Dios quiera que con Ureña se repita la historia de Juan José Padilla puesto que, de ser así, todos los aficionados nos sentiríamos gozosos al respecto del diestro de Lorca. Fijémonos que, Ureña y Padilla son historias paralelas; Padilla, cuando estaba “entero” mataba lo que nadie quería por el irrisorio precio de cuatro perras gordas y, fue perder el ojo y empezar a respetarle, a darle contratos, hasta el punto de que en varios años consecutivos, tras la desgracia, quedó en lo más alto del escalafón y, como sabemos, era un “muerto de hambre” dicho con todo el respeto del mundo.

A Ureña le deseamos lo mismo, es decir, que aflore de una santa vez la sensibilidad empresarial y que se vea recompensado su esfuerzo puesto que, según nos consta, el diestro lorquino está entrenando a marchas forzadas porque quiere emular a Padilla a toda costa. Como sabemos, Paco Ureña perdió la visión de su ojo izquierdo en Albacete pero lo que no perderá nunca, mientras su cuerpo esté bien, es su entrega apasionada por el toro, algo que ha demostrado en muchísimas ocasiones.

Y hablo de la sensibilidad empresarial puesto que, Paco Ureña no es un gracioso; más bien un torero cabal, un artista en toda la extensión de la palabra que ha circunscrito su carrera por el sendero de la verdad y que en la temporada que fenece ha sido tratado con tremenda injusticia. Sí, porque apenas han valido para nada sus triunfos en tantísimas plazas como ha toreado a lo largo de su historia y, año tras año era cuestionado como si se tratara de un principiante que pedía una oportunidad. Y que conste que, Ureña, entre otras muchas plazas ya es un “consentido” de Madrid.

La prensa incluso, hasta le tratamos de loco cuando se quedó en el ruedo de Albacete para matar al toro que lo había herido, todo ello en un acto de tremenda responsabilidad que, además de que nadie se lo valorásemos, para desdicha suya, ese tiempo perdido fue vital para la salvación de su ojo, algo que no ha sido posible. Queda demostrado que la vida es como es, no como nosotros quisiéramos que fuera, Paco Ureña es un ejemplo de lo que digo que, a no dudar, a poco que le respeten los toros y los empresarios, pese a todo, le quedan muchas lecciones de torería por impartir.

Deseamos, y creo que es una causa común, que con Ureña se repita la historia de Padilla, lo que vendrá a demostrar su grandeza como hombre, su calidad como torero y, por encima de todo que ha sabido tocar la fibra sensible de los empresarios que, quizás le contraten por morbo pero, eso mismo hicieron con Padilla y el jerezano se ha hecho rico y famoso desde que perdió su ojo. Si la fuerza interior de Paco Ureña es la que todos suponemos, con toda seguridad que se hará rico y, lo que es mejor, hasta le dejarán entrar en el festín de las figuras que, con las mismas y con los toros que suelen lidiar, a Ureña le basta con un ojo solo para ponerlos a todos contra las cuerdas.

Ureña hará lo que esté en su mano que, sin duda, será el todo. Ahora bien, deben ser los empresarios los que le ayuden en su cometido y, no quiero que sea por morbo, más bien por admiración hacia un hombre que con un solo ojo será capaz de dictar lecciones hermosas, las mismas que siempre nos mostró pero, ahora, con otro tipo de ganado, éstas serán corregidas y aumentadas.

Todos no podemos ser toreros porque para dicho festín son pocos los convidados; en principio, si se me apura muchos son los llamados pero, al final, pocos los elegidos y, como sabemos Paco Ureña es uno de los elegidos para la gran fiesta de la tauromaquia. Es de celebrar que Paco Ureña vuelva a los ruedos que, como ya sabemos, es algo que tendrá lugar en Valencia por sus Fallas en el mes de marzo; pero mayor gloria nos aportará un triunfo épico de Ureña en dicha feria lo que vendrá  a certificar que, torero habemus.

Pla Ventura