Cualquiera asistía ilusionado a Madrid ante la lidia de los toros de Ricardo Gallardo que, como él ha confesado, hoy ha tenido una tarde gris en Madrid. No ha salido ese toro vibrante con el que nos tiene acostumbrados y nos hemos estrellado en el precipicio de la nada. Y, lo que es  peor, por momentos, aunque Fuente Ymbro es de procedencia Domecq, en algunos pasajes de la lidia teníamos la sensación de que los toros eran de Juan Pedro, sin duda, lo peor que se le puede decir a un ganadero. No tenían vibración, algunos ni motor, una corrida para olvidar que, como el señor ganadero ha dicho, no quisiera que le saliera otra como la de hoy.

Morenito de Aranda ha sorteado un primer enemigo tonto que, sin maldad iba, venía, se revolvía, se marchaba; vamos, la antítesis de lo que debe ser un toro de lidia. El muchacho lo ha matado y aquí paz y allí gloria. Su segundo, sin ser nada del otro mundo, le ha dado más opciones pero, para desdicha de todos, el toro no trasmitia nada aunque tenía bondad. Morenito debió de apretar más el acelerador y lo que le faltaba al toro debería de haberlo puesto él pero, se cansó el diestro cuando comprobó que no conectaba con nadie. Sale derrotado de la feria y conseguir contratos le será muy complicado. Y, cuidado que el «Moreno» no es mal torero porque ha triunfado muchas veces en Madrid pero, hoy que hacía tanta falta no ha sido el día.

Pepe Moral pudo haber aprovechado las opciones que ambos de sus toros le dieron, gustándome más su segundo, pero el diestro palaciego no lo vio claro nunca. Pepe anda perdido y, lo peor de todo es que veremos quien le encuentra. Es cierto que no tenía toros de puerta grande que solemos decir, pero sí debía, tenía que haberlo hecho, mostrar otra actitud porque los toros ninguno se lo quiso comer. Se le perdona con los de Ibán, pero en este día, repito, debería de haber llegado más lejos. Se puso perfilero, sin asumir el riesgo oportuno y, lo peor de todo es que le pasarán una factura tremenda. No podemos vivir, Pepe, de aquella faena gloriosa de Sevilla frente a los Miura que, sin duda, nunca olvidaremos.

José Garrido no fue, para nada, aquel héroe de la feria de otoño de Madrid de hace un par de temporadas en que, junto a Curro Díaz, conquistó Madrid. Todo lo contrario. Se le ha visto desdibujado en su primero que, hasta le ofreció veinte arrancadas de lujo; aunque el toro no tenía peligro alguno, Garrido no supo someterlo para que aquellas embestidas hubiera tenido calado en su muleta. Estuvo tesonero, voluntarioso, pero carente de todo arte que, sin duda es lo que conquista a los tendidos.

Cambiaron el toro sexto por inválido y salió uno del Conde de Mayalde que, si se me apura, fue el toro de la tarde por darle un calificativo; lo digo por la forma en que se movía que, con mucha casta y motor, desarboló al pacense que no supo qué hacer. No era un toro para encumbrarse, pero sí para salir de Madrid victorioso puesto que, sin cortar orejas se puede salir de Las Ventas con el enorme respeto como el que ayer le entregaron a López Cháves. Para colmo, Garrido ha dado un auténtico mitin con la espada que, la misma hubiera sido lo de menos porque, por ejemplo, a El Viti, el mejor estoqueador de su época, le echaron varios toros al corral. Su fracaso no fue la espada, que lo fue en gran manera; su fracaso es que no supo qué hacer frente a sus enemigos. Madrid, de forma respetuosa, ni le abroncó. Todo un éxito.

Tengamos en cuenta que, el taurinismo ha tratado a José Garrido con el máximo respeto, no todos los toreros pueden decir lo mismo. Él ha tenido muchísimas oportunidades y, tras estos años de alternativa, hemos comprobado que es uno más de los «tres mil» que se visten de luces. Mucho tendrá que apretar el acelerador si quiere conseguir contratos.

Pla Ventura