Llevo muchos años en calidad de aficionado a los toros que, sin duda alguna, ello me otorga licencia para poder constatar muchas cosas en el mundo de los toros, sencillamente por haber tenido la suerte vivir otras épocas de la tauromaquia y, sin duda, por haber sentido otras sensaciones al respecto de los famosos que, por ejemplo, en vida de Alfonso Navalón y Joaquín Vidal, por muy famoso que fuera un diestro cuando estaba mal o no rayaba a la altura que se le imponía, las críticas eran feroces, sencillamente porque había que defender al aficionado que había pagado una entrada.

Fueron pasando los años, murieron aquellos genios de la pluma y de la crítica y todo ha cambiado a velocidad de vértigo y, lo peor de todo es que el cambio ha sido para favorecer a los más afortunados de la torería que, desde hace mucho tiempo, no existe más crítica que las que aquí exponemos, este grupo de aficionados cabales que, sin duda, queremos una fiesta mejor, si acaso más justa que sería lo razonable.

El toro no sirvió. No hubo suerte en el sorteo. Los toros desvanecieron las ilusiones de los diestros. Los toros se cargaron el festejo. Sin que ayude el toro, nada es posible.

Las frases antes reflejadas son el denominador común de toda la crítica al unísono y, ya es curioso que el torero no tenga jamás la culpa que, al parecer, por todo lo que leemos a diario, nunca la tiene. O sea que, los toreros, las figuras de forma muy especial, viven en un mundo idílico en el que pase lo que pase, ellos jamás serán culpables de nada. Es cierto que, en ocasiones, es el toro el que se encarga de desbaratar todo pero, además de ello, he visto con mis propios ojos a toreros que se les ha ido el toro sin torear y, repito lo antes dicho, la estupefacción me ha llegado cuando he leído las crónica oficiales diciendo que el torero había estado por encima del toro. Y es ahí, en dichos momentos cuando me derrumbo con estrépito al saber que, el poder lo corrompe todo.

Sin duda alguna, por ejemplo en el fútbol, un mundo donde se maneja mucho más dinero que en los toros, donde sus astros son más fulgurantes que en el mundo de taurino y, a diario podemos leer críticas rotundas cuando el equipo o cierto jugador no ha estado a la altura de lo que de él se esperaba que, sin duda alguna no es otra cosa que el resultado negativo del equipo en cuestión. ¿Será que los jugadores no han aprendido a comprar a los críticos? Sea como fuere, como expliqué miles de veces, en el mundo del balompié se adivina una justicia que en los toros no existe, la prueba no es otra que las críticas que el mundo futbolístico recibe.

Nosotros en lo que a los toros se refiere somos especiales, todo tiene que ser idílico, como en el mundillo de Pedro Sánchez que todo es unidad y progresismo. Pensar que los ancestros del mundo de los toros van ligados a las dictaduras del PSOE y sus aliados, eso me produce un asco inmenso. Para Pedro Sánchez no existen las críticas y, si existen, él no las escucha. ¿Acaso Morante no hace lo mismo aunque sea de derechas? El poder corrompe, pero en todos los órdenes. El que tiene todo el poder en sus manos, tanto en la política como en cualquier actividad del mundo que vivimos, hace lo que le viene en gana y, lo que es peor, a ver quién es el valiente que dice lo contrario. Y el que se atreva que no le pase nada, como en tantísimas ocasiones hemos podido ver.

Como decía, si analizamos el mundo de la política con esta maldita izquierda que pretende gobernarnos, es exactamente igual de paralelo que lo que sucede en el mundo de los toros. Y tiene bemoles la historia que, un mundo como el de los toros donde unos hombres se juegan la vida, si lo analizamos, en sus raíces son exactamente lo mismo. Es decir, dos dictaduras disfrazadas; en política haciéndole creer a los votantes que vivimos en libertad por aquello de los votos y, en segundo acto, en lo que a los toros se refiere, porque nos quieren esgrimir a muertos pretéritos con la verdad de la fiesta, nada más lejos de la realidad. Si no existe el menor atisbo de crítica dentro del mundo de los toros, ¿qué más podemos esperar? Y si la hay, como puedan ser nuestros gritos de protesta, todo se lo pasan por el forro y aquí paz y allá gloria.

En la foto, Manzanares y Anibal Ruíz, las dos caras de la moneda.