Gonzalo Caballero ya tiene lo que exigió ante todo el mundo la temporada pasada. Torear Domecq en San Isidro. Una petición que la hizo pública durante la intervención que tuvo tras recibir el trofeo a la mejor estocada de la feria 2017.  Una petición llena de soberbia y falta de humildad, en la que sus palabras fueron claras y, hablo de la posibilidad de decidir la ganadería que quería torear, una de encaste domecq y, más específicamente la de Juan Pedro Domecq, puesto que le habían ofrecido 4 que no entraban en sus esquemas, 4 de las denominadas duras.

Una pataleta en toda regla de niño mimado, en el que dejó claro su predisposición a un encaste, y ninguneo al resto encastes minoritarios. También  dio a entender con esa petición que sus “gestas” –entiéndase la ironía-  están por encima que las de otros compañeros.

Algunos toreros le contestaron y, le dejaron en evidencia. Haciéndole ver su falta de respeto por una plaza, una afición y unos encastes. Me quedo con las palabras de Curro Díaz que tuiteo en la red social y, decían “yo tome confirme con el Cura de Valverde y la corrida siguiente en Madrid fue la de Cuadri”.  

La campaña de 2018 de Caballero estuvo dividida entre la prensa rosa, sus amores y, los fiascos en Madrid con la del Tajo y La Reina, donde sus compañeros salieron impulsados,  la mala actuación en Pamplona con la de José Escolar y su discreto paso por Bilbao y los bravos Torretrella. Luego el resto fueron pueblos de inmensa afición pero no tanta repercusión, en la que tampoco rodaron mucho las cosas, tan solo en su pueblo Torrejón de Ardoz fue capaz de llevarse las dos orejas de un buen todo de la ganadería de Buenavista, por su puesto encaste Domecq. En el resto de pueblos alguna oreja le dieron, con silencios sonados como los de Añover del Tajo.

Pues bien, ya tiene lo que quería esta temporada 2019 y, -que tanto reivindico en 2018 con el citado discurso- una corrida de encaste domecq en la feria de San Isidro’19, concretamente de la ganadería  El Pilar. Imagino que nos sorprenderá a todos con una tauromaquia honrada y sin ventajismos, con el pecho y las punteras mirando a los pitones, citando con la panza de la muleta  y sin dejar puntearse las telas. Una tauromaquia eterna, de fuera a dentro, de arriba abajo. Pero realmente todavía no ha dado muestras de esa tauromaquia que enamora, aparte de tres arrimos contados, ninguna muestra que vaya acorde con sus exigencias y preferencias, con pretensiones de figura única. Su toreo no deja de ser normalito, una tauromaquia 2.0 en la que prevalece mucho el sacarse el toro fuera de cacho, costándole templar mucho al toro y, siendo punteado e incluso desarmado en varias ocasiones.

Ya tienes el toro que querías veremos a ver lo que eres capaz de hacer. Uno antes de protestar tiene que demostrar, pero sin demostrar nada en el ruedo… Poco se puede exigir.

Por Juanje Herrero

Articulo de la temporada anterior sobre su discurso…