No conocíamos los detalles pero, la gran realidad de lo sucedido nos hacía barruntar lo que ahora sabemos. Me refiero a lo que ha sido la ruptura de Paco Ureña con el poderosísimo empresario Simón Casas que, como sabemos, terminaron a “palos”

Como decía, la noticia que corre por los mentideros taurinos, la que con toda seguridad ha filtrado algún allegado dolido a Paco Ureña no ha sido otra que la cantidad percibida por el diestro de Lorca que, harto de triunfar de forma rotunda, entre otras plazas en Las Ventas de Madrid, Bilbao, Pamplona, Nimes…..un elenco importantísimo de plazas que, para su “fortuna”, muchas de esas plazas estaba a rebosar de aficionados, algo que le hacía sospechar al diestro que con toda seguridad habría dinero.

Fijémonos que, los toreros, como siempre, se les pueden hacer las mil putadas y todos callan; les puede más el miedo de la calle que el que puedan pasar dentro de las plazas de toros. No he visto jamás a un torero quejarse por los pobres emolumentos que haya podido percibir por parte del que haya sido su apoderado. El gran dictador, para los toreros, sigue siendo el miedo, razón por la que los poderosos que mueven las redes de las organizaciones campan a sus anchas sabedores de que todo quedará impune.

Al parecer, como explico, según los allegados a Paco Ureña, la liquidación que le hizo Simón Casas rayó en el más puro esperpento por no darle el calificativo que merece. Es duro ser torero, más que nada, porque no existe un precio definido de antemano para comprar el producto. Es decir, vamos a comprar una lavadora, vemos el precio y si nos gusta la compramos o lo dejamos, es decir, somos libres de elegir. Todo tiene un precio de salida en el mercado para que el cliente pueda decidir. Todo menos el hecho de que un torero se juegue la vida que jamás sabe lo que va a percibir; digamos que, no existe una tarifa previa que avale el hecho de que un hombre se jugué la vida.

Es cierto que, pese a todo, Paco Ureña ha hecho este año la mejor faena de su vida casándose con la hija del maestro Dámaso González, algo que viene a certificar que no pasará hambre pero, por Dios bendito, que el hecho de jugarse la vida y conseguir triunfos por doquier, que eso no tenga una recompensa económica, vamos, es para echarnos a llorar y no parar en dos meses seguidos. Se habla, como dicen los mentideros, del equivalente a un buena bicicleta por tarde lo que ha cobrado el diestro de Lorca, cantidad irrisoria a la que, para colmo de los males, luego hay que quitarle los impuestos correspondientes a la hora de la declaración de la renta. Dicho en cristiano, Paco Ureña, con el dinero conseguido no puede comprarse ni un mal pisito a cien kilómetros de Madrid.

Cuando uno sabe de tales aberraciones se sufre horrores. Pensar, por ejemplo que Irene Montero y Pablo Iglesias, de profesión, parlanchines barriobajeros, que ellos ganen más dinero que Paco Ureña me parece gravísimo. Tal y como está el panorama aconsejo a los chavales que quieran ser toreros para solucionar su vida, antes que nada, que se olviden del traje de luces y se metan en el “duro” ejercicio de la política para mentir diciendo que aman a los pobres, que les van a defender; digamos que, de la mentira hagan un mundo y, por eso, les pagan fortunas, amén de la popularidad de la que gozan.

Eso sí, todo chaval que quiera meterse en política, sin duda alguna, debe de hacerlo en las filas de la repugnante izquierda que, la misma, como siempre ha sucedido, llevará al país a la ruina pero, como lo que de verdad importa es el bolsillo de los políticos, a éstos no les faltará de nada. Ahí vemos, a diario, a decenas de políticos que, su hoja de servicios como trabajadores es nula porque como buenos gandules jamás trabajaron en nada y, como grandes sinvergüenzas que son, ahora dicen que trabajan.

Volvemos hacia dónde estábamos. Mucha suerte para Paco Ureña en su nueva andadura, su calidad como torero merece un reconocimiento digno a sus aptitudes como artista. No es justo que un hombre que se juega la vida gane menos dinero que un político gandul que solo pretende destrozar a España. Claro que, al paso que vamos todavía veremos más cosas si es que en verdad todavía no hemos visto bastantes.

Como vemos en la foto, lo peor no es que apenas quede dinero, lo triste es que te juegas la vida, el ejemplo de Ureña creo que es revelador.