Sin duda alguna, los protagonistas de la tarde de ayer fueron los animales de Cebada Gago, llegando a recibir (el tercero, Labrador, lidiado por Hector Gutiérrez) la vuelta al ruedo, a mi parecer, un poco excesiva. Los novillos no fueron fácil, pero es que, un toro bravo y con clase nunca es fácil. Enhorabuena ganadero.
Abría la tarde Jorge Isiegas con un astado que se arrancó al caballo, pero que no entendió en la muleta y le llevaba por mal lugar. Dentro de lo que cabe estuvo firme, y dejó algún muletazo suelto. Hubo petición de oreja (ni un cuarto de plaza realmente) y el palco, acertado, se la negó. Se dio una vuelta al ruedo por petición y otra porque le apeteció. El cuarto toro, fue un toro con clase, al que Isiegas iba con intención de cortar la oreja. Faena sin conexión, pero dejando una buena tanda al natural, consiguió tocar pelo, con menos petición que el primer toro, pero el palco, esta vez, cedió.
En el turno de Aquilino Girón hubo novillos pero no novillero. Le faltó mando a sus faenas, a las que daba pases sin razón y sin torear. En el quinto toro recibió un pinchanzo a la hora de entrar a matar. Pitos y ovación en sus respectivas faenas.
Era el turno de Hector Gutiérrez, y sorprendentemente dejó una muy grata impresión. Le toco muy buenos novillos, en el primero la presidencia saco el pañuelo azul sin dudarlo ni un momento. Unas faenas con valor, temple y ganas fue lo que se vio con el mexicano en el ruedo. Recibía a su animal con espacio, y supo llevar las embestidas al compás. Oreja de mucho peso. En el sexto de la tarde, Gutiérrez formó un lío bestial con el capote, dejando claro cual es el concepto que él tiene. Faena venida a menos en la muleta, pero con buenos muletazos sueltos. Vuelta al ruedo. Muy buenas sensaciones dejo el novillero una vez terminada la tarde.

Por Marta Tejera