Sábado, 5 de octubre de 1991

Por Joaquín Vidal

Espartaco y César Rincón obligaron a suspender la corrida de la Expo 92, anunciada para ayer en Sevilla, al negarse a que uno de los toros fuera de la ganadería de Fermín Bohórquez. Este festejo, en el que también participaba Curro Romero, había despertado gran expectación y eran muchos los aficionados que se desplazaron desde diversos puntos de España para presenciarlo. Las circunstancias de la suspensión han constituido un escándalo en Sevilla y en los ambientes taurinos. La Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía ha abierto expediente sancionador a Rincón y Espartaco.

Los toros anunciados pertenecían a la ganadería de Torrealta, y varios fueron rechazados en el reconocimiento veterinario efectuado el pasado miércoles. Desde entonces y hasta las dos de la tarde de ayer, los facultativos reconocieron 20 reses, pertenecientes al mencionado hierro y también a los de Paloma Eulate, Sepúlveda y Bohórquez. Finalmente aprobaron cinco de Torrealta y tres de Bohórquez, dos de estos para sobreros.

Compuesta así la corrida, la crispación de los apoderados de Espartaco y Rincón daba a entender que no estaban conformes y, efectivamente, manifestaron que no torearían si salía al ruedo el toro de Bohórquez. Dado el carácter institucional del espectáculo, la gran expectación despertada y que iba a ser transmitida por La 2 a España, Europa y Suramérica, los organizadores deseaban celebrarla, y Curro Romero se ofreció a torear mano a mano con cualquiera de los otros dos espadas, si era necesario. Curro llegó a considerar la posibilidad de lidiar él solo los seis toros, según testimonio de José Luis León -presidente de la corrida- quien calificó de ejemplar el comportamiento de este torero.

Por la tarde, se celebraron simultáneamente dos conferencias de prensa; una, en la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía, convocada por el Consejero, y otra en un hotel sevillano, convocada por Espartaco y Rincón. Las respectivas versiones sobre la suspensión fueron radicalmente distintas. Según los toreros, no se habían negado a torear el Bohórquez sino los toros aprobados por los veterinarios, porque eran más pequeños que los rechazados. Rafael Moreno, apoderado de Espartaco, añadió que entre aquellos había uno herido en la boca y otro que parecía una sardina. Espartaco dijo que torear semejantes reses habría perjudicado su carrera y la de Rincón. Que los toreros se negaran a torear por falta de trapío del ganado es un caso insólito, cuyo precedente se remonta a la presentación de Joselito El Gallo en Madrid, hace 80 años.

En la conferencia de prensa de la Consejería de Gobernación, el presidente de la corrida confirmó que Espartaco y Rincón se negaron a torear por la inclusión del Bohórquez en la corrida. Los veterinarios, también presentes, aseguraron que todos los toros rechazados carecían de trapío. «No es comprensible», comentaron, «que después de rechazar los tres primeros de Torrealta, trajeran a reconocimiento otros tres más impresentables».

El presidente se refirió a la crispación de los apoderados durante los reconocimientos, y al preguntarle por qué motivo la autoridad admite injerencias de apoderados en estas tareas, reconoció que algunos se toman tales atribuciones pues representan figuras del toreo y tienen «mucha fuerza».

Ángel Martín Lagos, Consejero de Gobernación, anunció la apertura de un expediente sancionador a Espartaco y Rincón por su actitud. «Lo ocurrido ha sido muy grave», declaró el Consejero, » y es preciso proceder con ejemplaridad, para que no se repita».

Rincón debutaba en Sevilla tras su reciente triunfo en Madrid, y se esperaban con interés su confrontación con Espartaco. Para muchos aficionados, las consecuencias de este encuentro preocupaban a los apoderados, e incluso la posibilidad -no por remota, descartable- de que Curro destapara el frasco de las esencias, y acabara artísticamente con ambos.