Hay hombres que son dignos de análisis y, Toñete es uno de ellos puesto que, como sabemos, los toreros siempre venían del hambre que era la circunstancia que les obligaba a hacer algo extraordinario para remediar sus penas de toda índole y, en el toreo veían su tabla de salvación. Comohambre  es notorio, la profesión de torero era la adecuada para salir del ostracismo, la miseria y, por ende, del en su más viva acepción.

Si repasamos la historia muy pronto llegaremos a la conclusión de que, lo dicho es totalmente cierto. Es verdad que, muchos de los toreros que conocemos han llegado a su profesión por herencia directa de sus progenitores, caso de Manzanares, los hijos de Paquirri, El Capea, Aparicio, El Litri pero, que un hombre con la vida resuelta, la de él y de sus posibles descendientes que un día pueda tener, que de repente se le ocurra jugarse la vida como torero, no me queda otra opción que quitarme el sombrero ante este hombre.

Toñete llegará en el toreo hasta donde el destino le depare puesto que, como adivino no soy, no puedo predecir el futuro de este chico. Pero la gran verdad es que mérito lo tiene todo, absolutamente todo porque jugarse la vida teniendo una fortuna a sus espaldas, el mérito es increíble. Hasta podía haberse dedicado al tenis, futbolista, actor, cantante; lo digo en el sentido de que podía haber elegido otra profesión sin tener que afrontar tantísimo riesgo como asume como torero.

No se le puede juzgar como torero porque hizo una temporada novilleril muy rápida, se hizo matador de toros y, ahí sigue impertérrito en la búsqueda de horizontes de grandeza que, vaya usted a saber, igual un día lo consigue. Como digo, es un chaval muy joven, con una vida por delante, con un oficio que adquirirá al paso del tiempo pero que, su gran valor, como explico, no es otro que afrontar una profesión tan dura, tan difícil, teniendo su vida totalmente solucionada puesto que, su calidad como persona, como me han contado, es un valor que le define que, en las empresas de su señor padre, Toñete podía haber sido un pilar importantísimo.

Para curtirse, Toñete, sigue actuando en pueblos, vistiéndose en posadas de mala muerte como puede hacer cualquier compañero que no tiene recursos. El chaval, como explico, sabedor de que en su casa existen las mejores moquetas del mundo, aceptar esa vida humilde como es el devenir por los pueblos de España en las mismas condiciones que lo hace cualquier chaval humilde, ese valor no se lo quita nadie. También tiene un aliciente, enfrentarse a cualquier ganaderia que se ponga en su camino, cualquier encaste, por duro que sea, puede entrar en sus planes en cualquier momento.

Es más, condiciones artísticas al margen que, la criatura las tiene todavía por definir, la expresión de su cara es todo un valor añadido que ratifica su bondad; esa sonrisa con la que inunda las ruedos en los que pisa, ese valor le está dando resultados maravillosos puesto que, su figura es totalmente aceptada por los pueblos y plazas en que va toreando.

Dicen las lenguas viperinas que su señor padre, para satisfacer las ilusiones del chaval no ha dudado para nada en invertir lo que hiciera falta para que el chico fuera feliz. Lo de la inversión no me sorprende para nada puesto que, si como sabemos, para ser torero invierte hasta Dios, que lo haga el padre de Toñete me parece lo más normal del mundo porque, dicho sea de paso, cualquier carrera tiene unos costes altísimos y, la carrera como torero no escapa de dicho maleficio. ¿Qué padre no invertiría lo que fuere y mucho más en la carrera de su hijo? Si todo el esfuerzo que pueda realizar su padre, el señor Antonio Catalán, redunda en la felicidad de su hijo, ello dice todo en calidad de padre y, sin duda, por la reciprocidad que sentirá de su propio hijo que, al final, ambos vararán en el puerto de la felicidad.

En la imagen, Toñete, el día de su alternativa en Nimes, a hombros con su padrino Enrique Ponce.