La Tauromaquia es propiedad y pertenencia  nacional dentro de un confeccionado  marco legendario.  En España el toro encuentra un gran protagonismo en tradiciones y costumbres arcaicas que no hay derecho a que se dilapiden  por apatía o por falta de  acatamiento en una sociedad en la que parece que la historicidad objetiva no se tiene mucho en cuenta y tan solo se vive de sentimientos subjetivos-tramoyistas  que poco construyen.

Uno de los lugares más emblemáticos de España en los que el toro tiene todo su  protagonismo es Teruel. Este animal de naturaleza brava y aventurera se manifiesta  en Teruel desde antiguo como un elemento mágico, portentoso,  y simbólico.  Mágico porque se le atribuyen poderes que después él trasmite a las personas, portentoso por su personalidad enérgica e impactante  de líder de manadas y por las formas de comportarse , y simbólico por todo lo que representa, señala, expresa y significa. En cualquier pueblo o ciudad de nuestro territorio nacional la tradición taurina tiene un lenguaje propio y una fisonomía singular.

El libro Verde de la ciudad de Teruel recoge ya en su fundación la figura de un toro y una estrella señalando el lugar donde se habría de emplazar la villa. Todas las fiestas de toros celebradas en Teruel, en los siglos XIII, XIV y XV ponen de manifiesto lo arraigado de los festejos taurinos en los primeros siglos de historia de la ciudad. Especialmente en los nacimientos de los Príncipes, las Bodas Reales y demás acontecimientos importantes, se corrían o alanceaban toros en la Plaza Mayor de la ciudad.

El toro como símbolo del poder fecundador es el elemento fundamental del Rito Nupcial que se realiza en «Las Bodas». El Señor de Azagra torea con su capa al animal siendo ésta impregnada por dicho «efluvio», después la coloca sobre su mujer para transmitir dicha fuerza. Los sogueros del rito conducen al toro en esta ceremonia.

La labor de estos sogueros  es imprescindible porque son los responsables de mover y sujetar  a los toros por medio de una maroma. A pesar de este encargo que tienen, hay que tener en cuenta que correr al toro es peligroso  y debe hacerse con profesionalidad y el mayor de los cuidados, “mil ojos son pocos”, porque una sola soga permite al animal muchísimas reacciones y movimientos que no se prevén que pueden ser arriesgados, especialmente en un animal de 600 kg. El éxito de que todo acontezca bien depende en gran manera de la dirección de los sogueros que tienen en sus manos una labor difícil y comprometida porque no solo tienen que cuidar que el toro no dañe a ninguno de los participantes en el Rito, sino que también tienen que preocuparse de no ser cogidos ellos mismos, y que la soga no tire a  nadie en su recorrido. El soguero tiene que tener precaución, disposición, técnica, experiencia  y profesionalidad.

El Toro Nupcial es importante dentro de la dramaturgia y la representación que es en sí misma, ya que se refiere al Rito de fertilidad relacionado con el toro Nupcial tras la Boda de Isabel, y la seguridad del evento es un elemento fundamental para la correcta conservación y mantenimiento  de la Fiesta.  La Dramaturgia  es importante a la hora de vivir esta celebración taurina porque tiene  que ver con la  acción y el efecto de crear, componer, escenificar y representar un arte escénico, convirtiéndolo en espectáculo de producción literaria.

Es habitual que se corran tres toros ensogados, El Toro Nupcial forma parte de la recreación medieval de la historia de los Amantes desde su primera edición y es habitual que se corran tres toros ensogados. Una corona floral en la testuz del toro lo distingue de otros toros ensogados y en un momento dado se lanza la capa de Isabel a la Plaza, se torea con ella,  y luego el novio le coloca la capa a Isabel para ‘traspasarle’ la fuerza y el poder fecundador del toro.

En definitiva es un trabajo de colaboración que año tras año une a las distintas entidades con un mismo objetivo, el de mantener viva la tradición del toro ensogado, respetándolo y adaptándolo a los nuevos tiempos. El Toro Nupcial se lleva a cabo gracias a un gran número de entidades colaboradoras.

 

Por David Benavente