En el corazón de Castilla se encuentra una de las ganaderías que con rotundidad afirmo puede tener un gran futuro dado su gran potencial. Concretamente en la provincia de Zamora, en la comarca de tierra de campos, tomó forma la ganadería de Hnos Boyano de Paz. Nacida por el amor a una afición, ha ido creciendo hasta nuestros días con un claro objetivo el de atesorar entre su simiente la bravura “enclasada” con la que sueñan algunos toreros, y que mide la pureza del muletazo.

Este sueño que llevaron a cabo los hermanos Boyano de Paz lo empezaron con uno de los encastes más carismáticos del campo charro, el encaste “Raboso”. Así pues hace algunos años llegaron a su finca 50 vacas procedentes de Pedraza de Yeltes vía Diego Tabernero, puro “Aldeanueva”, o para los aficionados más nostálgicos del mundo taurino puro “Raboso”.  De esta compra, con las vacas cubiertas debidamente por los sementales de Pedraza, se seleccionaron 2 sementales ·Fantasioso” y “Zapatero”, aunque tuvieron que quemar todos los erales para sacar lo más bravo y encastado de cuanto tenían. Porque en los sueños ganaderos de esta familia vive la más sincera lealtad a una tierra y preservar un legado, con el esmero de ese sentimiento taurino que todo ganadero sueña para sus toros.

El camino puede ser duro, y largo, pero los resultados merecen la pena. Los ganaderos hablan en las plazas y se nota que sus palabras son sinceras a través de la búsqueda incansable de la bravura. Con un afán de trabajo y dedicación total al toro BRAVO, buscando esa casta, alegría, galope en el caballo, y la calidad de la repetición, ritmo y codicia en la muleta. Muchos toreros -Diego Urdiales, Curro Díaz, Damian Castaño, Miguel Maestro, etc- son testigos de sus exigentes tentaderos, donde la vaca debe de cumplir tanto en el caballo como en la muleta, y ser extraordinaria en ambas para ser aprobada. Cualidades que se ven en el presente en sus toros con embestidas bravas, encastas y con mucha clase. Poco o nada, tienen que envidiar en sus embestidas a muchas ganaderías del circuito. Siendo conscientes de la expectación y el hormigueo que generan en el tendido cuando sus bravos “Rabosos” salen al ruedo. Tal vez, poca fama tienen en el aficionado nacional, pero poco a poco, con trabajo, esfuerzo, constancia, entrega y mucho respeto por el toro van labrando un camino en tierras castellanas el que cada tarde salen reforzados para la siguiente.

Con esta misma ganadería debutó el novillero Francisco Montero –ganador del Zapato de Oro- en Sepúlveda, día algo ventoso, pero que sus toros dejaron para el recuerdo su pelea en el penco, y su transmisión en la muleta. Muchos otros pueblos han podido celebrar su grandísimo momento en estos últimos años, incluso el indulto llego en uno de ellos esta temporada. La temporada que viene uno de sus erales estará en la final del Bolsín de Ciudad Rodrigo.

Con una camada muy entipada y definida, con trapío y seriedad, en la temporada que viene 32 erales estarán disponibles, 16 utreros y 4 toros. Ojala esas dos bonitas novilladas picadas puedan acabar en algún pueblo con repercusión porque estoy seguro de que será el comienzo de una ganadería para tener muy en cuenta para el futuro. Pueden hacer disfrutar al aficionado, y el circuito se puede beneficiar de la variedad que puede aportar, porque si bien es cierto, que en la fiesta hace falta toreros nuevos, no es menos cierto que también se agradece tener nuevas ganaderías con las que poder disfrutar de su bravura, y que aporten frescura. Porque hoy en día, bajo la sombra, hay muchas ganaderías que tienen muchos atributos y cualidades para alzarse entre las grandes, y los “Rabosos” de los Boyano de Paz puede ser una de ellas.

Por Juanje Herrero

Fotografía Luis Barbero