duda para los cientos de miles de lectores que tenemos que, ávidos de emociones acuden a diario a nuestra Web por aquello de encontrar algo que les conmueva y, sin duda, les entretenga.

Hoy me cabe el gusto de recomendar un libro que, por cierto, nada tiene que ver con los toros pero que, el citado, me lo he leído “mil veces” y todavía me siguen entrando ganas de devorarlo de nuevo. Es por ello la recomendación a la que aludo puesto que, MARTES CON MI VIEJO PROFESOR es un libro pequeño, de apenas doscientas páginas que, como diría un amigo mío, se puede leer en una pre-siesta. Sin lugar a dudas, si Mitch Albom quería estremecernos con su libro, lo logró por completo.

Aunque parezca una novela, MARTES CON MI VIEJO PROFESOR es una historia real como la vida misma en la que, Mitch Albom rememora su encuentro con el que fuera su profesor varios años después de su licenciatura. Gracias a un programa de televisión, Mitch Albom se enteró de que su viejo profesor estaba malito, es decir, pasando por un trance amargo que le desembocaría en el trance final de su vida.

Aunque les separaban miles de kilómetros, el alumno decidió de forma semanal, eligiendo los martes, para compartir una jornada con su profesor que, en el trance final de su vida tanto le acompañaría. El primer encuentro resultó maravilloso puesto que, el profesor no esperaba, por nada del mundo, que aquel alumno tan especial acudiera a visitarle, razón por la que, al encontrarse, además de la emoción del encuentro, las lágrimas corrían por las mejillas de ampos personajes.

Aunque el profesor ya estaba en silla de ruedas por culpa de su enfermedad, el alumno todavía le disfrutó durante muchas semanas en las que compartieron vivencias de todo tipo, recuerdos entrañables y, ante todo, la oportunidad del alumno en poder entregarle al viejo profesor la gratitud por todo lo que había aprendido a su lado. Muchos años después de su graduación, Mitch Albom tomó junto a su viejo profesor la última lección, la del humanismo que compartió con el hombre que le preparó para la vida y en la que en aquellos instantes, el alumno le mostraba gratitud al maestro.

Aquellos meses en los que Mitch compartió su vida junto al viejo profesor fueron vitales para él; a su lado compartió emociones, sensaciones y, como gran lección, ser testigo directo de cómo y de qué manera se iba apagando la vida del viejo profesor que, amparado por el alumno llegó al trance final con una dicha inusitada puesto que, aquel hombre jamás creyó que en los últimos meses de su vida, el que fuera su alumno preferido compartiría con él sus últimos meses en este mundo.

Como digo, es una historia tan conmovedora, tan bella, tan emotiva que, por muchas veces que uno lea el libro siempre queda un resquicio para alimentar tu alma. Como sabemos, muchos libros se venden a base de publicidad engañosa para contar historias absurdas mientras que, MARTES CON MI VIEJO PROFESOR, se vendieron cincuenta millones de ejemplares por el mundo porque, la historia vivida en primera persona por ambos personajes tenía todos los tintes necesarios para que el lector quedara embelesado con tan bella narrativa que, como dije, es una historia real que conmovió al mundo.

Como tantas veces ocurriera, y esta es una auténtica prueba fehaciente, MARTES CON MI VIEJO PROFESOR, como realidad, supera ampliamente a la ficción.

Mitch Albom, junto a Morris, el que fuera su viejo profesor.