Por Beatriz Blazquez

 

Dijo Edmund Burke que “la superstición es la religión de las mentes débiles”, yo digo, que el hombre es un animal de costumbres y que esas costumbres pueden convertirse en métodos e incluso manías.

El mundo del toro es conocido por infinidad de ritos, supersticiones, atracciones de buena suerte, y, aunque los toros no entiendan de azares, nos hacen sentirnos más seguros, a sabiendas de la cerrazón de un círculo, un ya estoy preparado para lo que venga.

Vestir de amarillo, pasar por la capilla antes del inicio del paseíllo, entrar al ruedo con un pie determinado, hacer una cruz,…forman parte de los rituales más comunes. El maestro Domingo Ortega se negaba a conducir en martes o Joselito “El Gallo” que nunca repetía zapatos de torear.

Cuentan en los foros taurinos, que uno de nuestros toreros más emblemáticos, José Miguel Arroyo “Joselito”, hombre de fuertes convicciones, no religiosas, cuyo único credo es un capote y el hombre, no era seguidor de rituales ni de supersticiones, ni era de los que tenían capilla portátil en la habitación.

Cierto día, un 15 de mayo de 1987, tenia su primera tarde en la Feria de San Isidro en Las Ventas, acompañado de Curro Vázquez y Pepín Liria y toros de Peñajara. José, como acostumbraba siempre que toreaba en Madrid, se vestía en su casa de Santa María de la Cabeza. Adela, esposa de Martín Arranz, se encargaba de tener preparada su habitación con la ropa elegida y todos los detalles que el maestro solicitaba. Por desconocimiento o por descuido, Adela, colocó sobre la cama la montera de Joselito, el mozo de espadas, al percatarse de ello, se apresuró a quitarla y a colocarla en un lugar de menor mal fario, a lo que Joselito contestó: “Anda sin cuidado, no soy supersticioso”.

Al comienzo de la lidia de Limonero, un PEÑAJARA de Casta Jijona de casi 700 kilos de peso le propinó una de las cornadas más graves de su carrera, lesionando la tráquea, el lóbulo tiroideo y la yugular.

Desde entonces, jamás su montera volvió a esperarle sobre la cama en los momentos previos al festejo.