Juan José Padilla, de panaderito a pirata, pasando por ciclón

Hablar hoy en día de Juan José Padilla, es hablar de pundonor, de torería, de valentía, de entrega y de superación, hablar de ese niño de la barriada de Torre Blanca de Jerez de la Frontera que soñaba con ser torero mientras repartía el pan del negocio familiar para ayudar a la economía familiar, es hablar de un TORERO de los pies a la cabeza, de un grande que ha anunciado que el guerrero se retira  a descansar, hablar de Juan José Padilla es hablar de un cuerpo cosido a cornadas, los muslos, el pecho y la más dura las cornada de espejos, la de la cara.

En este rincón del sur donde he tenido la suerte de nacer y de vivir, todos recordamos a ese zagal espigado que venía a El Puerto de Santa María a la plaza  real, a la escuela de tauromaquia de la diputación de Cádiz a fraguarse como torero, ese niño como he dicho espigado lo hacía acompañado mucha veces de su padre Pepe Padilla, que en sus tiempos de mozo también soñó con ser torero y se anuncio en algún que otro cartel como Panaderito de Jerez, el patriarca de los Padilla es todo afición es sabio conocedor como pocos de los entresijos del mundo taurino, padre de siete hijos, tres de ellos se han enfundado la taleguilla de los miedos y la gloria, Juan José, Oscar y Jaime.

Juan José es el de los tres hermanos destaca y se hace matador de toros Pepe ve en su hijo su sueño cumplido, pero este Padilla que es todo raza no se lo pusieron fácil, para nada, la historia de Padilla hay tantos triunfos como enfermerías, hay tanta gloria como tragedias.

Padilla ha tocado la Gloria en infinidad de plazas Bilbao, San Sebastián, Sevilla, Pamplona, Santander, Huesca, México, Zaragoza, El Puerto de Santa María, entre otras muchas han sido testigo del las cualidades toreras de del hijo de Pepe, que empezó en el torero como el Panaderito, que se convirtió en el Ciclón de Jerez y pasara a las historia del torero moderno como el Pirata.

Pero el toreo también le ha dado a Padilla un viacrucis por las enfermerías y los quirófanos comenzó hace mas de cuarentas cornadas, mucho más de lo que cualquier cuerpo y mente podrían seguro puede aguantar. Como novillero sin picadores en Arcos de la Frontera (Cádiz) Padilla recibió su bautismo de sangre cuando un eral le partió en dos el muslo y lejos de perder valor cogió mas desde esa a finales de los 80, Padilla ha compaginado lo mismo los triunfos con las cornas, de matador tiene el cuerpo cosido a tabancos los  más grave de esos descosidos se lo hicieron en 1999 en Huesca, en la barriga, y lo destrozó por dentro, en 2001 fue de la plaza de Illumbe en San Sebastián, en el pase, el pitón le entró, en un golpe seco, por debajo de la clavícula y salió por detrás de la nuca, del otro lado del cuello el toro lo llevó por todo el ruedo prendido del pitón, ese mismo año en San Fermín al entrar a matar y el pitón le volvió a partir el cuello, y una vértebra, en 2005 en Dax (Francia), le dieron una cornada seria en un muslo, pero la más grave la que convirtió a Padilla en un héroe de luces donde pasó de ciclón a pirata fue El 7 de octubre de 2011, cuando Padilla sufrió una gravísima cogida en la cara que le afectó directamente al ojo izquierdo al banderillear al cuarto toro de la tarde en el coso de la Misericordia de Zaragoza.

 

Juan José Padilla se va en 2018 del toreo, se va con un historial impecable, se va con los muslos cosidos a cornadas y las trincheras en los músculos, el mapa de una carrera taurina en la que nadie le regaló nada: ni el toro, ni los despachos ni la prensa, que todo se lo ha ganado él, ese panaderito que fue ciclón y se va en pirata pero sobre todo se va un grande de la torería actual.