Cuando en el año 2012 Manuel Díaz El Cordobés publicó su libro,  DE FRENTE Y POR DERECHO, tras leerlo quedé encantado. ¿Motivos? Sin duda que El Cordobés no pretendió ganar el Nobel con su obra pero, dentro de la misma había un cántico desgarrador de un hombre humilde que no dudó un solo instante en reconocer sus ancestros; es más, hasta los sublimizaba por aquello de que, el que no se acuerda de su historia está condenado a repetirla. Manuel Díaz, en aquella ocasión vertió un torrente de sinceridad que, como a mí me sucediera, imagino que todos quedarían contentos con la narración de este hombre que, sin pretensión alguna, quiso demostrarnos que, desde le sima se puede llegar a la cima.

El libro citado es pura lección de humildad, de un calado sensacional para los lectores para que, todo el mundo, desde el más rico hasta el más pobre, haya sabido de los orígenes de este hombre que, si se me apura, su vida es de película. Su personalidad es arrebatadora, su simpatía un don de Dios le ha dado, su manera de ser un valor en alza que todos deberíamos de emular. Todo un personaje que, cuando aparece en cualquier entrevista termina cautivando al personal.

Por cierto, si hablamos de entrevistas, en su momento, tras la publicación que hice para hablar de su libro, en aquel instante sentí la necesidad de entrevistarle como hice con cientos de toreros por el mundo. Confieso que estaba yo ilusionado con charlar con este muchacho al que, como barruntaba, podría sacarle mucho juego. Me puse en contacto con Chema Díaz, su hermano y, tras un montón de llamadas desistí porque el tal Chema Díaz no anda ni de frente ni por derecho. Jamás pude cumplir mi anhelo por culpa del su hermano que, seguramente, en nada se parece al personaje público llamado El Cordobesillo.

No tengo ni la menor idea de si alguna vez Chema Díaz, le comentó a su hermano mi deseo por entrevistarle pero, como fuere, aunque me quedé con las ganas no pasa nada. Si ellos creían que yo les buscaba para sacarles algo de lo que han ganado, especialmente el torero, jugándose la vida, estaban equivocados. Aprovecho ahora para contarle a Chema Díaz que, el que pretendía entrevistar a su hermano lo quería hacer por pura convicción, por saborear la personalidad de este diestro tan simpático y lleno de gracia que cae bien a todo el mundo.

Supongo que, respecto a los toreros, cuando éstos logran cierta fama y relumbrón, por esos designios de la vida, de repente se les acerca mucha gente, los vivos de turno para sangrarles lo que puedan mediante el sistema de la adulación que, por momentos, entiendo que la gente esté recelosa ante todos aquellos que se presentan junto a famoso de turno. Pero en este caso de El Cordobés, el pobre, debería de haber sabido que, en mi caso, me avalan cuarenta años de honradez en el mundo del periodismo y, lo único que pretendí de dicho diestro es que me regalara diez minutos de su tiempo.

El que no le cae bien a nadie es el hermanísimo Chema Díaz que, como me han contado, es el parapeto de su hermano que, como le sucedió conmigo, estaba totalmente equivocado. Cuando compruebas que quieres ayudar a alguien por convicción, porque te lo pide el corazón y ellos se niegan, es entonces cuando descubres la calaña de los demás.

Ahora, tras dos años retirado debido a una grave lesión que padeció, como se nos ha informado, reaparece Manuel Díaz, algo por lo que nos alegramos muchísimo, sencillamente porque en los pueblos, aldeas y plazas de talanqueras, El Cordobés es todo una ilustración y, en los sitios humildes también tienen derecho en ver torear, en este caso a Manuel Díaz El Cordobés.

Quiero pensar que el diestro de Madrid tendrá la vida resuelta con todo lo que toreó durante muchos años. Pese a todo, ese es mi deseo. No es menos cierto que, El Cordobés, en esta nueva etapa no alcanzará más gloria de la que tiene en su haber que, repito, si la misma le ha servido para encauzar su vida, con ello me sentiré dichoso.

Manuel Díaz El Cordobés es el único diestro en el mundo que alcanzó honores de “capitán general” en el toreo siendo uno más del montón; es decir, su personalidad arrebatadora es la que le abrió las puertas de cientos de plazas que, de tener que hacerlo por la calidad de su toreo no hubiera toreado en ningún lado. Pero amigo, ese dechado de simpatía y conexión con las gentes le llevó a torear más de mil corridas de toros que, de otro modo, con la cara de Ginés Marín no había llegado ni a debutar con picadores. Es su gracia, la que nadie le podremos arrebatar pero, digámosle al bueno de Manolo que cuide su entorno que, como a mí me sucedió, pueden hacerle mucho daño, llámense su hermano o el cura del pueblo si le ayudare.

El título de su libro, DE FRENTE Y POR DERECHO es la máxima que debe de recordarle a su hermano puesto que, presumir de algo que, más tarde, a la hora de la verdad es todo mentira, cualquiera cae derrotado ante la historia de este muchacho. Lo dicho, suerte que tenga, que la tendrá porque en España, para fortuna de este diestro, existen decenas de pueblos que, sin duda le reclamarán para verle, algo nada desdeñable porque, como decía, en la pueblos también tienen derecho a tener un talismán y, El Cordobés, en dichos lugares, es más ídolo que nadie.

En la imagen, los hijos de Manuel Benítez Pérez.