No es algo que nos sorprenda, es más… se veía venir lo que ha pasado con “El Juli” en su encerrona en Manizales. Algo bochornoso, que solo le da munición a los antitaurinos. Los toros elegidos por Julián, aprobados por la autoridad y pagados por el empresario de Manizales para su encerrona son de vergüenza ajena.

Una lástima, que una figura del toreo se preste a torear semejante corrida, con escaso trapío, arreglada de pitones, y muy cómoda. Definitivamente las figuras no están por la labor de arrimar el hombro, y dar ejemplo a las futuras generaciones. Ventajistas y con aires de grandeza… embaucan al espectador, y condenan al aficionado.

No veras nada en la prensa, ni una sola palabra sobre el bochornoso espectáculo, “El Juli” paga bien a sus lacayos, y estos le corresponden omitiendo la verdad. Torear un toro que da más pena que gloria es generar un espectáculo grotesco, sin ambición, integridad ni verdad. Y eso fue a lo que se dedicó Julián ayer en una plaza de primera categoría de Colombia. No podemos solo señalar al torero, porque en esto tienen culpa desde el empresario, hasta el ganadero, y el público por aplaudir tan evidente fechoría.

Nadie quiere excesos, ni toros grandones, pero si ver un toro con trapío, en el tipo del encaste pero sobre todo con integridad, y las puntas intactas.

“El Juli” es una decepción para muchos toreros antiguos, muchos que en los años 60, 70 y 80 se enfrentaron a todo tipo de encastes, en todo tipo de ferias, dignificando la tauromaquia, y dándole aires de grandeza. Hoy, unos cuantos, nos quieren hacer creer que el toreo es citar con el pico, el toro debe ser cómodo, y los cánones son una ofensa. La tauromaquia 2.0 ha llegado de una manera fuerte, llena de trampas, y carencias que sirven solamente para dañar a nuestro querido mundo taurino, atacar a la pureza del toreo y extinguir encastes centenarios.

La evidencia se haca palpable de la mano de Julián, un torero que año tras año cosecha escándalos por el afeitado de sus reses. Uno de los más sonados fue en 2018 en Huesca, donde la ganadería del Vellosino dio positivo en los seis toros, y donde el diestro madrileño alternaba en un mano a mano con Enrique Ponce.

Muy poco respeto tiene por la profesión de torero, que en vez de dignificar… solo sabe tirar por tierra. La ataca constantemente con esa forma de proceder, esa falta de escrúpulos para torear cualquier cosita arreglada y llevarse el dinero caliente. Para Julián los valores más antiguos del toreo, como el respeto, verdad, honestidad e integridad brillan por su ausencia.

Por Juanje Herrero