Cuando comprobamos las malas intenciones de ese tal Pablo Iglesias al respecto de los toros, los normales de este país nos ponemos a temblar. Claro que, el célebre Pablito, acompañado por sus acólitos del PSOE, entre todos quieren erradicar para siempre la fiesta de los toros, una lección que aprendieron muy bien de sus correligionarios venezolanos puesto que, en aquel bellísimo país, empezó todo con aquel dictador de izquierdas llamado Hugo Chávez y lo ha rematado todo Nicolás Maduro que, podía seguir conduciendo la “guagua” con la que se ganaba la vida, pero no, Chávez lo nombró sucesor para que, de tal modo, Venezuela quedara destruida por completo; no ya en los toros que es algo gravísimo, más bien en la realidad de un país que, la diáspora ha sido tremenda en los últimos años. Millones de personas han tenido que emigrar despavoridamente porque se quedaron sin pan y, lo que es peor, de quedarse en Venezuela sabían que sus vidas corrían un serio peligro, los miles de muertos en los últimos cinco años dan la medida de la realidad de la que hablo.

Los que llevamos tantísimos años de aficionados y sabíamos lo que era Venezuela respecto a los toros, en la actualidad sentimos una pena infinita; allí se celebraban cientos, miles de corridas de toros por todo el territorio y, en la actualidad las plazas están todas cerradas, empezaron por el Nuevo Circo de Caracas y se ha rematado la “faena” cerrando todas las plazas del país, un logro de la maldita izquierda que, como digo, nos quieren implantar en España que, por cierto, ya lo han logrado en muchas ciudades del suelo patrio; es más, tengo claro que si la plaza de toros de Madrid dependiera del mando de esa señora indeseable que rige los destinos de la capital de España, Las Ventas ya llevaría años cerrada.

Quiero pensar que triunfará la cordura y que Podemos como el PSOE queden como una maldita anécdota en las elecciones del próximo domingo puesto que, jamás entenderé como aficionados a los toros de izquierda sigan dibujando sueños junto a estos partidos malditos que, como es notorio quieren acabar con la fiesta de los toros; es decir, para ellos, lo de la libertad de elección de los ciudadanos es pura broma porque si a ellos no les gusta, no le debe de gustar a nadie. ¿De verdad habrá aficionados de izquierdas que voten a estos partidos mal olientes? Si en realidad los hay, por mal camino andamos.

Lo peor de la cuestión no es el disgusto que tienen los fabricantes de corbatas con Pablo Iglesias, lo más sangrante de todo es que el tipo se aplica para él el célebre refrán que dice, haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga. Y le viene como anillo al dedo. Sí, porque Iglesias sostenía que toda su clase obrera tenían que vivir en Vallecas en pisos de 40 metros, pero él se ha comprado un chalet. Es decir, viste como un obrero, pero vive como un burgués, aunque no use corbata. O sea que, miente como un bellaco y engaña a los suyos que, como se adivina, es lo peor que puede hacer un político; claro que, de un político de izquierdas se puede esperar todo y, siempre es lo peor.

Lo triste no es ser de izquierdas que, como dije millones de veces, conocí a personas de izquierdas con un talento desmedido, con un rigor y respeto digno de las más altas instituciones de un país pero, amigo, de esta izquierda de ahora no quiero ni agua. ¿Quién nos tenía que decir a los aficionados a los toros que lucharíamos, rezaríamos para que no nos cerraran las plazas de toros nuestros malditos dirigentes? Pero así ha sido el devenir de este gran país que, unos pocos lo quieren destruir todo mientras que, la mayoría, si no somos logicos y ecuánimes en las urnas, sin lugar a dudas lo pagaremos muy caro. Ahí tenemos el ejemplo de Venezuela que, repito por millonésima vez, no es que se hayan quedado sin toros, es que la maldita izquierda les ha dejado sin pan, lo que hizo el nefasto Zapatero con nosotros que, para desdicha de los que siguen dibujando ilusiones junto a la izquierda todavía no se han dado cuenta del hecho criminal que aquel nefasto tipo no sumió.

Quiero pensar que el domingo próximo triunfará la cordura en nuestro país y mandaremos para siempre a la izquierda en la oposición que es donde deben de estar; en tal lugar podrán gritar, pero no harán daño. Nos jugamos todo con nuestro voto. Recordemos lo que pasó en Cataluña, en Baleares, en La Coruña, en tantísimos lugares de España que, entre separatistas e izquierdosos nefastos cerraron las plazas de toros más emblemáticas de España. Mientras todo eso ocurre, tú, Rafael Ramírez, sigue dibujando cuadritos con tus toreros preferidos.

Pla Ventura