Por Alexa Castillo

Tres cuartos de entrada registro la Monumental plaza de toros México en la que fue llamada corrida Guadalupana, en honor a la virgen de Guadalupe que se venera con vehemencia en México. El festejo inició unos minutos tarde y antes del paseillo en voz de una soprano se escuchó el ave María.

Se lidiaron toros de diversas ganaderías. Me gusta pensar que cuando un ganadero manda sus astados a la plaza más importante de América siempre se preocupa de enviar lo mejor, el tema aquí y es preocupante, quien está viendo los toros en el campo que ayer echó a perder la que pudo haber sido una gran, gran tarde de toros. Los toros pueden tener la edad, incluso físicamente verse rematados pero sin pitones? A dónde vamos?

El único que se salva en presentación ha sido el primero de la tarde de la ganadería de Xajay, de ahí en fuera todos los demás lidiados estaban en la cuerda floja. El quinto de la tarde, particularmente, un toro de la ganadería de Teófilo Gómez fue severamente protestado por el público que unánimemente pidió que fuera devuelto. Y es que el espectador está muy molesto y desde lo que ha sucedido en las dos últimas temporadas no quiere ver estas ganaderías, en especial los toros de Teófilo así que tuvo que ser regresado para que saliera en su lugar otro que estaba igual de mal presentado de Los Encinos. La Tarde la salvó el que cerraba plaza un toro de jaral de Peñas que a pesar de que no peleó en el caballo pues apenas se le dio un refilón tuvo muy buen estilo aunque debilidad.

De Morante sabemos que es un artista inconmensurable, y que habitualmente sólo si está de vena vamos a poder apreciar sus obras. Ya en el primero de Xajay, esbozó un pequeño apunte con la capa pues en el último tercio decidió abreviar al ver las pocas condiciones que el toro le permitía para poder llegar más lejos. Y llegó el quinto de la tarde, que definitivamente había de cambiar el ánimo y ser devuelto. El de Los Encinos soso y descastado. Morante ante el comportamiento del burel, decidió no insistir mucho por tanto esa belleza en los trazos que estamos acostumbrados a verle sólo quedaron en un sueño , Un sueño que no pudo convertirse en realidad.

Joselito Adame anunció apenas un día antes que torearía la corrida. Una cornada expuesta recibida en días pasados justo en la ganadería de Teófilo Gomez apuntaba A que no pudiera presentarse, pero haciendo una gesta y sabiendo la importancia de la fecha y de lo que conlleva el presentarse decidió hacerlo, y verdaderamente es de agradecerse porque en ningún momento se vio mermado de sus facultades, en ningún momento titubeó y hemos visto un Joselito con una madurez, con un fondo y con esa ambición de ser la figura de México. Su primero, de Santa Bárbara, le permitió estar, tuvo esa movilidad para ayudarlo a estructurar una faena emotiva. Como un “Más Mallola”, un vino de uva garnacha y cariñena. Intenso y maduro con aromas de frambuesas, arándanos y ciruelas, cardamomo, canela, chocolate y tostados.

Con sabores sobrios y definidos nos regaló momentos de intensidad desde el capote, sorprendiendo a la parroquia con detalles muy toreros y llevando al toro con tersura, permitiendo paladear y sentir en la boca su consistencia, la severidad de la huella que queda impregnada en cada trago. Lamentablemente la espada le jugó una mala partida y hubo de descabellar, con lo que perdió la posibilidad del corte de un apéndice.

Su segundo, un toro de Barralva muy feo de hechuras, soso, sin ton ni son quiso complacer al respetable, pero la extrema incapacidad del animal por transmitir no le permitió permitirnos una segunda degustación.

Sergio Flores venía con una racha muy buena. Hace dos semanas su pundonor y valor cimbraron los asientos de la plaza más grande del mundo. Y en esta ocasión venía a refrendar pero en primera instancia su enemigo de Los Encinos no le ayudó y aunque le pegó algunos aislados pases de buen sello, todo quedó en detalles.

Su segundo, de Campo Hermoso, pobre en presentación se volvió imposible de lidiar. Rajado, manso, desarrolló un sentido refugiándose en tablas y defendiéndose de mala manera. Los banderilleros pasaron las de Caín para poder mal cubrir el tercio y Sergio quien en su afán de escalar hizo lo posible, quedó limitado a escuchar algunas palmas ante su decisión.

Andrés Roca Rey tuvo en primera instancia que pasaportar un toro de Villa Carmela, mismo del que no hay nada notorio por recordar.

Pero el peruano tiene la casta de mil soldados y México se le había resistido. En pasadas temporadas no hubo eco entre los espectadores. Y si este chico ha logrado ser figura del toreo en todos los demás países taurinos, tenía que venir a confirmar quién es y así lo hizo.

Abrió su capote de alevilla para prodigar sendas gaoneras en donde comenzó la seducción. Apenas si se picó al de Jaral de Peñas y abro un paréntesis para comentar que es una pena que la suerte de varas esté desapareciendo. Un refilonazo apenas recibió el toro. Si seguimos así, con esa debilidad, falta de casta, mansedumbre y cual sea el caso, en breve se dejarán de picar. Hay que cuidarlos para la faena de muleta de tal modo que más parece un ensayo que una ejecución. Y otra vez a los medios a enseñarle a los presentes quién es y porqué está aquí.

Fueron tan ceñidos los muletazos que hasta el viento sentía celos. Firme como un amante que mide a su manceba y le regala el alucinante placer de su amor ardiente. El toro parecía estar sintiendo cada caricia que iba incrementando la pasión para fusionarse en uno solo. Cada vez más estrecho era el espacio. Estaban abrazados. Entregándose uno al otro la vida. Arrebatados hasta el frenesí. Era tal la sensación y la intensidad que parecía el público un excitado voyeurista. Y llegó el climax y la exhaltación con la culminación de la faena Y decía el poeta. -“El toro levantó la cabeza al cielo como diciendo, Jesús que muerte tan dulce, y cayó rodando al ruedo” Y de verdad que lo que aconteció es para verlo.

A hombros salió, consiguiendo la corona que lo pone hoy en la más alta jerarquía del toreo.

Lo que mal inició terminó en un triunfo rotundo. Pero a mi parecer una corrida tan importante y que pretende ser de la importancia del aniversario o de la inauguración no puede ser de 8 toros de diversas ganaderías porque desluce sobremanera. No se unifica y la gente se molesta. Lo acontecido esperemos sea un estatequieto para que los toreros empiecen a considerar lo que la gente quiere, que es verlos con toros encastados, bravos. Y no con toros “a modo”.

Hay cientos de ganaderías que bien podrían llevar un encierro perfectamente presentado y cuyo juego sea parejo.