Si todas las figuras del toreo adoptaran la postura que ha tenido Roca Rey ante la empresa de Madrid al ofrecerse de forma voluntaria para entrar en el sorteo del bombo, como diría un castizo, otro gallo nos cantaría. Todo un gesto que le honra como torero y como hombre. Sin duda que, como digo, si todos sus compañeros situados en lo alto de la “tabla clasificatoria” le emularan, la fiesta podría tomar unos derroteros interesantísimos. Es más, toda la feria de San Isidro podría sortearse con un bombo gigante.

No me olvido de Enrique Ponce que ha tenido el gesto de apuntarse igualmente a dicho “reto” que, en realidad, no lo es tal; se trata, sencillamente, de sortear unas ganaderías y compañeros, algo que no es tan “grave” como parece o puedan interpretar los artistas de la torería. Es más, en el caso de Enrique Ponce, con la gorra podrá torear aquello que le caiga en suerte porque recursos, técnica y conocimientos los tiene de sobra.

Repito que, lo de Roca Rey es dignísimo. Se trata del diestro que toreará en todas las ferias de España porque será reclamado por todas las empresas, a sazón, el único diestro con reclamo suficiente para llenar las plazas de toros del mundo. El joven peruano es de los pocos diestros que, como toda figura, no le hace falta arriesgar nada y mucho menos dejar al azar aquello que puede controlar y, sin embargo, en un ataque de torería y de raza auténtica, se apunta al bombo que, a no dudar, su acción ejercerá la debida presión para que, tras él, los que queden se lo pensarán muchísimo.

Ese bombo de Simón Casas parece que se va llenando de protagonistas para que, todos juntos puedan crear la suficiente expectación para que los aficionados nos ilusionemos al pensar que, la fiesta, con esta nueva forma de confeccionar los carteles puede tener el suficiente misterio para que el reclamo de aficionados puede ser mucho mayor.

Suena ya muy rancio que antes de que se confeccionen los carteles, en lo que las figuras se refiere, todos los aficionados sepamos qué clase de toros van a lidiar, los compañeros que van a tener y si se me apura, hasta el resultado del festejo. Es lo que se ha hecho hasta ahora que, lo que se dice misterio no ha tenido ninguno; más bien ha sido todo fruto del amaño entre unos y otros con el resultado de exponer lo mínimo posible.

Agradezcámosle a Roca Rey su actitud que, sin duda, le convierte en el REY de los gestos, nada del otro mundo sabiendo la capacidad que tiene el peruano para enfrentarse a todo tipo de reses, razón por la que no le ha tenido miedo a la suerte, sabedor, eso sí, de que puede con todo. Ciertamente, eso de que puede con todo podemos extrapolarlo a todos los diestros y, mucho más a los que más torean por aquello del oficio adquirido; el problema era de fondo, nunca de forma. Digo de fondo porque como ha sucedido hasta ahora, todos iban muy cómodos con aquellos toros que se traían bajo el brazo y con los compinches con los que alternaban.

Convengamos que Simón Casas tiró la caña para que picaran y lo han hecho varios, algo que favorecerá mucho a la fiesta porque, repito, el bombo creará expectación, misterio, y la suficiente magia para que todos nos ilusionemos. Pero así se debería de confeccionar toda la feria de San Isidro; lo que ha hecho Simón es un pequeño atisbo de lo que sueña pero, a poco que le ayuden tres como Roca Rey, lo tiene en bandeja de plata para que toda la feria sea sorteada. Sería hermoso, a nivel de sorteo que, de la noche a la mañana viésemos un cartel producto de la suerte y que leyésemos: Toros de Saltillo para Morante, Roca Rey y Octavio Chacón; o toros de Juan Pedro para Emilio de Justo, Juan del Álamo y Juan Ortega. Así, sucesivamente. Eso sería magia al más alto nivel y, lo que es mejor, que el aficionado volvería a confiar en la fiesta y, por ende, en sus protagonistas que, hasta el momento, los que han mandado han hecho lo que les ha pasado por la entrepierna mientras que, los menos favorecidos por la fortuna han tragado quina con los que les han dejado.

Repito que, ante los hechos que estamos viendo, Simón Casas lo tiene en la mano; es decir, a poco que se atreva, si los primeros del escalafón le dan el “sí quiero” lo tiene sencillísimo. Ya es hora de que entre a formar parte la suerte como tal; atrás deben de quedar para siempre los malditos estereotipos que todos conocemos ante los hechos de los más pudientes que, en realidad, no han hecho nada por la fiesta, salvo llevárselo crudo con el menor esfuerzo posible. Corren tiempos difíciles, o cambiamos o morimos. Nosotros tenemos la respuesta.

Pla Ventura