Tomelloso es una bella ciudad de Castilla la Mancha, concretamente de la provincia de Ciudad Real como por todos es sabido que, taurinamente – y sin taurinamente- podría ser el ejemplo que España necesita. Lo digo con conocimiento de causa porque por dos años consecutivos he participado en lo que ufanamente llaman la Semana Cultural Taurina y, como dije en su momento, quedé extasiado por aquellas gentes, sus costumbres, su forma de convivir y, ante todo, por el respeto que se tienen unos con otros.

Ante el totum revolutum que impera en España al respecto de los toros y de mil problemas más, Tomelloso me dejó admirado. De pronto, cuando allí me encontraba, por momentos deseaba que dicha ciudad fuera una España pequeñita para quedarme a vivir entre aquellas gentes apasionadas y coherentes. Pude palpar su cultura, sus buenas formas, su hospitalidad hacia los que llegan de fuera y, por encima de toda su pasión por la fiesta de los toros, algo que me cautivó puesto que para dicho menester acudí a la llamada del Club Taurino de Tomelloso, unas gentes admirables que viven la fiesta con auténtica pasión.

Confieso que, antes de acudir a Tomelloso para hablar de toros yo tenía mis recelos puesto que, en dicha ciudad manda la izquierda, el socialismo, en la persona y obra de doña Inmaculada Jiménez que, por sus maneras, su porte de distinción, su cultura, su capacidad de trabajo por todo lo que me contaron y, su enorme afición a los toros logró cautivarme. ¡Bien hallada sea, señora Inmaculada Jiménez! Esta señora ha demostrado que se puede ser de izquierdas, de derechas, de centro; de lo que fuere, siempre y cuando el respeto sea  la norma de unos para con los otros. Es alentador, como a mí me sucedió en Tomelloso que, una señora del partido socialista me conmoviera hablando de toros con un respeto desmesurado hacia la fiesta y, por encima de todo, a los componentes del Club Taurino, sabedora ella de todo el esfuerzo sobrehumano que estas personas hacen a favor de la fiesta de los toros.

En el peor de los casos, en lo que respecta a pueblos y ciudades pequeñas, por lo que pude observar, priva más la cordura al respecto de las cuestiones locales, todo ello antes que las grandes políticas de partido que, en líneas generales, lo único que saben hacer es destruir todo lo que otros han construido.

No tengo rubor en confesar la admiración que le profeso a doña Inmaculada Jiménez, una señora que solo he tenido el gusto de saludarle en un par de ocasiones pero que, por los hechos que ha tenido y sigue teniendo con su pueblo, pese a ser del partido que todo lo destruye, ella, a nivel local sigue construyendo y dándole vida a su ciudad puesto que, como me contaron, sus logros son infinitos para realce y relieve de la ciudad de Tomelloso.

Las emotivas palabras de doña Inmaculada Jiménez en el acto que clausuró las XXV Jornadas Culturales de Tomelloso calaron en lo más hondo de mi ser. Alocución sensata, perfecta, correcta, esperanzadora de la señora alcaldesa que siente por los toros un respeto admirable, razón por la que apoyó a los miembros del Club Taurino y, como se demostró, hizo acto de presencia en una gala del bien hacer y mejor proclamar.

Me marché de Tomelloso henchido de placer al comprobar que, unas siglas políticas no tiene el por qué envilecer una fiesta maravillosa como la fiesta de los toros, justamente la que defendió la señora alcaldesa con todo el honor del mundo.

Pla Ventura