Toro de Guadalest

Hace unos días, vi un trozo de una película donde el dinero no existía, sino lo que tenía importancia y peso “económico”  era el tiempo que pudieras atesorar, cuando se te acaba mueres sin remedio. Algo hizo clic en lo más profundo de mi interior, dejando un vacío constante, y un tanto de desasosiego.

La importancia del tiempo en nuestra vida, es algo que muy pocas veces apreciamos. Aunque realmente nacemos para morir, en una cuenta atrás constante y sin remedio. Estos meses de cuarentena nos han dejado muchos minutos, horas, días y semanas perdidas, encerrados, donde cada cual lo ha aprovechado como buenamente ha sabido, ha querido o ha preferido.

Yo, amante del campo bravo, del entorno idílico que es la dehesa, donde pasta el rey de la fiesta, he sufrido. Mi desazón por esos luchadores, que cada día se levantan prestos atender su ganado, a mimar al rey y la reina que nos hacen tener personalidad en el mundo del arte, porque estos animales son los protagonistas, de todo lo que engloba y supone la tauromaquia.

Toda la economía que aporta el toro, el rey, al gobierno y administraciones españolas. Todo el sustento que supone al mundo rural, a los trabajos indirectos, a las ciudades y capitales. Solamente el toro es capaz de fomentar tanto, simplemente con su mera presencia. Ahora es el momento de dar un paso, que el gobierno se moje, que ayude a estos románticos luchadores y no les ningunee, ni los desampare.

Las ayudas a la tauromaquia deben empezar por los ganaderos, el ministro de Culturo, o el de Agricultura, en definitiva el gobierno central tiene que ayudar a estos altruistas rurales, que sufren en silencio, solos y marginados por muchas instituciones. No les condenemos a la desaparición, no les dejemos solos, no perdamos esa sensibilidad. El campo bravo sufre –No es el único- , no olviden que ellos propician momentos especiales a millones de personas, no solo en el festejo mayor, sino también en el festejo popular.

Muchas fotos perdidas esta primavera, muchas galerías sin colgar, la climatología ha sido la primera que se ha sensibilizado con el mundo rural, ganaderos y agricultores, otorgando una primavera ideal, e incluso de récord para algunas cosechas. El campo bravo, la dehesa, el paraíso del rey esta espectacular. Un cuadro cincelado con una amplia paleta de colores que provoca la inspiración a cualquier corazón. Esta temporada no podremos obsequiarles con fotografías que se guarden en la memoria y en el corazón, pero solo queremos que cuando volvamos la primera que viene, los toros sigan en su idílico paraíso, más vivos que nunca, porque nadie les olvida.

Por Juanje Herrero