Por fin, el 22 de marzo, hoy, se ha presentado la Feria de San Isidro, el aún hoy ciclo más relevante del mundo taurino. La única Feria que sigue dando y quitando, aunque sea muy poco. Cosas del toreo moderno. Sin embargo, la categoría del coso y del ciclo no se corresponde en los carteles. Una Feria de toreros mediocres y ganaderías, algunas, de muy poco fuste. Un serial compuesto por un total de treinta y cuatro festejos, de entre ellos veintisiete corridas de toros. Un verdadero sopor que conduce a una pérdida de interés que, junto al otro factor, conducirá irremediablemente a entradas de poca concurrencia en demasiadas tardes.

Por otro lado, la Feria de San Isidro de 2019 puede y debe ser el lanzamiento del segundo escalafón. Las llamadas figuras, cuya dictadura se ha extendido desde principios de siglo hasta el presente, están perdiendo la aura que durante todo este tiempo han tenido, por una u otra razón. Manzanares en duda toda la temporada; Talavante de retiro voluntario; José Tomás en José Tomás; Morante queriendo ser José Tomás; Ponce en la cama sin saber hasta cuándo; y Perera, ¿quién se acuerda de Perera? El Juli, en teoría, no iba a anunciarse en San Isidro. Sin embargo, la baja de Ponce ha hecho que se responsabilice como el torero más influyente del siglo XXI y se anuncie en dos ocasiones: en la de la Beneficencia, una corrida mixta compuesta por Ventura y Urdiales, con toros de Cuvillo; y en la de Juan Pedro, con Ureña y David de Miranda. También puede ser su destrono definitivo, si a Roca Rey le sale bien lo de Adolfo…

Es la primera vez que se incorpora un bombo -descafeinado- en la composición de los carteles de San Isidro. Mucho se ha escrito sobre él, por eso, no me voy a extender. Todos los que se apuntaron al mismo repiten dos tardes fuera del sorteo. Algunos casos carecen del más mínimo interés. Sin embargo, siempre resulta interesante ver una triple actuación de Roca Rey, Diego Urdiales y Paco Ureña. Pese a no apuntarse a la farsa del bombo, también se anuncian tres tardes Emilio de Justo (triunfador junto a Urdiales en la pasada Feria de Otoño) y Octavio Chacón, que tiene en su mano erigirse como mejor lidiador del momento. Para ello, el gaditano se ha apuntado a las de Victorino, Pedraza de Yeltes y Cuadri. Toda una apuesta. Por su parte, el cacereño matará de la Jandilla y dos muy del gusto de Madrid: Victorino y Baltasar Ibán.

Confirmarán alternativa David de Miranda y Ángel Téllez, con Juan Pedro y Jandilla, respectivamente. Por fortuna, ha reinado la cordura y Toñete no hará lo propio. Eso o lo padrinazgos no llegan tan lejos ni son tan influyentes. Bonita será la reseña de la confirmación de alternativa del primero, pues se reunirán sobre el mismo ruedo dos ejemplos de superación: David de Miranda y Paco Ureña. Emotividad y épica. Téllez pasará por Madrid tras tomar la alternativa muy recientemente: ¿equivocación u oportunidad?

Juan Ortega y Pablo Aguado, que dejaron los momentos más toreros la anterior temporada, tendrán su oportunidad, con Valdefresno y Santiago Domecq y Montalvo, respectivamente. Con su torería, elegancia, naturalidad y pureza, pusieron al coso madrileño y a toda la afición. Con Ortega, ahora se empieza a hacer justicia. Aguado, que encandiló en Sevilla y Madrid la temporada pasada y se ha reafirmado en Valencia, puede demostrar que es verdad aquello de que: Valencia da contratos; Madrid, dinero; y Sevilla, categoría.

También el torero madrileño Cristian Escribano que perdió la puerta grande con la espada en los desafíos ganaderos de septiembre tendrá una gran oportunidad con dos corridas, una fuera de la abono, en la tradicional Goyesca, y otra con los toros de la ganadería de Valdellan. Un torero que se le espera mucho en Madrid por una tauromaquia muy marcada por la verdad de sus muletazos.

En definitiva, un San Isidro indigno de serlo. Aquí solo se ha resaltado lo positivo. La verdad es que, una vez más, habremos de tragar con los hermanos Adame, Juan del Álamo, López Simón y un Ferrera desdibujado y excesivamente manierista. Tampoco faltan a su cita habitual los bodrios ganaderos de los últimos años, con el añadido de Zalduendo. ¡Menuda basura! Sin embargo, hay mucho tiempo -¡demasiado!- para escribir sobre lo oscuro. Por eso, miremos el vaso medio lleno. El San Isidro de las ausencias, del falso bombo, se convierte en una oportunidad inigualable para Pepe Moral, Emilio de Justo, Urdiales, Ureña, Octavio, Cristian Escribano, Robleño y un largo etcétera. Y cómo no, para Roca Rey. Por todo ello y por ser San Isidro, me muero de ganas que llegue ese tan esperado 14 de mayo.

 

Por Francisco Díaz