En una coqueta finca, al abrigo de las faldas de un castillo se encuentra una de las ganaderías más queridas de la provincia de Guadalajara. Las reses pasean tranquilas, engalanadas con sus pelajes de invierno, resguardadas por las lomas, ante la atenta mirada del Castillo del Cid de Jadraque. Un marco incomparable donde los toros se sienten reyes del lugar.

Fue en el año 1994 cuando comenzó el sueño de Juan Barriopedro. Lleno de ilusión y coraje compró un lote de vacas al ganadero D. Restituto Sánchez de encaste Núñez y un semental de origen Samuel Flores. En 2005 sabiendo el ostracismo que poco a poco se estaba sometiendo al encaste minoritario, decidió eliminar todo lo anterior, y empezar de nuevo, adquiriendo parte de la ganadería de Hrdos de D. Vidal García-Tabernero  de encaste Salvador Domecq vía El Torero. La temporada 2019 se aumentó con un lote de 25 vacas del mismo origen.

En 2014 Jadraque y su castillo lloraron la pérdida del ganadero, y fue cuando por fallecimiento sus hijos Belén y Jorge se hacen cargo de la ganadería.

Poco a poco, estos jóvenes ganaderos van moldeando su ganadería a imagen y semejanza, siempre respetando las pautas que su padre les enseñó. Con un profundo respeto por el toro, y con una gran afición, sus miras están puestas en buscar el trapío y la bravura.

Aunque uno de sus principales son los festejos populares –siempre muy agradecidos a ellos-, nunca se cierran las puertas a lidiar en los festejos mayores, no en vano cada temporada varias novilladas sin picadores salen de su finca con destino algún pueblo. Novilladas serias, como serios son sus toros, con amplias caras, y un gran trapío.

Cerca de 100 son las damas que custodian a diario los límites del castillo, con dos sementales para salvaguardar su bravura, y proyectar su ganadería a un futuro de éxitos. Una camada corta, de 30 becerros, es lo que atesora normalmente por temporada esta sencilla ganadería.

La humildad en un ganadero es un bien que se precia, pues en ella reside una de las mayores virtudes para crear bravura. Eso es justo lo que buscan cada vez que por su plaza de tientas pasa el resultado de su simiente. Buscando un toro que reúna las cualidades idóneas para volver a repetir aquel triunfo de 2011, donde un toro se ganó la vida en el ruedo de Jadraque. Siempre pensando en la suerte de varas, las vacas y los futuros sementales tienen que tener ambición, codicia, fijeza, bravura, movilidad, transmisión y ese punto de nobleza que haga de las faenas pequeños hitos.

Una difícil tarea dar con los ingredientes perfectos para obtener el resultado ideal, pero perseverancia es una de las cualidades que también definen a estos ganaderos, que con esfuerzo y ahínco siguen en esta aventura.

Probablemente si continúan trabajando y luchando por su ganadería, en algún momento los aficionados podamos disfrutar en alguna plaza los resultados, y no tener que esperar tanto tiempo para verles ser protagonistas de cartel junto a los de luces. La última novillada fue hace 3 temporadas en Azuqueca. Una de las cosas ideales de esta ganadería es que los toros sacan un trapío, que son demandados en cualquier plaza, pueblo o festejo por su espectacularidad.

Por Juanje Herrero

Fotografía Luis Barbero