Al respecto del bombo de Madrid y tras analizar los hechos uno llega a pensar que quizás pueda ser todo mentira; es decir, un montaje del astuto empresario que, de la chistera, ahora se ha sacado esta paloma. Los aficionados tenemos muchas razones para la duda. Todo ha sido muy casual. Las ganaderías que se escogieron para el bombo no eran otras que las habituales de las figuras y sus correligionarios. Se apuntaron en primera instancia dos toreros a dicho bombo y, en apenas una semana ya estaba la nómina de los diez elegidos para el sorteo. Es más, se hizo todo de una forma que hasta parecía casual. Ahora, repito, analizados los hechos la duda nos corroe por completo. Pienso sin temor a equivocarme que hemos picado el anzuelo.

O sea que, como quiera que en otoño se hizo de verdad un sorteo, ahora se ha inventado la parodia para satisfacer el ansia de algunos aficionados más exigentes que, repito, nos ha salido el tiro por la culata porque, de ser así todo lo que nos ha contado Simón Casas, desde el primer momento que se anunció la idea del llamado bombo con sorteo, desde ese mismo instante deberían de haberse apuntado al mismo todo el escalafón. Pero no fue así. Toreros del gusto de Madrid llamaron para apuntarse y desde el otro lado del teléfono se les dijo: “Tú, no”

Sospecho que, Curro Díaz, Román, Octavio Chacón, Emilio de Justo, Juan del Álamo, Juan Ortega, Fernando Robleño y tres mil más, desde el primer instante llamarían a la empresa, así lo barrunto, para acceder ha dicho sorteo que, por la connotación de los toros a lidiar, el sorteo era muy apetecible para todos. No había ninguna ganadería de las llamadas duras con el permiso de Adolfo Martín, por tanto, el sorteo era muy apetecible para todo el mundo.

Hay un hecho que es revelador: los toreros, los afortunados, se apuntaron o iban apareciendo en la lista poco a poco; es decir, no se dijo todo en un solo día porque había que crear lo que se llama expectación pero, sospecho que todo estaba apalabrado con la empresa y era ésta, digo yo, la que iba dando los nombres de los participantes en dicho sorteo porque, repito, están los nombres de siempre con la ganaderías más apetecibles para los diestros, hasta el punto de que a Enrique Ponce le ha tocado en suerte los toros de Juan Pedro. Sigo imaginado que alguien le diría a Roca Rey que, para dar un golpe de efecto, éste se apuntaría cayéndole la de Adolfo y, el chaval, seguramente bien pagado y con los cojones en su sitio, no dudó en aceptar el reto.

Como dije en su día, un sorteo total sin trampa ni cartón hubiera sido meter en el bombo a todos los toreros contratados, así como los toros a lidiar y, que girara el bombo. Pero no, así no ha girado nada; ha sido todo prodigio de la magia de Simón Casas que nos ha hecho ver que un burro vuela y, lo que es mejor, muchos se lo han creído. Es más, ¿se hubieran apuntado a dicho sorteo si los toros a lidiar hubieran sido los de Palha, Murteira, Escolar, Miura…..?. No. Rotundamente no.

Como digo, Simón Casas se ha sacado una paloma de la chistera que, al efecto, no sé si será bueno o malo, pero que nos hemos quedado todos mirando a Cuenca es una verdad que aplasta.

No tengo argumentos sólidos para certificar lo que digo pero, tras los hechos, por muy verdad que sea todo lo que ha dicho Simón Casas, todo huela a mentira. Es decir, al montaje que nos ha sometido dicho empresario con la finalidad de darle realce a la feria de Madrid que, a fin de cuentas, por lo menos en lo que al bombo se refiere ha quedado como siempre. ¿Me querrá decir alguien que Juan Ortega no sería uno de los primeros en llamar para apuntarse al sorteo? Seguro que sí pero sería uno de aquellos que se les dijo “Tú, no” Como decía, la única “sorpresa” del sorteo es que Roca Rey mata la de Adolfo y, ¿sorpresa? Talavante y Ponce la han matado varias veces, por tanto, tampoco existe tanta sorpresa como podamos imaginar. No es tan fiero el león como lo pintan ¿verdad?

Pla Ventura