La actuación de Morante en pasado domingo en La México ha hecho correr ríos de tinta al respecto, sencillamente por lo que de estafa ha supuesto su maldita actuación que, para colmo, resultó premiada con una asquerosa oreja. La prensa honrada mexicana se ha despachado a gusto y, con toda la razón del mundo, lo decimos, a tenor de todas las fotos que nos han enviado nuestros compañeros mexicanos en que, como se puede ver, la estafa, no pudo ser mayor por parte del señorito andaluz.

Claro que, mientras que los aficionados desgarramos nuestra voz pidiendo justicia ante los desacatos que se producen en el mundo del toro, todo queda impune porque es el único espectáculo en el mundo en que se puede hacer el fraude que se quiera y no existe culpable alguno. Sin duda, algo muy equiparable con lo que sucede en Cataluña que, sus mandatarios hacen barrabasadas de tinte criminal y no hay nadie en el mundo que les contenga, será que no pueden ¿verdad?

En el mundo de los toros no es que se cometan barrabasadas, pero sí injusticias en tropel, engaños, burlas, felonías de todo tipo que, para nuestra desdicha, ninguna podemos demostrar, por tanto, llevar ante los tribunales. De todos es sabido el escarnio que produce ver a Morante ante esos animalitos moribundos; digamos que todo sabemos que eso es un fraude en toda regla, tanto en México como lo hace en España. ¿Os dais cuenta porque Morante no se prodiga en Francia? Sencillamente porque allí suele salir el toro en un alto porcentaje de plazas. ¿Solución? Piensa el diestro. Torear en Ronda o en este caso en La México que, ante su persona se han derretido al consentirle las felonías antes descritas.

Claro que, Morante, si fuera un tipo responsable que no lo es, tras ver un tercio de plaza en La México, eso debería de hacerle reflexionar; pero tanto él como sus compañeros lo que pretenden es pan para hoy y hambre para mañana; un hambre que él no pasará, pero sí será el reducto que dejará a toreros venideros que, tras la hecatombe de lo que estas gentuzas han sembrado, difícil lo tienen generaciones venideras para que la gente vuelva a las plazas de toros.

Morante y sus adláteres saben del fraude que cometen pero, a su vez, de igual modo saben que nadie les imputará delito alguno; en realidad, como eso es imposible, en el peor de los casos, en el pecado llevan su penitencia por aquello de que ya no quedan imbéciles suficientes para llenar una plaza de toros al albur de su toreo. Oiga, diría el otro, que es un gran artista. Sí, señor un gran artista de salón, sería la respuesta correcta.

Nos queda mucho que sufrir y denunciar ante los mandatarios del toreo que, como es notorio, caminan a sus anchas porque saben que no hay oposición que lo impida. Imaginemos por un momento que, un grupo de aficionados decidimos, según nuestras creencias en torno a lo que entendemos como la autenticidad del espectáculo y, sabedores de que Morante no cumple con dichos requisitos lo llevamos ante los tribunales. Ya lo tenemos en el banquillo.

Comienza en interrogatorio.

-Señor Morante, -alega el juez- se le acusa por parte de este grupo de aficionados de que usted mata toros pequeños, por tanto piden que se le retire su licencia como torero.

-Responde Morante. Señoría, ¿en qué apartado del reglamento dice que los toros han de ser pequeños o grandes; son toros lo que yo lidio y mato, por tanto, ¿dónde está el fraude que se me acusa?

-Su señoría replica. Sí, pero usted elige los más chicos que, para mayor escarnio ni los pica y muchas veces si no le gustan se los deja vivos.

-Y dice Morante. No entiendo nada, señoría. Repito que lidio toros con cuatro patas, dos pitones, dos orejas y un rabo. ¿O no son toros lo que lidio? Además, ateniéndome al reglamento todos tienen cuatro años que es la edad reglamentaria para su lidia. ¿Tengo yo acaso la culpa de que los animales no tengan la fuerza suficiente como  para no resistir los puyazos? Alguno he dejado vivo porque prefiero la bronca antes que la cornada.

Tras la sentencia, Morante quedó absuelto de todos los cargos que se le imputaban.

Sabedor Morante y sus adláteres que siempre ganarían el juicio, no tiene reparo alguno en cometer cualquier tipo de fraude porque saben a ciencia cierta que siempre quedará impune. La única solución que nos queda es mandarlo a la mierda dejando las plazas vacías para que toree él y sus correligionarios más acérrimos. Lo grave del asunto es que no tiene solución. Mientras un nutrido grupo de chavales se siguen jugando la vida, Morante y las figuras juegan al toro de una forma descarada, ruin, mezquina y farsante, razón por la que este tipo de toreros no tienen jamás cornada alguna.

Morante ha hecho grande a Pablo Aguado puesto que, como se ha comprobado, con este tipo de toros al uso, Aguado, no necesita ni de trebejos toreros, con la gorra le basta y le sobra para encandilar al personal que, si no piensa y no censura nada se lo pueden pasar en grande. Y ese es el público que quieren estos toreros, que sean ignorantes, que lleven boina a ser posible, que acudan al festejo con la merienda a cuestas, que lleven siete pañuelos blancos para pedir orejas, que increpen al presidente si éste se le ocurre implantar el reglamento, incitar a los músicos que toquen sin parar…….¿Verdad que está muy claro porque Morante no torea en Madrid?

Claro que, a los toreros les pasa como a los políticos, se les dice de todo y nada bueno y, ni se molestan en leer nada; van a su puta bola y si te he visto no me acuerdo. Lo que le han dicho a Morante en México es como para ponerse a llorar, en este caso, para que le entre la depresión porque si al artista más grande de la actualidad le dicen de todo, menos artista, la cosa es gravísima. Igual Morante pensaba que en México todavía eran todo indios aztecas lo que por allí quedaban y que nadie repararía en su fraude. Pues no, allí se ha encontrado con críticos cabales que le han dicho lo que nadie quisiera oír. Cierto es que, como él es sordo, nada le importa.

De cualquier manera, ya pueden darse prisa los estafadores de la tauromaquia puesto que, tras el acuerdo de gobierno que han pactado dos mal nacidos de España, a los toros les queda un telediario, lo que viene a demostrar es que si quieren seguir haciendo fechorías, dense prisa todos que el chollo se acaba.

En la foto que mostramos, Morante, ante un animalito indefenso en La México.