Fué hacia 1917 cuando Joselito el Gallo salvó una de las estirpes ma bravas del toro de lidia el de Murube.
Cuando la familia Murube por distintas causas ( sobre todo económicas) estaban a punto de desbaratar este magnífico encaste ( con anterioridad en 1907, D. Juan Contreras ya había comprado la otra rama de los Murubes, refinándolos y formando el famoso encaste Contreras).

Pero si Gallito fué crucial en su salvación, otro gran torero Pedro Moya el niño de la Capea,tenía que ser quien a finales de los 70 apostara por los Murubes, adquiriendo 170 vacas y sementales directamente a la familia Urquijo, pocos años después compran más ganado murubeño a D.José Romero (línea de Antonio Ordoñez) .
El niño de la Capea actualmente posee tres hierros todos de procedencia Murube: Pedro y Verónica Gutierrez, Carmen Lorenzo y San Pelayo, el primero de la unión y los dos restantes de la asociación.

Pedro Moya, tiene claro sus objetivos y la forma de manejar la ganadería, buena alimentación de pastos naturales complementada con piensos equilibrados en minerales y nutrientes, además piensa que el ejercicio adecuado es importante para muscular afinar y darle fondo al toro de cara a una lidia exigente, el encaste Murube sufrió hace tiempo un bache debido a la falta de fuerzas y sobrecarga de nobleza, Pedro sigue luchando para superar estos problemas, añadir más picante en los tentaderos y abrir las líneas de sementales para evitar en lo posible la consanguinidad.

El de Murube fué siempre uno de los toros favoritos de las figuras, por su galope excepcional y su nobleza encastada, después de 170 años sigue su camino hoy refugiados en los festejos de rejones, ojalá pronto los veamos en corridas a pie ( lo que ocurre actualmente con cuentagotas) será el mayor triunfo del niño de la Capea y de otros ganaderos que apostaron por el encaste Murube.

 

Por Rafael Falcon