Según he podido saber, mucha tinta ha corrido al respecto del artículo que escribí hace muy poquitos días sobre el diestro Carlos Escolar Frascuelo. Quiero pensar que, los discrepantes al respecto no entendieron el mensaje que traté de lanzar al respecto de tan noble artista de la torería.

Cuando hablamos de un torero que ya tiene un cierta edad ponemos el grito en el cielo para tratarle de viejo y anticuado. Craso error cuando así nos pronunciamos puesto que, la edad no tiene nada que ver con el arte, si acaso, la que refrenda la categoría de todo un torero, caso de Carlos Escolar Frascuelo.

Como quiera que siempre hablo de hechos concretos y, sin duda, consumados, es por ello que es la vida misma la que me autoriza para poder disertar sobre los temas que conozco y, en este caso, sobre un personaje tan entrañable como Frascuelo que, ya quisieran decenas de toreros jóvenes ostentar la fuerza física que tiene el diestro de Madrid; es decir, le he visto entrenar muchas veces y he quedado petrificado puesto que, Frascuelo, corre hacia atrás mucho más veloz que lo haría un muchacho treintañero hacia delante.

Pero no vengo acá para hablar de deportistas, más bien de toreros y, repito, las facultades de este hombre son dignas de admiración pero, donde si me doblego es ante su arte inmaculado puesto que, verle hacer el paseíllo ya tenemos media entrada amortizada. Él es Frascuelo, un referente de la torería andante.

Viene al caso que, por ejemplo, no quisieron los empresarios de Madrid darle al maestro Rodolfo Rodriguez El Pana la oportunidad de confirmar su alternativa en Madrid porque decían que era viejo y, dada la apariencia del toro que se lidia en Las Ventas, la empresa no quiso correr el riesgo de que un toro le matara. Cosas del destino y, paradojas a su vez, le quisieron prevenir del toro de Madrid para evitar el posible riesgo y le mató un novillote en un pueblo de México. El Pana no murió porque era viejo, entregó su alma a Dios porque así lo tenía decidido  el destino.

Nada que ver los años con el toreo porque, ahí tenemos a Roca Rey, un chaval imberbe que, como el mundo sabe, tuvo que cancelar su temporada después de Pamplona porque la voltereta que sufrió en Madrid casi que le aparta para siempre de la circulación y, lo que es mejor, pese a todo, salvó su vida cuando podía haber muerto en el envite. ¿Cuestión de edad? Por supuesto que no porque si los males fueran sinónimo de los viejos, a Roca Rey no debería de haberle pasado nada.

Me molesta mucho que se etiquete a los toreros por su edad. Los que hemos conocido otras épocas del toreo recordamos los años ochenta en que, dos viejos que se escaparon del «asilo de ancianos» pusieron el toreo al revés, caso de Antoñete y Manolo Vázquez. ¿Seguimos con la cantinela de la edad?

Hablaba antes de El Pana y, todos debemos recordar que, el diestro de Apizaco empezó a ser conocido y reconocido tras su «despedida» en La México, la corrida que montó Rafael Herrerías para quitarse al «viejo» de encima. ¿Qué hizo el viejo aquella tarde? Cautivó a todo el mundo y, más que una despedida, lo suyo fue un retorno en toda regla; una «reaparición» por todo lo grande, hasta el punto de que le gozaron en muchos estados mexicanos, en España y Francia. De igual modo, amigos, yo veía cómo se entrenaba El Pana, comprobaba su fuerza física y quedaba anonadado. No era posible que, un hombre de su edad pudiera tener tanta fuerza, en el cuerpo y en el alma. ¡Y tenía sesenta y cinco años cuando un toro lo mató! Pero nada tuvo que ver la edad ni la fuerza; ocurrió una desgracia como la que le sucedió a Roca Rey, pero mientras el peruano salvó su vida, El Pana se marcho junto a Dios. Cosas del destino.

Ahí está Juan Mora, con más de cuarenta años de alternativa dispuesto para impartir lecciones de torería al más alto nivel. Y si lleva cuarenta años de alternativa ya deberíamos darle el título de viejo ¿Verdad? Creo que he dado suficientes ejemplos para demostrar que el toreo no tiene edad. ¿Cierto? Totalmente.

¿Queda claro para siempre que nada tiene que ver la edad con la profesión de torero? Las pruebas que he dado creo que son elocuentes.

En la imagen, Rodolfo Rodríguez El Pana