Los novillos lidiados ayer en Madrid de La Quinta no regalaron nada; es más, querían cobrarse lo que era suyo, la bravura que tenían como regalo para sus lidiadores, pero algo que parecía tan obvio no resultó, es decir, esa bravura aludida no cuajó en nada y, lo que es peor, El Galo, por ejemplo, tras lidiar la novillada dudo que se quede en España mucho tiempo puesto que, el chaval pasó el peor rato de su vida; y eran bravos sus novillos o quizás esa fue la causa. Tiempo hacía que no veíamos a un hombre pasar un trago tan amargo frente a sus enemigos que le apretaron más de la cuenta y, tras lo visto, que saliera ileso ya fue todo un triunfo.

Resulta triste cuando un chaval lo intenta todo y no le sale nada; que se lo digan a El Galo que, por ejemplo, en su segundo, en banderillas pasó un calvario puesto que el toro le ahogó por completo. Luego, en sus faenas, con dos novillos aplaudidos en el arrastre, para el mexicano quedó el silencio más sepulcral. No sabía el yucatense los toros que le caerían en suerte porque de haberlo sabido seguro que se había quedado en su casa.

Como algo paradójico, la casta indómita a la que me refería brilló por su ausencia en el primer enemigo de Ángel Jiménez que, dicho sea de paso, tiene buen corte de torero este chico, pero su primer antagonista parecía de Juan Pedro, es decir, embestía como los ángeles pero no tenía trasmisión alguna, lo que produjo la indiferencia general. Una pena porque el chico demostró buenas maneras y un gran sentido del temple. No consiguió nada positivo y se marchó con la enorme pena del que lo pretende todo y no alcanza nada.

Francisco de Manuel fue el mejor parado puesto que, por lo menos con el capote demostró que es un auténtico artista; suyos fueron los momentos más bellos de la tarde capote en mano; tiene un gusto exquisito como lo demostró ayer en Las Ventas. Luego, con la muleta, pechó contra la casta a la que yo aludía pero, como diría el otro, ese es el problema que tiene el toro de verdad; el que matan las figuras ya es otro cantar pero, el toro, como ayer pasó en Madrid, tiene complicaciones que los toreros tienen que resolver. De Manuel estuvo muy digno, en ocasiones con pasajes hermosos de su torería, pero no alcanzó el éxito que él anhelaba. Se le ovacionó y, como mal menor, de ese modo salió del ruedo.

Les puedo asegurar que, si los toros que se lidian todos los días, por momentos, salieran como los de ayer en Madrid, la criba de toreros que íbamos a tener en el escalafón sería tremenda. Los tres chavales lo pasaron mal, nada es más cierto; pero como dije, El Galo se llevó la peor parte porque la casta indómita de sus novillos, le entregaron el pasaporte para México y que allí tenga más suerte.

Iván García y Fernando Sánchez, dos auténticos artistas con los palos tuvieron que saludar puesto que, lo que se dice torería la tienen por doquier. Ya es significativo que, en el conjunto de una novillada sean los banderilleros los triunfadores del espectáculo.

Pla Ventura