Si hablamos de Zaragoza a todos se nos viene a la cabeza,  el doctor Carlos Val-Carreres, hablar de Sevilla aunque en la actualidad este el doctor Octavio Mulet, a la mente se nos viene el Doctor Ramón Vila, hablamos de Madrid El Dr Máximo García Padros, hablar de Albacete es hablar del Doctor Pascual González Masegosa, si hablamos de Jerez o El Puerto de Santa María, siempre recordaremos al Dr Julio Mendoza, pero estas son plazas importantes como son sus médicos importantes, pero si hablamos de otras plazas nos podemos encontrar médicos que sean hasta la primera vez que van a un festejo taurino.

Y es que después del percance sufrido por Manuel Escribano en la plaza de toros de Belmonte en Cuenca, donde el médico que atendía el festejo y cuyo nombre no lo sé ni me interesa, dice ante una cornada de 15cm en la zona inguinal que es un cornada superficial, por dios ¿en qué manos están los toreros en los pueblos?.

Tal y como ha manifestado el propio Manuel Escribano «Deberíamos exigir y asegurarnos de que todos los médicos que nos atiendan estén específicamente cualificados para ello. Entiendo que para los pequeños empresarios cada vez sea más difícil organizar un festejo, pero las circunstancias económicas jamás deben ser excusa. Si en algo este espectáculo no debe recortar nunca es en la seguridad de los profesionales que intervienen en él. Buscar el equipo médico más barato es la peor solución». «Los toreros siempre hemos estado en manos de grandes profesionales, aunque siempre se pueden cometer errores».

Y creo que para que esto que ha pasado a Manuel Escribano, que no es menos de lo que le paso a Francisco Rivera Pérez “Paquirri” en Pozoblanco, debemos tanto los profesionales, como los aficionados prestar mayor atención y que los médicos taurinos vengan abalados por estar en la Sociedad española de Cirugía Taurina y tenga la formación necesaria para atender una cornada de un toro y no el médico que con todo mis respeto atiende en una UVI Móvil.