Nuestro compañero Giovanni Tortosa no ha remitido esta entrevista que, en honor a la verdad nos ha cautivado puesto que, como el amigo nos confiesa, se trata de un niño de once años y, por la forma que razona, nos parce un adulto cabal y sensato. Yo diría que, dada la excepcionalidad de la entrevista, estamos ante un documento que, el día de mañana, vaya usted a saber, puede tener un valor incalculable que, con toda seguridad muchos ya no veremos, pero que el documento quedará ahí en los anales de Internet para que, generaciones venideras puedan comprender que, un día de la vida, nuestro admirado Giovanni Tortosa conversó con un niño que quería ser torero y, ¡lo consiguió! Ese es nuestro deseo dadas las connotaciones admirables que el niño nos ofrece, todo un documento para guardar en el anaquel de nuestra alma.

Gracias, amigo Giovanni, te dejamos con el niño que, su talento merece la pena.

Acaba de cumplir once años y ya lleva un par de ellos en la escuela taurina de Murcia. A pesar de su corta edad, es consciente de lo que tiene por delante, de lo complicado que es ser alguien en el planeta taurino. Su personalidad y tremendo desparpajo nos cautivaron, y por ello decidimos entrevistarle:

-¿Cuáles fueron las primeras sensaciones  que te llevaron a querer ser alumno de una escuela taurina?

Fueron en el primer festejo al que asistí. Me enamoró el espectáculo de Juan José Padilla, tanto en banderillas, como en los quites que hizo. En ese mismo festejo actuaba Jiménez Fortes, y me entusiasmó como templaba a los toros. El tercer espada era Antonio Cama, un banderillero de gran calidad, que esa tarde recibía la alternativa.

-Lo siguiente que hiciste fue inscribirte como alumno en la escuela que dirige Pepín Liria, ¿cómo te va allí? 

La escuela taurina lo es todo. Me han enseñado a torear, y al respecto de los profesores, tanto el maestro José Mari Ortín como el maestro Pepín Liria hacen un tremendo esfuerzo, no sólo para enseñarnos la técnica, también para darnos oportunidades en tentaderos y en cualquier hueco que haya para torear. En la escuela nos inculcan unos valores que no sólo son del toro, sino para la propia vida, el respeto a los demás, la perseverancia… El compañerismo entre nosotros es total, y nos apoyamos unos a otros, desde el más pequeño hasta el más veterano.

-¿Qué piensas de los «anti taurinos»?

Para mí son gente que no tienen respeto a los demás. A partir de ahí pierden cualquier credibilidad. A ti no te puede gustar el fútbol, no vayas, pero deja de molestar a los que si les gusta. Cuando le digo esto a un anti taurino, me dicen que en el fútbol no se mata a ningún animal; entonces le pregunto si es que no come jamón, y le respondo que esos cerdos de dónde sacan los jamones han estado hacinados, sin apenas poder moverse, entre estercoleros. Al igual que los pollos y otras aves. Sin embargo, un toro vive libre en campo abierto, de muchas hectáreas, controlados por dietistas, comiendo los mejores piensos; viviendo una vida sana, placentera… ¡Así que compara los cuatro años de vida de un toro bravo con la de cualquier cerdo! Luego, el cerdo muere sin poder defenderse, mientras que el toro se defiende y ataca.

– ¿Cuál sería tu novillero favorito?

Es difícil elegirlo, como se suele decir, para gustos los colores, pero hay un novillero  llamado José María Trigueros, que debutó con picadores en septiembre del pasado año en la Feria de Murcia, y veo que tiene muchas cualidades para ser alguien en el mundo del toro.

-Mejor banderillero:

Fernando Sánchez; aparte de su personalidad con las banderillas, es un puntillero que nunca falla. Y en los matadores, diría que Juan José Padilla.

-Mejor toreo de capote para ti:

Sin duda, sería el maestro Morante de la Puebla; y de los antiguos, Rafael de Paula.

-¿Qué toreros serían para ti los de mayor autenticidad por sus conceptos de toreo?

Curro Díaz, Pablo Aguado, Emilio de Justo y el novillero que mencioné antes: José María Trigueros.

-El torero con mayor repertorio:

Podría decir, Antonio Ferrera.

-Mejor matador:

Manzanares; es todo un cañón con la espada.

-Y por último, ¿cómo definirías el valor en el toreo?

Para mí, los toreros de valor son aquellos que saben templar las embestidas, que torean muy despacio, porque aguantar a un toro de 500 o casi 600 kilos durante una faena como las que se hacen ahora no es fácil. Pero todo aquél que se pone delante de un toro ya tiene valor y el respeto máximo.

Giovanni Tortosa