Cuando Jaime de Armiñán creo Juncal se basó para esta serie en un gran aficionado a los toros que conoció en una tertulia en los años sesenta con múltiples historias relacionadas con los toros que había acumulado durante muchos años de vinculación a este mundo.

José Álvarez «Juncal» es un matador de toros que triunfó en los años cuarenta, cincuenta y sesenta al que una cornada dejó inútil para la profesión. En la cumbre de su carrera contrajo matrimonio con la rica cordobesa Julia Muñoz, a quien abandonó tras tener dos hijos con ella. Tras veinte años de convivencia con su amante Teresa Campos, esta le expulsa de su vida tras conocer sus infidelidades, por lo que Juncal decide regresar a Córdoba para intentar recuperar a su familia.

Juncal maravillosamente interpretado por Don Paco Rabal fue esa historia de la visión de un creador pero que ya ha pasado a los anales de la historia taurina y en qué pueblo o ciudad taurina no hay un Juncal, creo que hasta nosotros mismos tenemos algo de Juncal.

Quién de nosotros no ha dicho frases de esa mítica serie de televisión frases como esta con la que Paco Rabal, describía a Juncal «más artista que Belmonte, más valiente que Espartero», pero también recordaremos como cada mañana saludaba desde Triana a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla «¡Buenos días, mi reina! ¿Has dormido bien? Y yo que me alegro», también como se presentaba «Soy José Álvarez, Juncal, matador de toros, natural de Carmona y enrazado con Mazarrón, provincia de Murcia».

Hay otra frase de esas que por lo menos este que escribe estas líneas utiliza muy a menudo en su vida diaria recuerdan «Las prisas para los delincuentes y los malos toreros».

Y recordáis como hablaba del miedo «A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Y al miedo se le dice miedo, pero no miedo a la responsabilidad, al fracaso o al público, que es lo que nos inventamos los toreros. No, miedo al de las patas negras, al que te quita los pies del suelo, a todos nos ha pasado, maestro, y el que diga otra cosa miente», y con su anécdota «Yo tenía un amigo periodista que, además de maricón, tenía muy mala leche. Me enseñó todas las palabras que quieren decir miedo, así te acostumbras y las espantas, porque lo conocido no asusta. Tantas veces me las repitió el rollo que terminé por aprendérmelo de memoria: temor, recelo, rescoldo, aprehensión, cuidado, sospecha, desconfianza, cerote, medrana, pánico, cangui, canguelo, julepejindama, pavor, mieditis, espanto, terror, susto, horror y repullo».

Otra de sus míticas frases se le puede aplicar a los antitaurinos  «El mundo entero está rendido a sus pies. Todo gira en el mundo alrededor de los toros. Los músicos existen para inventar pasodobles toreros, los poetas para cantar a los toreros, los médicos para curar a los toreros, los arquitectos para construir plazas de toros, los pintores para pintar toreros y las mujeres para querer a los toreros».

Pero no quiero terminar de recordar a Juncal sin dedicarle un minuto a otro de los grandes que acompañaron a Paco Rabal en esta serie es Rafael Álvarez «El Brujo» en la seria interpretaba el fiel limpiabotas llamado Búfalo y creo que esta escena que la recordamos todo “Voy a escribir mis memorias. Tú sales, Búfalo, sí, tú. Cuéntame lo del Puerto de Santa María para refrescar la memoria. «Yo tenía siete añitos -al habla Búfalo- cuando me llevó mi padre por primera vez a los toros, y toreaba un torero muy grande, José Álvarez Juncal». ¿Y cómo iba yo vestido, Búfalo de mi alma? «De nazareno y oro» De luto, por la muerte de mi madre, que en paz descanse. Cuando tocaron a matar en el quinto toro (Bocanegra), … José Álvarez con la muleta plegada en la mano izquierda y el estoque en la derecha, llamó al toro y el pegó el pase cambiado más bonito que está en los escritos… Aquella plaza parecía un manicomio. Y mi padre me decía: niño a ver si te enteras de lo que estás viendo, que no lo vas a volver a ver en tu vida. Más despacio que el paso del Cachorro entró a matar». ¿A que es bonita la muerte de un toro bravo?”

Y que mejor manera de terminar este artículo dedicado a Juncal que con la teoría de la reencarnación también interpretada por Juncal y Búfalo “¿Búfalo, tú crees en la teoría de la reencarnación? Dice que cuando uno se muere, no se muere, o sea que vuelve al mundo en el cuerpo de otro o de un animal. Por ejemplo, tú vuelves al mundo de obispo de Lucena. «No me veo yo de obispo. ¿Y usted qué sería? Matador de toros. Mil veces que naciera. ¿Y tú? «Su mozo de espadas». Eso quería oír yo.”