Con un abanico de “colores” incomparable, las reinas de San Martin junto a sus becerros posan orgullosas sus diferentes capas cromáticas, que relucen con especial brillo al abrigo del sol del invierno en la dehesa extremeña. Guapas, lustrosas, con diferentes hechuras, y tipos, es un placer para los sentidos disfrutar de tan incomparable marco.

Una singular ganadería la que adquirió la familia Hornos Valiente, formada por los ganaderos Pepe Chafick e Ignacio Huelva que aglutinaba las sangres de Hernández Pla y Pérez de la Concha, ambas de procedencia Santa Coloma. En este singular caldo de cultivo podemos encontrar todos los encastes del tronco de Santa Coloma, como Saltillo, Graciliano, Buendia y Coquilla. Una amalgama de sangres que formaron en su tiempo una de las vacadas más celebres de la historia, la del Conde de Santa Coloma.

En agosto de  2010, Alberto Manuel junto a sus hermanos Amadeo y Oscar, adquieren el hierro de San Martín y trasladan las vacas adquiridas a Ignacio Huelva, desde las fincas de Azuaga en la provincia de Badajoz y Aracena en la provincia de Huelva, hasta su tierra natal, Coria. Aunque fue en Moraleja donde en un primer momento acabaron pastando estas preciosas vacas, junto a los toros de saca, y sus sementales.

Mil y una anécdotas las que han tenido que pasar para llevar acabo su sueño. No ha sido fácil, ni mucho menos barato sacar adelante la ganadería de San Martín. El esfuerzo por lograr las metas, la afición desmedida por el toro bravo, y un sacrificio inmenso ha hecho posible que la amalgama de sangres que se unieron en una ganadería está más viva que nunca.

En ocasiones, los aficionados no sabemos lo difícil que es sacar una ganadería adelante. Alberto Manuel, y sus hermanos no lo han tenido fácil precisamente, y tampoco les ha resultado económicamente asequible. Los pequeños problemas están a la orden del día, aunque después de 10 años, ya se afrontan con la suficiente gallardía como para lidiar con lo que venga.

Hoy en día son 120 madres de vientres las guardianas de la bravura de la familia Hornos Valiente. Con una rigurosa selección, donde prima la bravura por encima de todo, el caballo esencial como termómetro, con cualidades como la codicia, la emoción, el recorrido, la alegría y la casta son apreciadas para salvaguardar el futuro de San Martín.

Por Juanje Herrero

Fotografía Jorge Delgado