En los tiempos que vivimos en que la cobardía, el miedo, el rencor, las malas artes y odio más exacerbado dentro del mundo de la política, que de la noche a la mañana aparezca en el escenario de la política un partido que defienda la fiesta de los toros, algo que debería ser normal y consustancial en todos los partidos, la cuestión es para que nos sintamos felices los aficionados a los toros.

Al respecto de nuestra ancestral fiesta, es el miedo y la cobardía lo que bloquea a todos los partidos referenciales en el espectro político que, todos, sin distinción, acomplejados por el “qué dirán” actúan como maricomplejines del miedo del que les hablo. Fijémonos que, una fiesta que se celebra desde hace siglos, desde hace muy poquito tiempo a esta parte, unos descerebrados de izquierdas empezaron por Cataluña y fueron secundados, lamentablemente, por muchas partes de España prohibiendo la fiesta de los toros, la fiesta que, gracias a la misma llena las arcas del Estado, lo contrario del cine que, Papá Estado sigue financiado bodrios para que vivan muchos que dicen ser actores, pero lo que quieren es vivir del cuento. Son todos de izquierdas, claro. Arturo Fernández, a sus noventa años sigue trabajando y jamás ha pedido una subvención a nadie.

Todo se promovió por grupos minúsculos de esa izquierda criminal que no cree en ningún valor del ser humano y, por supuesto, menos en la fiesta de los toros y, de forma lamentable, los partidos tradicionales de toda la “vida”, al respecto, dieron la callada por respuesta. Por momentos, en mi caso, pensé que Ciudadanos velaría por la fiesta de los toros porque, el día que se cerró la Monumental de Barcelona, Albert Rivera era uno de los que sacaba a hombros de dicha plaza a su paisano Serafín Marín.

Cuando creíamos que se trataba de una realidad y que dicho partido apoyaría la fiesta de los toros, era todo puro postureo porque más tarde, Albert Rivera no tuvo valor para pronunciarse al respecto; le faltó valor y le sobró cobardía, todo a la vez. En el partido Popular sucedió otro tanto de lo mismo; nadie partió una lanza por nuestra fiesta y, todos nos daban la callada por respuesta, aunque ahora, espoleados por VOX parece que de forma tibia dicen posicionarse junto a la fiesta de los toros.

O sea que, porque unos desaprensivos, asquerosos y aberrantes de esa izquierda retrógrada que apoya las dictaduras de Hispanoamérica, empezaron la farsa para engañar a miles de bobos que les creyeron, los grandes partidos de España, como digo, se acojonaron y no se pronunciaron jamás para defender a esta fiesta española, un espectáculo que podrá gustar a unos y dejar indiferentes a otros, pero ahí radicó siempre la cuestión, el respeto de unos para con los demás, de ahí que la fiesta de los toros siempre se celebró sin problema alguno.

No es ninguna broma lo que estoy diciendo porque, esas gentuzas que no respetan a nadie salvo que piensen como ellos, han cerrado muchas plazas de toros de España, todo por la puta revancha que tienen contra esta ancestral fiesta que, según ellos, la inventó Franco. Se necesita tener un grado altísimo de subnormalidad para pensar eso puesto que, cualquier niño de pañales sabe que Pedro Romero ya mataba toros allá por el año mil setecientos sesenta.

Claro que, a la izquierda les gana el odio y el rencor que siente contra todo aquello que tenga que ver con la propia vida; es decir, para ellos no existe Dios, ni la Iglesia, ni los toros, ni la familia; no existe nada salvo la catarsis de locura con la que han invadido nuestra sociedad. Todos los que dicen ser ateos y que estarían dispuestos a quemar las iglesias, por muy descerebrados que sean deberían saber que, la Iglesia, en su institución llamada Cáritas, ha hecho por los pobres muchísimo más que el mismísimo gobierno de la nación que, en la época de un tal Zapatero, éste dejó a España en la más absoluta miseria y, cientos de miles de familias fueron asistidas por Cáritas, algo que sigue teniendo continuidad al día de hoy. Y esa es la Iglesia que tantos mal nacidos quieren destruir.

Es de admirar que un partido como VOX que ha nacido por el descontento de las gentes para con los partidos tradicionales, ante todo, respeta la Constitución en todos sus artículos, de otro modo jamás hubiera podido ejercer como partido político. Pero no es que la respete, es que quiere hacerla cumplir y, según la Constitución y el Tribunal Constitucional, los toros son una fiesta tan legítima como la primera que podamos enumerar y, no me extraña nada que VOX haya sacado doce diputados en Andalucía y, lo que es mejor, los que sacará cuando se hagan las elecciones generales. Debemos de recordarles a los partidos tradicionales que los toros son una fiesta admirada por muchos millones de personas a lo largo del año y, como se sabe, esos aficionados también votan, algo tan simple y lo habían olvidado PSOE y PP, de Podemos ni hablo porque esos ni respetan la Constitución ni sirven para nada, salvo para proclamar el odio y el rencor por allí por donde caminan.

Al respecto de VOX, este medio día he escuchado un comentario de un político de Podemos del ayuntamiento de Valencia que, el hombre se ha confesado «gay» y, atemorizado decía que sentía pánico si VOX llegaba al poder. Decía el individuo que, desde ya, solo de pensar que Santiago Abascal pudiera mandar en este país, sentía náuseas y escalofríos por ser . Pobre hombre, de ganar las próximas elecciones Santiago Abascal no le hará nada a ese tipo por ser homosexual, pero sí le llamará al orden por imbécil.

Dios quiera que en las próximas elecciones generales gane VOX porque ganaríamos en muchos sentidos; sí, ante todo, porque todos tendríamos la percepción de que se respetaba la Constitución y, para colmo, hasta se celebrarían toros en Cataluña, amén de infinidad de lugares que se han clausurado las plazas por el artículo 33, es decir, por los cojones del cafre que manda en cada lugar. Bienvenido sea Santiago Abascal que si ya llenó la plaza de toros de Vistalegre de Madrid, de llegar al poder, llenaría de ilusión a todas las gentes de orden y paz que quedamos en el mundo y, sin duda, los millones de aficionados que existimos por España que, con toda seguridad recibirá nuestro voto y, sin duda, nuestra admiración.

Por Pla Ventura